Tras los eventos de Ferguson en Estados Unidos hace algunos meses, la palabra racismo nuevamente fue puesta en boca de todos. Las policías estadounidenses reflejan el racismo imperante en ese país, no obstante, del lado sur de la frontera, el racismo del que nadie habla, sigue también presente. Se trata del racismo contra las comunidades indígenas que persisten y que existen en México en este caso, las comunidades Tarahumaras del Estado de Chihuahua.
Aztlán Almodóvar Corresponsal en Ciudad Juárez, Chihuahua
Jueves 9 de julio de 2015
Foto Héctor Dayer
La comunidad Tarahumara se encuentra mayoritariamente ubicada en la sierra de Chihuahua al centro y sur del Estado. Sin embargo, debido a las precarias condiciones de vida, las condiciones climáticas y cuestiones económicas, cada vez más Tarahumaras migran hacia las partes más urbanizadas del Estado. Muchas de estas personas vienen a trabajar, dejando sus familias, a Ciudad Juárez en búsqueda de trabajo.
Aunque la comunidad Tarahumara siempre ha vivido de manera marginada en las grandes ciudades, cada vez se presentan más casos de violencia de corte racista hacia ellos. Tal es el caso de un joven ’Tarahumara de 22 años quien fue encontrado sin vida el día 6 de julio en un paraje en el poniente de Ciudad Juárez. El caso involucra directamente a las autoridades policíacas de la ciudad debido a que horas antes el joven había sido detenido por una supuesta riña familiar por un par de policías, los cuales ya han sido identificados y se trata de Héctor José Holguín Aragón y Josué Serecedo Mondragón.
El cuerpo del joven apareció con múltiples golpes un par de horas más tarde y actualmente se espera la necropsia para establecer la causa de la muerte. Sin embargo, los policías que intervinieron en la detención fueron reconocidos por familiares y conocidos por lo que hay una relación directa con el fallecimiento del joven tarahumara.
No es un caso aislado
Hay que considerar que las comunidades marginadas de los pueblos originarios tienen costumbres, lenguajes y apariencia distinta a las del resto de la población promedio de México, lo cual marca un crimen que podría relacionarse directamente con el racismo dentro de nuestro propio país, y no solamente eso, sino una distinción de clase que va ligada a la pobreza que impera. Este caso no debe considerare como un caso aislado ya que en la sierra de Chihuahua se han registrado múltiples asesinatos a los Tarahumaras que habitan en lugares estratégicos para el narcotráfico, los cuales viven diariamente acosados y utilizados por los cárteles de la droga, habitando en condiciones deplorables y sobreviviendo al día ante los acosos de sicarios y militares.
En el mes de febrero se registró en la carretera Chihuahua-Aldama el feminicidio de una mujer Tarahumara que fue apedreada hasta la muerte de acuerdo a peritos. La razón de su muerte y los culpables son todavía un misterio, pero la brutalidad de la muerte refleja un crimen cometido con saña y odio, dejando claro que los Tarahumaras y más aún, las mujeres Tarahumaras son doblemente oprimidas.
Debido a estos acontecimientos resulta necesario denunciar públicamente la violencia racista y misógina que están sufriendo estas y muchas comunidades originarias de México que luchan por mantener sus tradiciones, su cultura y sus orígenes a costa de políticas gubernamentales clasistas que los despojan de sus tierras y riquezas.
En México existe una fuerte discriminación a los pueblos indígenas. Los socialistas peleamos por plenos derechos de los pueblos indígenas y repudiamos este tipo de crímenes.