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Red Internacional
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ABAJO LAS SANCIONES IMPERIALISTAS A VENEZUELA. El rol criminal de las sanciones imperialistas en medio de la emergencia por coronavirus

La catástrofe de la pandemia del coronavirus llega a Venezuela, mientras tanto el imperialismo yanki continúa con las sanciones sobre el país, medidas que son aplaudidas por Guaidó. Si antes había que luchar férreamente contra estas acciones hoy es más urgente que nunca. Oponerse a las mismas no implica avalar al Gobierno de Maduro.

Lunes 23 de marzo de 2020 21:48

En el marco de la pandemia por coronavirus que llega a Venezuela y en una catástrofe económica y social sin precedentes, incluyendo el sistema de salud, a Estados Unidos ni por error se le ocurre levantar las sanciones que ha impuesto al país y que agravan la situación, al contrario. Por su parte Juan Guaidó, que habla de “ayuda humanitaria” y de medidas frente a la crisis, no ha hecho la mínima alusión a las mismas, no por olvido, demostrando que no le importa realmente las condiciones del pueblo.

El Gobierno de Maduro, para escudarse de su responsabilidad por la grave crisis económica y social que se ha venido arrastrando durante varios años, centraba el problema en sus inicios en una supuesta guerra económica y luego en las sanciones, pero éstas comenzaron a aplicarse recién a mediados de agosto del 2017 con el impedimento por parte de Estados Unidos a que el país pudiese refinanciar y/o reestructurar la deuda externa o recurrir al crédito internacional.

Con ello Maduro ha venido evadiendo que ha sido producto de sus políticas, luego de la caída de los precios del petróleo en 2014 que dio fin al boom de las materias primas, el país fue siendo llevado a una debacle. Basta mencionar que cuando se sabía que los recursos eran pocos, el gobierno decidió pagar la deuda externa con miles y miles de millones de dólares siendo destinados a los acreedores internacionales sin importarle que al sangrar al país se llevaba al pueblo a la peor de las calamidades. Y no le ha bastado, con sus paquetazos económicos de por medio, lanzar medidas que benefician a los grandes empresarios y transnacionales en cuanto que a los trabajadores les ha venido imponiendo salarios de hambre y eliminando importantes conquistas laborales y derechos sindicales.

Pero toda esta situación no debe hacer pasar por el alto la criminal política imperialista sobre el país, agravando las penurias que ya vivimos, con el conjunto de las sanciones que ha impuesto. Con la catástrofe ya imperante, como si no fuera poco, el imperialismo yanqui siguió con las sanciones, sobre todo en el área del petróleo y llegando al extremo de confiscar importantes activos de la nación, como el caso de CITGO, así como de cuentas líquidas o cobros compulsivos de deuda con apropiación de oro –propiedad de Venezuela- como realizó Inglaterra y también Alemania.

Se ha tratado de un claro ejercicio de prepotencia y agresión imperialista para conseguir sus propios fines políticos. Lo que la política exterior de EE. UU. gusta en llamar una política de "máxima presión" está diseñada para infligir los mayores niveles de daño, hambre, pobreza y escasez en nombre de la "democracia" y la "libertad". Al continuar las mismas en medio de la pandemia del coronavirus son realmente más que criminales.

Hipócritamente Guaidó declaró este lunes que “Solo protegiendo a los sectores vulnerables, previniendo, atendiendo a los que viven del día a día y aplazando los impuestos (ISLR), podemos sobrellevar la cuarentena”. Pero mientras afirma esto continúa apoyando y aplaudiendo al imperialismo con sus sanciones. Venezuela no puede disponer de su importante empresa como CITGO ni de sus ganancias para usos de la pandemia si así lo deseara, así como importar diversos insumos para la industria petrolera, porque lo tiene impedido por Estados Unidos.

En teoría, la junta que administra esta empresa es designada por Guaidó, aunque todo mundo sabe de la falsedad, estando bajo el completo control del Departamento del Tesoro. Pero este sirviente del imperialismo no ha hecho mención sobre la misma a sabiendas de los menguados recursos del país para enfrentar la crisis. En las 5 medidas económicas “urgentes para proteger a los venezolanos” durante crisis del coronavirus que ha hecho mención Guaidó y la Asamblea Nacional, en ningún lugar aparece el levantamiento de las sanciones económicas que estrangulan la economía del país. Todas estas sanciones no caen sobre Maduro ni sobre toda la burocracia cívico-militar, caen sobre el pueblo.

Esa es la miserable política de Guaidó: aun en esta emergencia, apoya la confiscación de bienes y retención de recursos nacionales, bloqueo financiero y bloqueo comercial parcial, mientras promete “ayuda humanitaria” de los mismos que asfixian la economía del país.

Más aún, incluso países alineados con Estados Unidos y con las sanciones que éste impone a Venezuela, aun sabiendo de la extrema vulnerabilidad que se encuentra el país, tampoco han hecho el mínimo gesto para que éstas cesen. Existe un silencio completo aun cuando desde la Cepal se ha llamado a que se levanten las sanciones, mostrando el cinismo completo de estos gobiernos frente a una situación que de escalar en gravedad encuentra a la población venezolana diezmada.

Oponerse a las políticas del imperialismo no implica en modo alguna avalar al Gobierno de Maduro. Frente a la política de Maduro solamente los trabajadores y el pueblo son los llamados a ajustar cuentas con el mismo, y no ninguna potencia imperialista como tampoco una oposición derechista que se le arrastra.

Si antes de esta emergencia eran repudiables estas acciones imperialistas, hoy lo son en grado extremo, pues, en medio del actual brote y de la crisis humanitaria de magnitud que está generando se vuelve urgente pelear por el fin de las mismas. Debemos exigir con más fuerza que nunca el cese de esas medidas y repudiar con todo a los políticos que, como Guaidó, las aplauden.

En una declaración recientemente publicada por la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) se hace una denuncia clara de toda la situación imperante en el país y del estado colapsado del sistema de salud, así como las denuncias al gobierno y la hipocresía de la oposición derechista. Pero también levantamos todo un plan de emergencia en el que proponemos exigir medidas de emergencia para garantizar un fortalecimiento rápido del sistema público de salud y ponerlo a tono con las necesidades, reestructuración de la industria y para atender todas las necesidades económicas y sociales de las mayorías del país.

Se trata de medidas de un programa propio de los trabajadores y el pueblo pobre para hacer frente a la pandemia, defender el derecho a la salud y a la vida, y posicionarse como un sujeto activo y actor clave en la situación, para evitar que esto venga a significar una profundización de la catástrofe social y sanitaria que ya venimos padeciendo.

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