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Red Internacional
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Reforma Laboral. El rumbo que tomó la reforma laboral

¿Qué rumbo tomó finalmente la reforma laboral? ¿Beneficiará a los trabajadores o los perjudicará?

Juan Valenzuela

Juan Valenzuela Profesor de filosofía. PTR.

Domingo 6 de marzo de 2016

Como es sabido, durante estos días, los senadores Andrés Zaldívar, Ignacio y Patricio Walker y Manuel Antonio Matta, amenazaron con votar en contra de la última redacción propuesta por el gobierno, si no se mantenían las “adecuaciones necesarias” que abren la posibilidad de los reemplazos internos en caso de huelga.

Este sector actuó como el defensor acérrimo del empresariado. El resultado es una reforma laboral limitada. Esto tensa la relación con la CUT. En ese marco se convoca al paro del 22 de marzo.

El martes 8 de marzo se votará la reforma en la sala del Senado. Ximena Rincón, que el pasado miércoles 2 de marzo protagonizó una tensa negociación con los senadores de la Democracia Cristiano, intentó dar una señal tranquilizadora a los trabajadores respecto al resultado de la negociación en torno a tres temas: la extensión de beneficios a los trabajadores no sindicalizados, las facultades negociadoras de los sindicatos interempresa y las “adecuaciones necesarias” (reemplazos internos).

Según informó la Ministra, no habrá extensión de beneficios para quienes no estén sindicalizados, con el fin de “velar por el fortalecimiento de los sindicatos.” En relación a la negociación interempresa, aclaró que se hará un procedimiento especial para micro y medianas empresas. Y en relación a la cuestión de los reemplazos, se conservará el concepto de “adecuaciones necesarias, pero con precisiones.

En un artículo aparecido recientemente en El Mostrador, la Ministra explicaba: “quiero insistir que aquí tenemos una nueva redacción que, a nuestro juicio, deja claro que no se pueden realizar adecuaciones de funciones, vale decir el famoso reemplazo interno, sino que las adecuaciones pueden ser a los turnos, a los horarios y a otro tipo de organización del trabajo que no afecte las funciones de los trabajadores."

Andrés Allamand expresó con bastante claridad su apreciación de esta negociación entre el Gobierno y la DC. En Radio Cooperativa declaró que para él "el Gobierno presentó una indicación estableciendo claramente el concepto de adecuaciones necesarias. Lo que hizo el PS, el PPD y la CUT fue rechazar ese concepto y ese concepto hoy día está de vuelta en la indicación. Por lo tanto, en esta materia, prevaleció el criterio del Gobierno y la Democracia Cristiana. El resto es música."

El resto es música. Lo realmente importante para Allamand y para el empresariado es el hecho de que el Gobierno accedió a sus presiones.

Previamente ya habían podido amarrar las mayores exigencias de fuero para constituir sindicatos, que dejará en palabras de Arturo Martínez al 15% de la fuerza labora en Chile sin derecho a negociar, a todos esos trabajadores en cuyas empresas 8 trabajadores no alcanzan a ser el 50% del personal, unas 35.000 empresas. Eso es un retroceso.

Por otra lado, el Gobierno intenta compensarlo con la no extensión de beneficios para los no sindicalizados. Sin duda eso puede incentivar la sindicalización. Pero tanto estos parlamentarios DC como la derecha venían planteando que esto atentaba contra la libertad individual de los trabajadores, en tanto se verían obligados a sindicalizarse. ¿Buscarán impugnar este aspecto de la nueva legislación laboral? ¿Recurrirá la derecha al Tribunal Constitucional como había amenazado?

Además de esto, los procedimientos especiales anunciados por Rincón para las medianas y pequeñas empresas, en relación a la negociación interempresa, revelan un deseo de moderar y limitar el derecho a negociar colectivamente que la reforma decía extender. Y lo más importante, las adecuaciones necesarias sí le abren la puerta al reemplazo interno. El derecho a huelga todavía no existe en Chile.

La reforma laboral es sólo un maquillaje a las relaciones laborales neoliberales heredadas de la dictadura. No es una conquista para la clase obrera.

La dirección de la CUT –en manos del PC, el PS y la DC- lo sabe. Arturo Martínez reconoce que depositaron mucha confianza en el conglomerado de la Nueva Mayoría. Bárbara Figueroa, en el 10° Congreso de enero del año pasado, también planteaba que era necesario modificar la estrategia para detener la arremetida conservadora contra la reforma. Y el demócratacristiano Nolberto Díaz, vicepresidente de la CUT, también hizo sus declaraciones sobre el actuar de estos senadores. En su cuenta de Twitter, escribió “Las Indicaciones a la ref. laboral, la demora y la entrada en vigencia, entre otras, prueban la colusión del Empresariado con el Parlamento”. “Que pena/rabia debe tener Manuel Bustos y María Rozas al ver la actuación de Andres Zaldivar y los Walker contra la modesta reforma laboral”.

Pero lo que nos debe llamar la atención en todo esto, es que toda la dirección de la CUT, aun produciéndose estas tensiones con el Gobierno, mantiene su subordinación estratégica a él. Es la Nueva Mayoría actuando en el movimiento sindical. Desean generar presión. Que el sector “progresista” le gane al “sector conservador”, pero manteniendo el conglomerado. Esta estrategia es coherente con la confianza que la dirección de la CUT depositó en el lobby parlamentario durante todo el año pasado, lo que le abrió espacio al empresariado para hacer primar su visión.

La dirección de la CUT convoca al paro pues no hacerlo sería una muestra demasiado evidente de su esterilidad a la hora de luchar por los intereses de los trabajadores, ahora que el Gobierno se inclina ante la presión de la DC y el empresariado.

Plantean cuatro ejes: un nuevo sistema de salud, no más AFP, nuevas relaciones laborales y nueva constitución. Hasta ahora no hay una preparación del paro, para que éste sea activo y de lucha, desde las bases. Sí hay llamados en la prensa y lienzos callejeros. Algunas organizaciones comienzan a anunciar su adhesión. Eventualmente paralizarían los funcionarios de la ANEF. Una coordinadora de “asociaciones base” de trabajadores de la salud del sector público, que agrupa a los hospitales Gustavo Fricke, Los Andes de San Felipe, Quillota, Barros Luco, El Pino, Padre Hurtado, entre otros, y a unos 6.500 trabajadores, ha anunciado que paralizará durante dos días, el 21 y el 22 de marzo, por sus propias demandas como mejores incentivos al retiro de los funcionarios y un cuestionamiento a las concesiones hospitalarias. Esto, pese a que no están afiliados formalmente a la CUT.

Es necesario extender este ejemplo. Hay que preparar un paro activo, desde las bases, con movilizaciones, porque no podemos depositar en el Gobierno y el Parlamento financiado por los empresarios, ninguna confianza. Que no sean Andrés Zaldívar y los empresarios los que “cocinen” el futuro de los trabajadores. Hay que combatir por un plan de lucha, para alcanzar las demandas de los trabajadores liquidando los pilares del neoliberalismo en las relaciones laborales, el subcontrato, el artículo 161, la ausencia de negociación colectiva por rama, la inexistencia de un derecho efectivo a huelga. Hay que paralizar el 22 de marzo, por la unidad de los trabajadores, y preparándonos para recuperar la CUT, desplazando de su dirección a los partidos de gobierno y fundando una Nueva Central Única de Trabajadores.


Juan Valenzuela

Santiago de Chile

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