Todavía cursando en el colegio, miles de pibes ya llevamos la carga de una deuda impagable que nunca pedimos. ¿Por que deberíamos aceptarla?
Martes 21 de mayo de 2019 23:14
Estoy viendo cada vez más pibes andando en bici por la ciudad. Llevan en su espalda una mochila cuadrada con el nombre de alguna empresa de delivery. Pedalean durante horas de casa en casa. Llevan en sus hombros la crisis que hoy estamos cargando: más precarización y menos salidas laborales. Incluso algunos pibes tienen que estudiar en estas condiciones.
Eso es lo que nos promete la deuda del FMI a los jóvenes: laburos basura, si es que conseguimos. Si no es en Rappi o Glovo, son los call centers y el "Hola, buenos días, le hablo desde Personal". Y sino, son las fábricas donde nos rompen el cuerpo desde que entramos.
Yo, por suerte, lo que cargo en mi espalda es una mochila rosa medio hippie llena de libros de alguna materia que no me gusta, una carpeta y mi cartuchera. Hace poco cumplí 15 años y estoy cursando el secundario. Todavía no trabajo, pero a mí también me pega la crisis.
Veo a mis viejos llegar cada vez más cansados, a mi papá quedarse dormido en la cena por los horarios rotativos y las 12 horas en la fábrica: labura en una multinacional super millonaria, Coca Cola, que hace poco estuvo despidiendo trabajadores. En ese momento, donde había peligro de que mi viejo se quedara sin trabajo, tuve miedo. Si él estaba entre los despedidos, yo no sabía qué iba a hacer mi familia para seguir comiendo. Estoy muy segura de que ningún pibe secundario que esté leyendo esto querría estar en la situación de dejar de estudiar para salir a laburar. Me pega la crisis porque incluso ahora me cuesta pagar los libros o la SUBE. Me duele que a mis viejos, que son trabajadores, les golpee al bolsillo el ajuste y los tarifazos.
Pero también sé que esto apenas es el comienzo de un plan de guerra también contra los pibes. Somos la juventud la que va a vivir lo peor del trabajo precario, del desempleo, de lo difícil que va a ser estudiar y trabajar a la vez cuando nos egresemos. Nos quieren robar el futuro. Esa es la única alternativa que nos propone cualquiera de los partidos de siempre.
Soy de las miles de secundarias que fuimos protagonistas de la marea verde. A partir de eso me dije a mí misma que quería formar parte de la fuerza que cambie el rumbo de la historia y empecé a militar.
Soy de las pibas que ni en pedo se reconciliaría con los celestes, porque sí nos enojamos con la Iglesia. Pienso que si ese tsunami de los pañuelos que salió de los colegios se propusiera pelear contra los empresarios y el FMI, contra Macri y los gobernadores que le garantizan el ajuste, seríamos una fuerza imparable capaz de arrasar con todo este sistema vomitivo.
Somos una juventud que no solo está cansada de que le pasen por encima, sino que además vino a darlo vuelta todo. Por eso tenemos que convertir toda la bronca que cargamos en una fuerza enorme que se plante junto a los laburantes, que también son nuestros viejos, y que grite que por nuestras vidas no pasarán, sino que vamos a ser nosotras y nosotros los que pasemos por sobre ellos y organicemos la sociedad para beneficiarnos todos. Para no cargar sobre nuestros hombros con la miseria de este sistema, sino con la pelea por una vida mejor.
¿En qué cabeza entra que los pibes tengamos que cargar con una deuda que no tiene nada que ver con nosotros, y que encima está generada por los mismos capitalistas que desde siempre se la vienen llevando en pala? Tenemos que pelear para que esta vez la crisis la paguen ellos, porque la deuda la tienen con nosotros. Porque esa es la única salida que tenemos, que no va a ser de la mano del kirchnerismo que promete pagar hasta el último dolar de deuda con nuestras vidas, y habla de hacer un pacto social con esos empresarios que se la vienen llevando en pala. Todos los derechos que tenemos los pibes los conseguimos en las calles y ningún gobierno nos regaló nada. Desde el Frente de Izquierda apostamos a construir esta fuerza que reúna a miles de pibes y laburantes para ganar y terminar con el ajuste.
Por eso invito a todos los pibes que están de acuerdo con estas ideas, a que nos ayuden a difundirlas.
Cambiemoslo todo.