Los estudiantes en Brasil están a la cabeza de la lucha contra el gobierno golpista de Temer. Toman escuelas, se movilizan, resisten la represión. La chispa que puede encender la lucha de clases.
Jueves 26 de mayo de 2016 19:00
Parecía una noche fría de viernes más, pero no era un día como cualquier otro. Estamos en huelga, en un edificio ocupado con decenas de jóvenes dispuestos a debatir sobre el potencial revolucionario de la juventud.
Así fue que el viernes 20 de mayo, se hizo una actividad de la organización juvenil Faísca [Chispa] en el edificio de la facultad de Letras de la Universidad de San Pablo, ocupado por los estudiantes. La idea era presentar un poco más esa juventud anticapitalista, revolucionaria y rosa fluo, a los compañeros que nos acompañan en la construcción de una fuerte huelga en la universidad. El asunto era prometedor: discutir sobre los jóvenes y su potencial incendiario y revolucionario. Así fue que en la noche de un típico día de invierno de Sao Paulo, decenas de jóvenes, estudiantes universitarios y secundarios, se reunieron para discutir por qué la juventud es la caja de resonancia de la clase obrera y por qué queremos terminar con este sistema de explosión, opresión y miseria.
Cuando nos propusimos construir una nueva juventud con una profunda perspectiva anticapitalista y revolucionaria fue sobre todo porque sentimos que una gran porción de jóvenes ya se dieron cuenta que este sistema que no va más. Sentimos en la piel el machismo, el racismo y LGBTfobia, y estamos levantándonos contra todas las formas de opresión y explotación. Primero vinieron las jornadas de junio de 2013 a decir que el gigante se despertó, salimos a las calles a gritar "¿dónde está Amarildo?" [albañil negro desaparecido por la Policía Militar en julio de 2013] evidenciando el racismo la policía asesina. Para decir que no luchábamos sólo por un aumento de 20 centavos de dólar en el transporte, sino por nuestro derecho al transporte decente, por nuestro derecho a la salud y educación. La etapa abierta en junio no se cerró cuando la entonces presidenta Dilma Rousseff apareció en la televisión nacional prometiendo una "Constituyente exclusiva" [reforma política] y el movimiento decayó en las calles. Al contrario, luego vino el "mayo obrero" en 2014, uno de los mayores ascensos de huelgas y luchas obreras en el país.
Cuando 2015 parecía terminar sin novedades, llegaron los estudiantes secundiarios con sus lápices, cuadernos y carpetas, cortando calles, ocupando escuelas, pisoteando a las burocracias estudiantiles de UPES y UBES, dando una verdadera lección de cómo hacer frente al gobierno intransigente y represor. Cautivaron a todo el país, estaban luchando por lo que debería ser un derecho fundamental, el derecho a la educación. Plantaron la semilla de que si los estudiantes podían controlar las escuelas, los trabajadores también podrían controlar las fábricas.
El año comenzó caliente en los ataques y "nos hervía la sangre." Llegó la novela del juicio político a Dilma Rousseff orquestado por esa derecha reaccionaria que reinvindica a los torturadores de la dictadura, al mismo tiempo que el PT aplicaba duros ataques contra los trabajadores y la juventud, para mostrar a la burguesía que podían continuar en el poder gobernando para los ricos. La juventud sigue resistiendo, y en medio de este escenario de politización extrema fue que lanzamos una chispa que pretende incendiar el país.
Centenares de jóvenes discutimos la necesidad de construir una alternativa verdaderamente independiente. Por eso nacimos como la fusión con estos sectores en lucha y en medio de la politización extrema. Nos reunimos un sábado por la tarde 400 jóvenes con el deseo de hacer la revolución.
Hoy en la Universidad de Sao Pablo (USP), en medio de una huelga en las tres universidades del estado de San Pablo, con los secundarios en lucha en todo el país, 150 escuelas ocupadas en Rio Grande do Sul y decenas más en Río de Janeiro y Ceará, nos reunimos para intercambiar experiencias y contar por qué queremos construir una juventud anticapitalista y revolucionaria. Librando en cada lugar que estamos grandes batallas para unificarnos en una huelga general de la educación contra los ataques del gobierno golpista de Temer y los gobernadores. Si nuestra juventud viene siendo reprimida en sus luchas es porque los gobiernos temen que nuestra lucha puede abrir el camino para que la clase trabajadora salga a escena. Los rectores, los patrones y los gobiernos están aterrorizados de que una explosión de la juventud pueda hacer que los trabajadores despierten del inmovilismo que las burocracias sindicales construyeron por años. Temen que los trabajadores tomen de nuestras frágiles manos nuestras banderas.
Como dice mi amigo Guilherme Hurba, en estos momentos donde la rutina se rompe es donde uno se da cuenta de que el mundo en el que vivimos no debería ser así. Todos los jóvenes estaban allí porque no aceptan más los males del capitalismo. No fue una coincidencia que los jóvenes secundarios de Rio de Janeiro y Campinas que estaban con nosotros despertaran mucho entusiasmo. Me atrevo a decir que fueron ellos los que mejor expresaron el por qué hemos construido Faísca.
Porque cuando entramos en una batalla vamos a hacer todo para vencer y para que nuevas personas se aproximen a las ideas de la revolución. Porque cada experiencia que vivimos de la lucha de clases es una preparación para ese momento, ya que si las ocupaciones nos muestran que podemos controlar nuestras escuelas, universidades y la Comisión de huelga muestra que la democracia obrera es la mejor manera de organizar una pelea, también nos muestra cómo podemos controlar también toda la sociedad.
Invito a todos aquellos jóvenes que estuvieron debatiendo con nosotros o que están compartiendo este increíble momento de quiebre de la rutina a construir esa chispa que pretende incendiar el país, ligándose a la juventud en lcuha en todo el mundo, pero sobre todo abriendo el camino al despertar de la clase obrera, los que realmente pueden transformar esta sociedad
Para concluir pongo aquí las palabras de mi querida compañera Jéssica Antunes, "estamos viviendo un momento histórico, y podemos hacer historia, podemos decir que no vamos a aceptar un gobierno golpista que quiere entrometerse en nuestros derechos, que nuestra lucha es por la educación, pero también contra el machismo, el racismo, la LGBTfobia, contra este estado que nos mata y este sistema que nos explota. Porque como decía Rosa Luxemburgo, queremos un mundo donde somos socialmente iguales, humanamente distintos y totalmente libres".