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Red Internacional
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UN ESPECTRO RONDA VENEZUELA. El riesgo de default a la vista en Venezuela

El gobierno de Maduro y la petrolera PDVSA deben afrontar importantes pagos de la deuda externa venezolana. El fantasma del default acecha en medio de la crisis política y económica que vive el país.

Viernes 26 de febrero de 2016

Este viernes 26 de febrero Venezuela debe pagar 1.500 millones de dólares a los acreedores internacionales como parte de los casi 10 mil millones que se adeudan para este 2016. En la segunda mitad del año, centralmente la empresa petrolera estatal PDVSA, debe pagar los otros $ 8.100 millones restantes, y en el 2017, a las cuentas de hoy, se deben pagar 10.032 millones de dólares más.

"El problema no es febrero… "

La deuda externa venezolana se divide entre los vencimientos de los títulos soberanos de la República y de la petrolera estatal PDVSA. De acuerdo a lo manifestado por funcionarios del gobierno, a fines de esta semana “se honrarán los compromisos” ya que “Venezuela cuenta con recursos para honrar el servicio de su deuda externa”. Visto de esta manera, el gran problema para el país por cualquier evento crediticio (default, reestructuración o canje voluntario) estaría protagonizado por los bonos de PDVSA, que concentran el grueso de la deuda a pagar este año, pues lo que se cancela este viernes son los vencimientos de los bonos de la República.

Pero incluso, el enorme sacrificio que representa cumplir con el compromiso de esta semana, es lo que ha generado alarmas de que el país caiga en incumplimiento del pago a fin de año cuando llegan los vencimientos más pesados. De acuerdo a las declaraciones del Presidente Nicolás Maduro, en enero del año en curso, en los últimos 16 meses Venezuela pagó 27 mil millones de dólares en capital e intereses de la deuda externa. Es de considerar que para financiar estos millones de dólares que canceló el país por vencimientos de títulos soberanos de la República y de la estatal PDVSA, se recortaron importaciones, redujeron en un tercio sus ahorros en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y se concretó varios canjes de las reservas en oro. Por eso "el problema no es febrero… preocupan los pagos de octubre, noviembre" según afirman altos funcionarios de Maduro. Por tanto, este es el año en donde el fantasma del default (impago de la deuda) más ronda sobre Venezuela.

Según lo sostenido por la agencia Reuters este miércoles 24, “la aduana Suiza registró en enero la llegada de unas 34 toneladas de oro desde Venezuela que, analistas creen, el Gobierno convertirá en efectivo mediante operaciones de canje con bancos, como el que negocia con Deutsche Bank”. Este mismo miércoles se dio a conocer, por parte del Presidente Maduro, que Venezuela llegó a un acuerdo con la minera canadiense Gold Reserve de 5.000 millones de dólares que incluye resolver un arbitraje ante el Banco Mundial; de este montante, 2.000 millones serían para los proyectos de explotación de oro, y otro tanto igual como un préstamo para el país. La ayuda de Gold Reserve llega entonces en momentos en que más apretado está para dar cuenta de sus compromisos internacionales, pero a costos muy caros pues es a cuenta de mayores concesiones a esta transnacional minera (“nuevas condiciones de trabajo” es el eufemismo que usa dicha empresa que ahora actuará sobre unas reservas que de acuerdo a declaraciones de Maduro, serían las segundas mayores de oro del mundo, con 7 mil millones de toneladas, solo por detrás de Estados Unidos).

Es que el escenario del default es el que más teme el gobierno por lo que ha recurrido a todos los mecanismos, incluidos ventas de activos y facilitarle operaciones a transnacionales (exceptuándolas de muchos impuestos). De darse esta situación (un crack o default semejante al que se dio en Argentina en el 2001), en medio de la crisis política que azota al país, aceleraría enormemente los tiempos políticos en el marco de un “equilibrio precario” en el que se sustenta el gobierno de Maduro con una derecha que, con amenazas destituyentes, busca no darle respiro. Una situación “sumamente crítica” que hace peligrar la permanencia de Maduro en el gobierno, facilitándole el trabajo a una derecha que ansía la caída del actual presidente.

