Luego de algunos enfrentamientos entre manifestantes contrarios al Proyecto y la policía del Distrito Federal el día anterior, el texto base del Proyecto de Ley (PL) 4330 sobre tercerización fue aprobado este miércoles en la Cámara de Diputados.
Viernes 10 de abril de 2015
Fotografía : EFE
Eduardo Cunha (PMDB) presidente de la Cámara puso en claro, una vez más, su fuerza. La aprobación del PL 4330 que la próxima semana recibirá enmiendas en la Cámara y pasará inmediatamente al Senado, significa una derrota histórica para los trabajadores del país.
Con presión de las cámaras industriales, principalmente de la Confederación Nacional de la Industria (CNI), el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, logró poner a votación el PL 4330, que venía desde hace 11 años siendo discutido en el Congreso Nacional, con carácter de urgencia y aprobar el proyecto. Con la base aliada mayoritariamente votando a favor del proyecto, solo el PT, PCdoB y el PSOL votaron contra el texto.
Con un discurso sobre la “modernización de la industria y la economía”, los empresarios dieron un paso importante en la profundización de la tercerización y precarización del trabajo en todo el país. Hasta el momento la tercerización solo se permitía en “actividades –medio” en las empresas, extendiéndose ahora a las “actividades –fin”, es decir, al 100% de la producción pudiendo también ser aplicada en los servicios públicos.
La CNI celebra la aprobación y afirma que Brasil, con la aprobación del proyecto, ingresa en consonancia a la modernización de la división del trabajo global, contribuyendo al aumento de la competitividad de la industria nacional (site de la CNI, 8/04/2015). Los argumentos sobre la modernización y la competitividad esconden el aumento de las ganancias empresariales, con la reducción salarial y de derechos que supone la expansión de la tercerización en todo el país.
El triunfo de los industriales significará una de las mayores derrotas para la clase trabajadora en su historia, ya que implica la precarización de la totalidad del trabajo asalariado en el país, como explicamos en el texto “Ocho claves para entender el proyecto de flexibilización laboral en Brasil”. La posibilidad es que se imponga una reducción general de los salarios y que la Consolidación de las Leyes de Trabajo (CLT), que regula las leyes laborales, sea burlada.
Tal vez, el único revés para las entidades industriales, modificado del texto original del Proyecto, se refiere a la representación sindical, ya que el texto aprobado garantiza que la representación sindical sea de acuerdo con la función desempeñada por el trabajador contratado. Es decir, un metalúrgico tercerizado deberá ser representado por el sindicato de los metalúrgicos de su región y no por el de los trabajadores tercerizados, como querían los representantes patronales. Es el único desacuerdo que Fuerza Sindical, la segunda mayor central sindical del país, presentó al texto original.
Sin embargo, la tercerización no es una novedad y será una marca histórica de los gobiernos petistas. En los 12 años de gobierno de Lula y Dilma la tercerización y la precarización del trabajo acompañaron la ampliación del empleo. Nunca antes en el país la rotatividad del trabajo, como marca del trabajo tercerizado, fue tan fuerte. Para tener una idea solo en diciembre de 2012 hasta hoy los contratos de trabajadores tercerizados creció en un 50% pasando de 8 millones en aquel momento a 12 millones en la actualidad. Y ahora, con la aprobación del PL4330, este número crecerá indiscriminadamente.
La Central Única de Trabajadores (CUT) durante todo el proceso se limitó a la estrategia de negociación por las alturas con el objetivo de amenizar el texto, sin apelar a la movilización de los trabajadores para terminar con el proyecto de conjunto. Una prueba de esto fue el acto poco expresivo del pasado 7/4 en Brasilia, reuniendo 4 mil manifestantes. Con la certeza de de que el Proyecto sería aprobado, el presidente de la CUT Vagner Freitas amenazó con convocar a una huelga general a partir de la semana próxima, probablemente para el 15/4.
Es hora de que las centrales sindicales opositoras al gobierno, la Intersindical y la CSP-Conlutas, refuercen la necesidad de un paro nacional construido desde las bases, para que se convierta en una contundente demostración de fuerzas de los trabajadores contra la tercerización. Lo que está en juego es el futuro de los trabajadores en todo el país y es necesario responder con la fuerza de la clase trabajadora.