Futbol y negocio. El otro lado de Qatar 2022: así viven los que trabajan para el mundial

De esos temas hablamos en la columna sobre noticias internacionales del programa de radio El Círculo Rojo, que se emite todos los jueves de 22 a 24 hs por Radio Con Vos.

Estamos a pocas semanas de que comience el mundial. El 20 de noviembre el anfitrión y Ecuador se van a enfrentar en el Estadio Al Bayt.

El impresionante estadio con capacidad para 60.000 personas construido para parecerse a una tienda nómada, acompañada por un parque que rodea el estadio. El césped bien cuidado está salpicado de fuentes, arroyos y un lago.

Take an amazing flight through Al Bayt Stadium 🤩⛺

Today at 18:45 Doha time, the stadium will be inaugurated before the match between Qatar 🇶🇦 and Bahrain 🇧🇭#FIFArabCup pic.twitter.com/YFY8loVVUr

— Road to 2022 (@roadto2022en) November 30, 2021

Cómo logran los cataríes mantener ese oasis artificial, creado en pocos años solo para las pocas semanas que dura el torneo.

El secreto es simple: miles de trabajadores precarizados y supereplotados.

Volvamos al ejemplo del estadio Al Bayt. Los trabajadores que mantienen el estadio y los impresionantes jardines día tras día, bajo el calor y la humedad, viven en condiciones muy diferentes.

Al final de cada turno, tienen que viajar 40 minutos hasta el borde del desierto, a una granja que pertenece a sus empleadores, el Complejo Agrícola e Industrial Al Sulaiteen (SAIC). En el interior, entre filas de invernaderos gigantes, regresan a sus habitaciones en pequeñas cabañas destartaladas.

El diario inglés The Guardian describe así el lugar: cada casilla alberga a tres o cuatro trabajadores en camas individuales, otras cinco o seis en literas, sin ventanas, estrechas y sucias. Las toallas colocadas entre las literas superior e inferior brindan la poca privacidad que existe.

Los trabajadores son migrantes de Bangladesh, Nepal e India, y ganan un salario básico de 1.000 riales (unos 275 dólares) al mes, un poco más de 1 dólar por hora. El salario es el mínimo legal en Qatar, pero ellos dicen que apenas les alcanza para pagar deudas y enviar dinero a sus familias con este salario.

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Son parte de los 1,7 millones de trabajadores migrantes que hay en Catar, el 90% de la mano de obra en el país. Muchos de ellos fueron parte de la construcción de los mega estadios y obras relacionadas con el mundial.

Un informe reportaba que a mediados de 2021 más de 6.500 trabajadores habían muerto, una media de 12 vidas por semana desde 2010. Según Human Right Watch, eran obligados a trabajar entre 16 y 18 horas diarias, 7 días a la semana, soportando temperaturas que alcanzan los 50 grados.

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Estos datos fueron ocultados por Qatar y por la FIFA durante años hasta que un informe lo hizo público el año pasado, dejando al desnudo la situación de vulnerabilidad de los trabajadores.

Después de que se conocieron estos hechos desde la organización del mundial y la FIFA, anunciaron que habría cambios en las condiciones laborales, incluso que el país abolirá la ’kafala’, un sistema por el cuál los trabajadores no pueden cambiar de trabajo o salir del país sin el permiso de sus empleadores.

Pero lo que realmente llevó a que haya cambios fueron las protestas y manifestaciones de los trabajadores, que después de ver que trabajando juntos podían levantar imponentes construcciones, vieron que peleando juntos podían defender sus derechos