Massa se sacó la capa de "superministro" para conformar a sus socios con evitar una catástrofe, con una inflación que sigue escalando. El Frente de Todos y un "factor Milei" conveniente. Juntos por el Cambio entre encuestas y presiones del establishment. La izquierda y un horizonte de futuro con la reducción de la jornada laboral.

Jesica Calcagno @Jesi_mc
Martes 16 de mayo de 2023 03:48

Sergio Massa, Cristina Fernández, Axel Kicillof y Alberto Fernández l Foto: Telam
El particular orden peronista
“No nos entra un quilombo más” dijo Sergio Massa hace unos días en un acto en una ciudad bonaerense. Completó la frase con un “necesitamos orden político para que haya orden económico”. Le habló a los propios: un mensaje dirigido al Frente de Todos, en especial a un presidente que sigue pidiendo una PASO con la que no simpatizan ni él ni Cristina. En la misma frase, buscó destacar su propia gestión al frente del Palacio de Hacienda: como el mentor del “plan aguantar” que evite el descontrol de la economía en el tenso tránsito electoral.
Los números de la inflación de abril no estarían dando ninguna buena señal para los bolsillos populares, siempre postergados. Por encima del promedio del 8,4% mensual, vuelve a aparecer un rubro crítico, el de alimentos y bebidas no alcohólicas con un 10,1% y acumulando en 12 meses incrementos de 115%. Las medidas anunciadas por el ministro aparecen confirmando dos cosas: que el plan económico sigue siendo el que dicta el FMI, y que no puede tener otro resultado más que empeorar las condiciones de vida para las mayorías. El que había prometido que en abril tendríamos una inflación del 3%, se sacó la capa de “super ministro” y conforma con la sola promesa de evitar un estallido que dilapide el maltrecho capital político del Frente de Todos en medio de la disputa presidencial. Porque siempre se pueden bajar más las expectativas para la coalición oficialista. ¿Estos números de inflación acaso no son ya un catástrofe para las mayorías? Cada vez más acostumbrados a correr el arco con nuevos “males menores”, todas sus alas se rinden al ministro del ajuste.
Los anuncios que hizo Massa son más de lo mismo. Como explica Mónica Arancibia en La Izquierda Diario, vuelve sobre sus pasos repitiendo las recetas del FMI. Nuevos parches, mismo rumbo. Si existe algún tipo de “orden económico”, se traduce en hacer gobernable un ajuste que solo funciona para una minoría. Las grandes empresas alimenticias que concentran gran parte del mercado son las que siguen ganando: Arcor $11.622 millones en los primeros tres meses del 2023, Molinos $2.901 millones en el mismo período, y Ledesma $6.211 millones entre junio y febrero de este año. También funciona para los bancos, que ganan en la timba financiera con cada nueva suba de la tasa de interés a costa de los recursos públicos del Banco Central.
Sobre el “orden político”, de lo que más puede jactarse Massa es del apoyo de Cristina Fernández y su espacio para llevar adelante la gestión en Economía con la marca registrada del ajuste. Esa sociedad es la que le puede permitir ser candidato único de la coalición, aunque todavía reina un desorden electoral. Sobran incertidumbres y faltan definiciones. El ministro de Economía macera su candidatura con algunos de los gobernadores triunfantes en las elecciones provinciales desdobladas. Este domingo sumó a su lista a Gustavo Sáenz, reelecto en Salta. Un aliado de Massa, que le aportó una funcionaria clave en el área que sube las tarifas, y por ende de la inflación. Flavia Royón, secretaria de Energía, viene del gabinete salteño de Sáenz.
Este martes habrá Congreso del PJ nacional, una instancia que no ofrecerá mucho más que volver a exponer algo de la tensión entre los promotores de las PASO y los de candidato único. La fecha límite para definir candidaturas es el 24 de junio. Reinan las dudas y las especulaciones sobre un cierre de listas, con el trasfondo de una crisis social plagada de desencantos de quienes optaron por el Frente de Todos en 2019. Las elecciones provinciales, aunque con los resultados quieran anotarlos como triunfos (La Pampa, Tierra del Fuego este domingo), parten de hacerse desdobladas para despegarse de un poder ejecutivo cuestionado.
