Evo Morales volvió a Bolivia este lunes y fue recibido por multitudes a su paso. Esto genera tensiones entre las tendencias al interior MAS, pero también dentro de la derecha golpista que acariciaba la idea de poder encarcelar a Evo. Es el inicio de un nuevo momento político, en un país profundamente polarizado, donde habrá que ver cómo se dirimen las contradicciones que condicionan aún más al nuevo Gobierno de Arce.
Martes 10 de noviembre de 2020 10:33
Foto: El País
Evo Morales llegó este lunes 9 de noviembre a Bolivia acompañado de varios de sus exministros y de su exvicepresidente. En la frontera de Argentina con Bolivia, se encontró con el presidente argentino, Alberto Fernández, que venía de asistir al acto de asunción del binomio presidencial del MAS, Luis Arce Catacora y David Choquehuanca.
En la frontera entre Bolivia y Argentina, Morales dio su primer discurso, acompañado de su exvicepresidente Álvaro García Linera, de Sacha Llorenti (exembajador en las Naciones Unidas) y de Alberto Fernández. Agradeció el apoyo del Gobierno argentino señalando que “es algo que nunca vamos a olvidar, me sentí como en casa, parte de mi vida queda en Argentina. No me sentí abandonado”. Y por su lado Fernández se despidió de Morales indicando que la razón de su presencia en la frontera era para garantizar “que nuestro querido compañero y hermano Evo Morales regrese a su patria, de la que nunca debería haber salido y nunca debería haber sido maltratado como fue”. La importancia del hecho fue resaltada por los medios de prensa al tratarse de un hecho político binacional.
Evo Morales entre palabras de su discurso y un video de despedida de Argentina, que circuló en redes, también agradeció el apoyo que recibió de presidentes como Andrés Manuel López Obrador de México, Mario Abdo Benítez de Paraguay, Miguel Díaz-Canel Bermúdez de Cuba y Nicolás Maduro de Venezuela.
La hostilidad ante la llegada de Evo Morales no se da únicamente por parte de sectores de la oposición de derecha, también sucede en sectores del propio MAS donde afloran las pugnas y ajustes de cuentas entre las tendencias al interior de este partido
Un elemento importante para que Evo Morales haya pisado suelo boliviano es que se retiró, hace unos días, una orden de aprehensión en su contra, emitida por el ex Gobierno de facto de Jeanine Áñez que lo acusaba por terrorismo y sedición. De todas formas Morales deberá responder ante diversas denuncias en su contra, entre las que se encuentran acusaciones por presuntos casos de pedofilia.
El nuevo presidente, Arce, y otras voces del nuevo Gobierno del MAS, no se refirieron al ingreso de Evo al país. Cuando se supo de su retorno, Arce ya había indicado que “tiene todo el derecho de volver” pero que Evo se encargará de atender sus asuntos, es decir las denuncias en su contra, y que no asumirá ningún cargo. Esto fue planteado también por el propio Morales, indicando que su retorno a la localidad cocalera de Chimoré (donde creció), en Cochabamba, será su destino final y señaló que se dedicaría a la agricultura y a formar dirigentes políticos.
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Un multitudinario recibimiento
Pese a que el regreso de Evo Morales se da ante el rechazo hostil de los comités cívicos y de sectores de la oposición de derecha, su recibimiento en las comunidades y pueblos por los que pasó fue multitudinario. Incluso en la ciudad de Uyuni donde el comité cívico, lo había declarado como persona no grata, se realizó anoche un gran acto con música y con una concurrencia masiva. Cabe resaltar que esta declaración de “persona no grata” por parte del comité cívico fue emitida pese a que el MAS obtuvo, el 18 de octubre, el 77% de votos en la ciudad de Uyuni y en las comunidades de las áreas rurales, el 90% de votos para arriba. Queda así en evidencia el rol de los comités cívicos como instituciones empresariales y patronales.
Evo Morales pasó la noche en un hotel en el Salar de Uyuni para continuar hoy su viaje hacia Riomulatos, Challapata y Orinoca (su tierra natal). Luego seguirá hacia su destino final en el Chapare cochabambino, donde se espera que llegue este miércoles.
La hostilidad ante la llegada de Evo Morales, que está siendo opacada por el entusiasmo con el que lo reciben, no se da únicamente por parte de sectores de la oposición de derecha, también sucede en sectores del propio MAS donde afloran las pugnas y ajustes de cuentas entre las tendencias al interior de este partido. Por un lado se expresa el rechazo por parte de las “clases medias del MAS” o incluso quiénes han llegado a referirse a éstas como “las pititas del MAS”, en alusión al “movimiento pitita” que fue la base social del golpe de Estado. Éste es un sector que principalmente rechaza a Evo Morales y su entorno calificándolo como autoritario y corrupto. Otras de las líneas de fisuras dentro del Movimiento al Socialismo, está dada por el balance en la resistencia al golpe, donde los sectores más vinculados a los movimientos sociales y populares acusan a dirigentes de haberse “escondido” y haber dejado al pueblo abandonado y a su suerte enfrentando la represión y la persecución política.
Mientras Evo Morales y Arce Catacora han intentado mostrar unidad, será durante el desarrollo del nuevo Gobierno que las disputas internas empezarán a expresarse cada vez con más fuerza y condicionando aún más al Gobierno de Arce. El reciente nombramiento de su gabinete es una primera señal. Arce posesionó a su gabinete cumpliendo las expectativas de diversos sectores del MAS y de las clases medias en avanzar en una renovación profunda de toda la administración del Gobierno.
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