El presidente de Burkina Faso, Blaise Compaoré, decretó hoy el estado de sitio en el país y disolvió el Gobierno, tras una violenta y masiva protesta ciudadana contra la reforma constitucional impulsada por el jefe de estado para prolongar su mandato.
Jueves 30 de octubre de 2014 19:34
Compaoré, que tomó esta decisión tras reunirse con su Consejo de Ministros, señaló que está dispuesto a negociar con la oposición y que el general del Ejército, Gilbert Diendere, será ahora el encargado de restablecer el orden en el país, según un comunicado gubernamental, citado por los medios locales.
Las protestas contra el presidente que está en el poder desde 1987, tras protagonizar un golpe de Estado, arrancaron hace dos días cuando miles de burkineses se manifestaron en la capital al grito de "Veintisiete años es suficiente" (el tiempo que lleva Compaoré en el poder).
Una masiva y violenta revuelta ciudadana impidió el jueves que Compaoré modificara la Constitución para prolongar su mandato, acción que ha dejado al país sin un Gobierno definido y a su capital, Uagadugú, en un estado de caos.
La Asamblea Nacional debía votar hoy una enmienda constitucional que permitiría al jefe de Estado mantenerse en el poder durante un quinto mandato, pero las protestas, que han incluido el asalto y quema del Parlamento, han obligado al Gobierno a paralizar la tramitación del proyecto y retirarlo.
Sobre las 09.30, hora local y GMT, miles de manifestantes se agolparon frente al edificio que aloja el Parlamento, que en previsión de esta protesta se encontraba rodeado por tanquetas del Ejército y agentes de Policía.
El cordón de fuerzas de seguridad no pudo resistir el empuje de los manifestantes, que finalmente accedieron al interior de la Asamblea y le prendieron fuego.
A partir de ese momento se registraron fuertes enfrentamientos entre los ciudadanos y la Policía en los que, según algunos medios locales, hubo al menos cinco víctimas mortales.
Los manifestantes asaltaron también las sedes de la televisión y de la radio públicas, obligándoles a cortar sus emisiones, y numerosas tiendas de la ciudad fueron saqueadas.
Después incendiaron las viviendas de diferentes ministros, y finalmente marcharon hacia el Palacio residencial, donde fueron dispersados a disparos.
Las protestas se extendieron a otras ciudades como Bobo-Dioulasso, donde fue incendiada la sede del partido de Compaoré, el Congreso para la Democracia y el Progreso (CDP), informaron a Efe fuentes de esta formación.
Unas tres horas después del asalto al Parlamento, una parte del Ejército comenzó a unirse a los manifestantes en la céntrica plaza de la Nación, con el general retirado Kouamé Lougué al frente.
Aclamado por miles de ciudadanos, rebautizó el lugar como "Plaza de la Revolución" y se autoproclamó jefe del Estado.
Tras estos incidentes, el Gobierno anuló el examen del proyecto de ley para revisar la Constitución y llamó a la población a la "calma y la contención", aunque los manifestantes no abandonaron sus protestas en las calles.
Con la declaración del estado de sitio, se produce una transferencia de poderes de las autoridades civiles a las autoridades militares, que pueden recurrir a la represión al quedar en suspenso las garantías constitucionales.