La semana que pasó dejó como posibilidad un desdoblamiento de la elección en la provincia de Buenos Aires. Fue el propio Axel Kicillof quién abrió esa puerta. El gobernador insiste en mantenerse como candidato en ese distrito contra los que quieren llevarlo a la fórmula presidencial, y juega sus fichas de presión interna. No parece la opción más conveniente para un oficialismo que da muestras de necesitar del “efecto arrastre” de Milei para dividir a la oposición si quiere conservar una provincia donde en 2021 ya sufrió una gran pérdida de adherentes. Un escenario que se repite a nivel nacional. "Si no fuera por Milei, estaríamos 20 puntos abajo", le reconoció un ministro a Diego Genoud de La Política Online. Las esperanzas del peronismo en la disputa presidencial están atadas al crecimiento de la figura de la ultraderecha. No es casual que la vicepresidenta lo haya subido al ring explícitamente en su ultimo discurso.
El extremo de esa fórmula de un oficialismo que necesita de la ultraderecha se dio en Salta con una alianza muy particular. Un diputado del Frente de Todos, identificado con La Cámpora (Emiliano Estrada), se presentó junto a un diputado "que coincide mucho" con las ideas de Milei (Carlos Zapata, que integra el interbloque de Juntos por el Cambio en la Cámara Baja). Algunos sostienen que la movida tuvo el apoyo de Wado De Pedro.
En este marco suenan cada vez más extrañas las prerrogativas discursivas que piden “un programa de gobierno” en la coalición. Este fin de semana el propio Máximo Kirchner comparó las PASO con la guitarra: “son un instrumento, depende quién la agarre suena bien o mal”. Completó la frase con un “para no depender tanto de las virtudes del guitarrista es mejor tener una buena partitura, y la partitura debe ser un buen programa de Gobierno”. ¿Hubo algún programa común en la lista de Salta que nos esté dando alguna señal? ¿O habrá que guiarse por los hechos con el plan de Massa y el FMI?
Niebla opositora
Juntos por el Cambio se mueve en la preocupación. Este lunes, desde el PRO acusaron algo de recibo de la presión que le hace sentir el establishment que prefiere que unifiquen candidaturas para ilusionarse con una coalición competitiva. No ordenaron su interna presidencial (de difícil solución), pero intentan encaminar la de la Ciudad de Buenos Aires y dar una imagen de unidad. Entre Macri, Bullrich, Larreta y Vidal resolvieron ir a competir en territorio porteño con un solo candidato del PRO. La definición entre Fernán Quirós (Larreta) y Jorge Macri (primo del ex presidente) se hará por una encuesta. Donde no evitarán competencia es en la provincia de Buenos Aires: allí habrá dos candidatos PRO, uno por cada fórmula presidencial. Jorge Liotti en La Nación describe alarmado que la coalición opositora está descendiendo en las encuestas: 6 puntos menos entre marzo y abril. Suma sus advertencias, y un reclamo de unidad en voz de los encuestados. La virulencia de sus disputas, le da de comer al crecimiento de Javier Milei en momentos en que el círculo rojo intenta recalcular la manija que también le dio para imponer su agenda económica más leonina contra el pueblo trabajador. El anuncio de “bandera blanca” en el PRO para su distrito mimado, no parece suficiente para el poder económico que los sponsorea y que está mirando que las PASO los puede dejar heridos como alternativa hacia octubre.
Luego de festejar el fallo de los jueces de la Corte para suspender las elecciones a gobernador y vice en Tucumán y San Juan, volvieron las caras largas. Los resultados del domingo en las provinciales, no fueron buenos para Juntos por el Cambio.
En el caso de Milei, se ratifica una tendencia: sus candidatos tuvieron pobres desempeños. Como el 7° lugar que obtuvo en Salta con el hijo de Urtubey. En Tierra del Fuego, luego de subir a sus redes un gran recibimiento cuando visitó la provincia, no tuvo correlato en las urnas. La pastora evangélica que fue por su espacio quedó muy lejos en un tercer puesto. El unipersonal libertariano expone sus debilidades en las provincias. Aunque haya retirado su “sello” para amortiguar el impacto negativo, no dejan de ser personajes (y muy "de la casta") con los que se mostró tejiendo alianzas.
