La teocracia iraní condenó a muerte a 11 personas que apoyaron activamente el movimiento de protesta por el asesinato de la joven Mahsa Amini. El régimen ya ejecutó a dos de los condenados mediante ahorcamientos públicos. Otro en la lista es un joven futbolista que en medio del Mundial está generando una fuerte campaña internacional de repudio.
Sábado 17 de diciembre de 2022 00:42
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Hace meses que Irán está conmocionado por masivas movilizaciones en defensa de los derechos elementales de las mujeres, a partir del asesinato en septiembre de Mahsa Amini tras haber sido detenida por la Policía de la Moral por llevar mal colocado el velo. El régimen —una teocracia basada en la sharía o ley islámica que tiene como uno de sus pilares la opresión a la mujer— respondió a las protestas con una durísima represión que incluyó más de 400 muertos, miles de heridos y miles de detenidos. Entre estos últimos, cientos han sido condenados en juicios arbitrarios (sin garantías procesales y en muchos casos con pruebas inventadas y testigos falsos) a penas que van entre dos y diez años de cárcel, y al menos 11 fueron condenados a morir en la horca.
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No cabe duda de que la sangrienta represión y la persecución judicial, en particular los 11 condenados a muerte, son medidas ejemplificadoras para amedrentar a las y los manifestantes —en su mayoría mujeres y jóvenes— que a partir del asesinato de Amini pusieron en cuestión al conjunto del reaccionario régimen iraní. Para sostener este régimen, las ejecuciones públicas son una herramienta de terror estatal, a la que los jueces justifican bajo el delito de “Enemistad con Dios” (moharebe), que según el Código Penal iraní se aplica a quien “ataca a otras personas, bloquea calles o plazas, organiza disturbios y crea el terror y la inseguridad entre la población”, y prevé la pena máxima.
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Por este tipo de delitos ya fue ejecutado el joven de 23 años, Mohsen Shekari, el 8 de diciembre, la primera ejecución de una persona por participar en las protestas por Amini. Cuatro días después, fue ahorcado públicamente Majid Reza Rahnavard, también de 23 años, por el presunto asesinato de dos militantes islámicos en Mashad (noreste del país), tras ser condenado en un juicio exprés de un día.
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Organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch o la ONU han denunciado los juicios como “farsas", "injustos" y una “venganza”, y muchos gobiernos de países occidentales cuestionaron las penas. Más allá de las críticas que les quepan a todas estas organizaciones y gobiernos -especialmente la ONU y las potencias imperialistas que como Estados Unidos buscan mostrarse como “democráticos” en sus disputas geopolíticas frente al régimen iraní-, la situación muestra claramente el ensañamiento de las autoridades con los manifestantes.
Incluso una asociación de clérigos reformistas, la Asamblea de Docentes e Investigadores del Seminario de Qom, expresó su preocupación por las ejecuciones. “No pueden ser considerados mohareb los ciudadanos que ejercen su derecho a protestar contra la situación injusta del país y se defienden de la violencia de los agentes”, indicó el colectivo en un comunicado reproducido por la agencia de noticias EFE.
En este marco, la situación de un joven futbolista iraní, Amir Nasr-Azadani, que se solidarizó con el movimiento de protesta por Mahsa Amini y figura entre los 11 condenados a muerte, potenció la difusión de lo que sucede en Irán. Aprovechando el desarrollo de la Copa Mundial de Fútbol, varios medios se hicieron eco de la condena de este jugador y su fotografía se hizo viral. En las redes sociales está creciendo la demanda de que no sea ejecutado e incluso se ha extendido el cuestionamiento de que los cuatro equipos que continúan participando del Mundial, no se pronuncien contra el eventual ahorcamiento del joven.
La Asociación Internacional de Jugadores Profesionales de Fútbol, FIFPRO, que representa unos 65.000 jugadores de más de 60 países, señaló que está "shoqueada" por la condena y pidió su remoción.
FIFPRO is shocked and sickened by reports that professional footballer Amir Nasr-Azadani faces execution in Iran after campaigning for women’s rights and basic freedom in his country.
We stand in solidarity with Amir and call for the immediate removal of his punishment. pic.twitter.com/vPuylCS2ph— FIFPRO (@FIFPRO) December 12, 2022
Varias figuras del ambiente futbolero como el uruguayo Diego Godín y el colombiano Radamel Falcao se hicieron eco de la demanda y se manifestaron solidarios con Amir. La comentarista argentina, Angela Lerena, que se encuentra en Qatar, dijo por su parte que siente una “impotencia desoladora” frente a la eventual ejecución.
La comunidad internacional no puede aceptar que el gobierno iraní ejecute al futbolista Amir Nasr-Azadani por protestar contra el asesinato de Mahsa Amini y defender los derechos de las mujeres en su país. El mundo del fútbol, tampoco. ¿Qué hacer? La impotencia es desoladora. pic.twitter.com/eh1ZlvQbQU
— Angela Lerena 🏟 (@Angelalerena) December 16, 2022
A pocas horas de los dos últimos partidos del Mundial, muchos esperan que algún jugador o jugadores, institución o público en general realicen alguna mención que visualice la solidaridad con el jugador y presione por suspender la ejecución de la condena.