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Red Internacional
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FRANCISCO EN PERU. El papa llega a Perú en medio de la crisis política y el indulto a Fujimori

Después de 30 años, un Papa vuelve a pisar suelo peruano. El contexto en el que llega Bergoglio a Perú es el de una profunda crisis política del régimen heredado de la dictadura fujimorista y el indulto al ex dictador y genocida Alberto Fujimori promovido por el presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Jueves 18 de enero de 2018 14:00

En la foto: el Papa Francisco junto el Cardenal peruano Juan Luis Cipriani con un afiche de la marcha contra el derecho al aborto. Homofóbico y misógino, Cipriani también apoyó el golpe de Fujimori en 1992 y participó de las ejecuciones sumarias del ejercito a miembros del MRTA.

El Papa Francisco llegará este jueves a Perú tras el último tramo de su visita en Chile, que incluye una misa en la ciudad de Iquique.

El contexto político peruano en el cual se da la visita de la máxima autoridad de la Iglesia Católica, se caracteriza por una profunda crisis política del régimen heredado de la dictadura fujimorista, la cual tuvo como elementos desencadenantes los escándalos de corrupción generados por la empresa brasileña Odebrecht y el indulto al ex dictador y genocida Alberto Fujimori promovido por el presidente Pedro Pablo Kuczynski.

Así como hace 30 años, la visita del entonces pontífice Juan Pablo II sirvió al gobierno de turno como elemento de contención para paliar la crisis que se vivía en ese momento por la violencia política represiva del Estado hacia los grupos armados, que costaron miles de muertos, hoy en día la visita del papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio) tratará de ser usada por Kuczynski y el ejecutivo para descomprimir la crítica situación en la cual se encuentra su gobierno a raíz del indulto al ex dictador y genocida Alberto Fujimori. El indulto provocó que en diversas regiones del país se den masivas movilizaciones de rechazo, incluso para los días en que estará Bergoglio en Perú, organizaciones sociales y políticas de izquierda han convocado a una movilización hacia Lima, la cual, más allá de cuanta gente logre movilizar, es un indicador que el descontento social contra el gobierno sigue latente.

El gobierno ha destinado la suma aproximada de 6 millones de dólares para cubrir la estadía del Papa en Perú. Cabe mencionar que Bergoglio llega desde Chile y permanecera hasta el 21 de enero, teniendo como agenda la visita a las ciudades de Lima, Puerto Maldonado y Trujillo. La cifra destinada a cubrir los gastos de la visita papal, se deduce del presupuesto público y por tanto de los impuestos que todos pagamos – incluso quienes no profesamos ninguna fe religiosa – por esa razón. Estos gastos no condicen con la realidad que padecen miles de peruanos que viven en situaciones de precariedad económica como, por ejemplo, los damnificados del fenómeno climático de la niña ubicados en la costa norte del país, quienes después de un año de ocurrido el desastre natural, siguen abandonados a su suerte.

El Perú, por el rol que jugó durante el periodo colonial, es un país donde las tasas de filiación religiosa son altas, si las comparamos con otros países del continente. Dentro de las religiones, si bien se ha dado un crecimiento sostenido de los grupos evangélicos, la más importante por sus niveles de institucionalización sigue siendo la católica, la cual incluso está reconocida por la constitución política del estado como la religión oficial, por esa razón se le otorga un porcentaje del presupuesto público que, como ya lo mencionamos, en su mayoría lo pagamos los trabajadores y el pueblo a través de los impuestos que nos imponen desde las instituciones del Estado. Ese hecho, que limita la concreción de un estado Laico, ha llevado a que la Iglesia Católica a través de sus autoridades nacionales tenga una participación activa en los asuntos políticos del país, definiendo, a la postre, que es “bueno” y que es “malo” para todos.

Uno de los personajes de la Iglesia Católica peruana, más conocido y más importante, es el cardenal Juan Luis Cipriani, quien precisamente se hizo famoso en los años 80 del siglo pasado, por considerar que los derechos humanos de las víctimas de la guerra interna eran una “cojudez” (algo que no tiene ningún tipo de valor ni importancia). El comportamiento reaccionario de Cipriani no se agota aquí, todo lo contrario, está precedido de un nutrido conjunto de hechos que los pintan a él y a la iglesia de la cual proviene, de cuerpo entero, sino veamos: Cipriani respaldó el golpe de estado de Alberto Fujimori de 1992 y acompañó al dictador durante todo el tiempo que duró su mandato. Según lo manifestado por algunos investigadores, Cipriani colaboró también con los sectores del ejército que de manera sumaria asesinaron a los miembros del MRTA – los rendidos - que en el año 1996-1997 tomaron la embajada de Japón. Por otro lado, el cardenal siempre se ha manifestado en contra de las demandas de las mujeres, incluso en su momento dijo que las mujeres que eran violadas provocaban con su vestimenta a los violadores. Esta posición lo ha llevado a oponerse rabiosamente a las demandas de los grupos LGTBI y ser promotor de la campaña “con mis hijos no te metas”, además que ha defendido abiertamente a los sacerdotes pedófilos.

Estas son algunas de las características del cardenal Juan Luis Cipriani, quien encarna la máxima jerarquía del catolicismo en el Perú, y evidencia que esta institución hace parte de los aparatos ideológicos de los cuales se vale el Estado y la burguesía para mantener adormecido al pueblo trabajador. Es precisamente, a esta institución a la cual también representa pero ya a escala macro, el papa Francisco que hoy visita Perú. Por esa razón, no nos sumaremos al coro de quienes hipócritamente saludan su venida y se rasgan las vestiduras con demostraciones de fe y arrepentimiento - incluso sectores de la izquierda - sino todo lo contrario, aprovecharemos este hecho para plantear en la agenda pública la necesidad de luchar por un Estado realmente laico, donde la religión esté absolutamente al margen de la política.


Julio Blanco es militante del Colectivo Resistencia Sur de Perú