Otra vida
La inflación alimenta un descontento que crece por todos lados. La realidad que se repite en los barrios populares es la de matarse trabajando para que no alcance para nada. Dos o tres trabajos, changas, horas extras, todo para sumar un mango más. En otros casos, es achicar las comidas diarias, eliminar consumos porque vestirse o comprar zapatillas se volvieron lujos. Otros tienen que endeudarse para comer o pagar las tarifas de luz o gas, o hasta el alquiler. A ellos y ellas, el anuncio de Massa de subir otra vez la tasa de interés, les va a implicar que esas deudas para sobrevivir sean más caras y difíciles de saldar.
Las consecuencias de la inflación y los ingresos postergados se multiplican. “Esto no es vida” les dijo una de las feriantes de Merlo a Myriam Bregman y Nicolás del Caño del Frente de Izquierda que se acercaron este domingo. El día anterior, en Lomas de Zamora, un pibe que trabaja en la industria les contó "tengo nueve horas en la fábrica, más el viaje”. Se preguntaba qué sentido tiene, si no puede tener tiempo para nada. Vivir para trabajar y que encima no alcance, es una realidad que se repite como si fuera una prisión.
Reducir la jornada laboral a 6 horas, 5 días a la semana, repartiendo las horas liberadas entre ocupados y desocupados, es una de las propuestas que hacen Myriam Bregman y Nicolás del Caño. Agregan que sea sin rebaja salarial y que nadie gane menos que el costo de la canasta básica, con plenos derechos laborales. Una propuesta que gana simpatía porque abre un horizonte de futuro opuesto al que ofrecen todas las otras listas.
Están los que piden abiertamente una reforma laboral para sacar derechos, que te puedan echar más fácil, o que cuando tengas edad de jubilarte no tengas nada o recibas una miseria. Juntos por el Cambio y Javier Milei son los promotores de esta opción, bajo la bandera de que son muchos impuestos para las empresas. Del lado del oficialismo, prefieren ir avanzando con reformas laborales en los hechos, flexibilizando convenios por gremio con la ayuda de las dirigencias sindicales de la CGT. Estas son las ideas que llevan sus candidatos a los foros empresariales donde desfilan cada vez que pueden. Como el del “Foro Llao Llao” o el que organizó la cámara de empresarios norteamericanos (AmCham) esta semana. Música para los oídos del poder económico.
La izquierda debate sus propuestas en los barrios, lugares de trabajo y estudio. Hay un reconocimiento muy valioso a esta forma de hacer política, que trasciende los años electorales. "Ustedes sí que pueden andar por la calle porque siempre estuvieron del lado de los trabajadores", les decían a Bregman y a Del Caño en Merlo. En cada reclamo de la clase trabajadora, en cada lucha, la izquierda siempre está. Como dijimos la semana pasada a propósito de lo expresó la gran elección en Jujuy que hizo el Frente de Izquierda, es parte de un proyecto colectivo que apuesta a la organización desde abajo de una fuerza social para reorganizar el país.
La pelea que están dando las y los trabajadores del subte hace varias semanas demuestra que nada se logra sin lucha. Su reclamo es por la reducción de la jornada laboral a 6 horas 5 días a la semana, porque trabajar bajo tierra es insalubre y los vagones de Metrovías están contaminados con asbesto que es cancerígeno. Murieron 3 trabajadores y otros 84 están enfermos. La lucha que están dando es también en defensa de los usuarios que están expuestos a la contaminación. No solo enfrentan a la empresa, sino al gobierno de Larreta que decidió gastar fortunas en los grandes medios para hacer campaña sucia contra el reclamo.
Poner en la agenda la reducción de la jornada laboral y el reparto de las horas es parte de la disputa abierta por el país que viene y cómo se van a reconfigurar las fuerzas sociales y políticas. Si va a avanzar el vivir para trabajar que se profundizó con el gobierno de Macri y el del Frente de Todos. O si gana fuerza la bandera de trabajar para vivir, abriendo las puertas a un futuro donde las necesidades sociales y más vitales estén primero.

Jesica Calcagno
Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.