“Rezando para pagar”

“Cada vez que alguien pone en duda la solvencia de Venezuela, el presidente del país, Nicolás Maduro, responde que su gobierno nunca ha dejado de pagar la deuda y nunca dejará… Los acreedores están exigiendo una buena recompensa por su confianza en esa promesa. El rendimiento de los bonos en dólares de Venezuela que vence en 2020 es del 37%.” escribe la revista The Economist de la semana pasada en un sugestivo artículo titulado Praying to pay (Rezando para pagar), al mismo tiempo que el Financial Time de la misma semana titulaba “Venezuela en curso de colisión hacia la crisis por default”.

Por todo esto es que Maduro reitera hasta el cansancio su intención de pagar los miles de millones de dólares que le corresponden por servicio de deuda este año. Sin embargo reina la incertidumbre sobre cómo lo hará, en momentos en que “el precio del petróleo ha caído un 75% en los últimos tres años y los inversores están prediciendo que el país está en camino al default (impago de deuda) más grande la historia de los mercados”, de acuerdo a un levantamiento de la consultora Econanalítica.

A diferencia de la propia Venezuela con los bonos de la República, PDVSA posee grandes activos fuera del país, incluyendo a Citgo –una compañía de petróleo en los Estados Unidos- e incluso refinerías en varios países. El riesgo de que los acreedores pudieran aprovechar esta situación constituye una de las principales razones por las que Venezuela busca las mil maneras de evitar un incumplimiento de pagos, además de las preocupaciones políticas en medio de la mayor crisis que se vive internamente en años. Por esto, el asunto de un incumplimiento de pagos es una opción complicada para Venezuela donde los acreedores podrían echar mano sobre los activos de la petrolera complicándole aún más la situación al gobierno pues de ella dependen el 96% de los dólares que ingresan al país.

De acuerdo a especialistas, PDVSA puede intentar retrasar los pagos que se deben pagar a finales de este año, pero para ello es necesario el acuerdo de todos los acreedores por no tener los bonos de la petrolera lo que se llama “cláusulas de acción colectiva” (que implica que si un grupo acordado de acreedores está dispuesto a aceptar una reestructuración, estas condiciones aplicarían para el resto de los tenedores), que sí tienen los bonos de la República. Esto es lo que estaría buscando el ministro de Petróleo y Minería, Eulogio del Pino quién ha declarado que: "Estamos en eso… (estamos hablando) con la banca internacional y es algo que forma parte de los procesos de negociaciones". Por eso el gobierno no se cansa en insistir que pagará, tal como lo ha reiterado esta semana el Vicepresidente para el área de economía, el empresario Miguel Pérez Abad, expresando que "se está haciendo un gran esfuerzo para cumplir con los compromisos (...) el Estado va a cumplir su deuda".

Sacrificios sobre el pueblo para honrar con acreedores internacionales

Como escribimos en un reciente artículo “Con un riesgo cada vez más creciente de entrar en default este año, luego de que en los últimos 16 meses se han pagado alrededor de 27 mil millones en concepto de deuda externa, este año se enfrenta con un compromiso internacional de 10 mil millones de dólares, con una acuciante caída de las reservas internacionales y de los precios del petróleo que reducen en más del 80% los ingresos por este commoditie y una alta dependencia de las importaciones, aceleran cada vez más los niveles de escasez y desabastecimiento, una inflación galopante, que todo parece apuntar a un colapso económico más generalizado”. En este marco es que se dan las medidas recientemente anunciadas del aumento de los combustibles, devaluación de la moneda y la liberación de precios, además de los acuerdos de facilidades a transnacionales para operar en el país y las ventas de oro.

Pero además de las medidas de ajuste, la esperanza del gobierno está puesta en un rebote poco probable de los precios del crudo o que China, que en la última década ha prestado unos 50.000 millones a cambio de crudo, le pueda lanzar un salvavidas. Se especula que Venezuela podría estar tratando negociar el retraso de los pagos del petróleo, para lo que China podría estar de acuerdo, a cambio del acceso al petróleo y minerales de Venezuela en condiciones más favorables, por lo que esa ayuda puede venir a un alto precio.

Estos son los dilemas de un país rentista cuando asola la crisis, pues el gobierno hará todo lo posible para “esquivarla” pero a base de sacrificios que terminan siendo descargados sobre el pueblo trabajador como hemos escrito en otro artículo, además de mayores concesiones a transnacionales y negociados de todo tipo: se honra la deuda con los acreedores pero no se honra la deuda con el pueblo. Así se saca el rostro un gobierno que viste de "socialismo". Contra estos ataques es que la clase trabajadora tiene que organizarse y salir a luchar para pararle la mano al gobierno y a los planes que también prepara la derecha.