Cifelli dijo que incluir la novela Cometierra en las bibliotecas escolares “es de degenerados”, pero enseguida tuvo que admitir que no leyó el libro. El hecho revela cuán irresponsable es la campaña gubernamental que intenta censurar libros de varias escritoras sin leerlos. La escritora Dolores Reyes reveló que por esta campaña recibió entre 400 y 500 amenazas.

Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r
Lunes 25 de noviembre de 2024 22:12

Este lunes el secretario de Cultura Leonardo Cifelli se sumó a la campaña iniciada por Victoria Villarruel y, en dialogo con Eduardo Feinmann, aseguró que incluir la novela Cometierra de Dolores Reyes en las bibliotecas escolares “es de degenerados”, pero enseguida tuvo que admitir que no leyó el libro: “no lo leí pero lo leyeron varios periodistas”, se justificó.
El hecho revela cuán liviana e irresponsable es la campaña gubernamental para prohibir el reparto de ciertos libros en las bibliotecas escolares: atacan literatura que ni siquiera se dignan a leer, como denunció este sábado el escritor Martín Kohan.
Recordemos que la vicepresidenta acusó al gobernador Axel Kicillof de “sexualizar a los niños” y apoyó una denuncia de la titular de la fundación Natalio Morelli contra el ministro de Educación bonaerense, Alberto Sileoni, por la distribución de libros como el de Reyes. A Villarruel se sumó un amplio coro mediático y toda la militancia libertaria en redes. También atacaron las novelas Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara, Las primas de Aurora Venturini y Si no fueras tan niña de Sol Fantín.
Como respuesta, más de cien autores y autoras organizaron una lectura pública en el Teatro Picadero de la que participaron cientos de personas y tuvo una importante repercusión.
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Más allá del ataque oportunista a Kicillof (otras provincias gobernadas por aliados del ejecutivo tienen programas de lectura similares) las principales damnificadas por esta campaña han sido las escritoras. Este lunes Dolores Reyes reveló que recibió “entre 400 y 500 mensajes diarios de insultos, amenazas, epítetos espantosos”. En diálogo con Ernesto Tenembaum para Radio con Vos Reyes detalló: “he recibido mensajes como ’somos los trolls de Milei, te vamos a quemar a vos y tu libro’”. Además la escritora manifestó que, si pudiera hablar con la vicepresidenta le preguntaría por "los bebés que faltan", en referencia a los niños secuestrados y apropiados por los militantes genocidas que Villarruel defiende.
Desde su publicación en 2019 hasta hoy se imprimieron ya más de 70.000 ejemplares de Cometierra, sin contar las publicaciones en muchos otros idiomas. Actualmente está agotado en muchas librerías del país y se está imprimiendo su 17ava edición. La campaña censora del gobierno parece haber generado el efecto contrario al que esperaban. Sin embargo, las mentiras que difunden son muy peligrosas. Acá te contamos algunas de ellas.
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Mentira 1: le dan de leer Cometierra a niños y niñas
Esto no es cierto. Igual que los otros libros atacados por el gobierno, Cometierra es una novela para jóvenes de la secundaria y adultos. Su lectura no es obligatoria en las escuelas ni forma parte de los contenidos de la Educación Sexual Integral (ESI). El programa de lecturas bonaerense solo se limita a repartir un solo ejemplar de cada libro seleccionado para que esté disponible en la biblioteca escolar y aclara que, de ser tratado en el aula, requiere de acompañamiento docente.
Mentira 2: Cometierra es un libro pornográfico
Esto no es cierto. El tema de la novela es la realidad y los peligros a los que se enfrentan diariamente millones de jóvenes pobres en el conurbano. Especialmente profundiza en el tema de los femicidios y las desapariciones de mujeres. El programa la define como una novela “que trabaja la violencia de género, el terror y la ausencia”. Recién en la página 81 se relata una breve escena de sexo consentido entre dos jóvenes que se gustan y luego no se habla más de ese tema.
Es una escena que casi nadie recuerda como lo esencial del libro y que además es amorosa. No tiene nada que ver con lo que se puede ver en cualquier página de pornografía en internet y ni con las palabras pornográficas a las que nos tiene acostumbrados el presidente Javier Milei. Recordemos que varias veces habló de “niños encadenados y cubiertos de vaselina” y que durante su discurso en el colegio Cardenal Copello dijo a los alumnos que "el burro tiene éxito por insistidor, no por lo otro... ¿Se entendió, no?", en una alusión rayana con la defensa de la cultura de la violación.
Mentira 3: el feminismo sexualiza el arte
Esto no es cierto. El canon mayormente masculino de la literatura occidental, desde los clásicos griegos y latinos hasta Shakespeare, Cervantes, Borges y el boom latinoamericano, está lleno de libros que hablan de sexo y circulan en las escuelas. Un ejemplo son La cautiva o El matadero de Esteban Echeverría. Estos textos del siglo XIX son considerados canónicos de la literatura nacional a pesar de contener escenas explícitas de violación y torturas. El gobierno no cuestiona esto y en cambio ataca escritoras que intentan romper el silencio sobre la violencia patriarcal y los abusos, tratando de difundir valores que prioricen las formas amorosas de la sexualidad por sobre las humillantes y abusivas.
Mentira 4: solo los padres pueden brindar Educación sexual
Esta es una de las mentiras más peligrosas. Cada año, una de cada tres niñas y uno de cada seis niños sufren abusos sexuales mientras 65 de cada mil adolescentes quedan embarazadas. La Corte Suprema de Justicia calcula que casi 6000 niños, niñas y adolescentes fueron afectados por violencia doméstica solo en el año 2023. Necesitamos que la escuela brinde herramientas para que niñes y adolescentes puedan hablar tempranamente sobre violencia doméstica y sexualidad, que no se repriman, que cuenten lo que les pasa, para intervenir a tiempo, antes de que haya una situación más grave. Esto debe hacerse en la escuela porque los casos de abuso ocurren fundamentalmente en el ámbito privado, por tanto a la educación sexual no puede pasar únicamente por la familia.
Mentira 5: el gobierno quiere proteger a las infancias
Según datos oficiales de septiembre de 2024, el 66,1% de los niños de la Argentina viven en la pobreza y el 27% son indigentes. El gobierno recortó todas las ayudas a comedores de los barrios y de las escuelas, ajusta en salud, salarios, jubilaciones, educación y programas de combate a la violencia doméstica y de género. Todo esto lo hace con el objetivo del “déficit cero” pero no para tener más recursos para darle de comer “a los chicos del Chaco o de Jujuy”, como les gusta decir, sino para pagar al Fondo Monetario Internacional y alimentar la bicicleta financiera.
Pero además, como denunciaron tanto Myriam Bregman como Dolores Reyes, se trata de una campaña hipócrita que dice defender la integridad de niños y niñas mientras los amigos militares de la vicepresidenta siguen sin brindar información sobre los más de cuatrocientos menores apropiados durante la última dictadura. Es una campaña nostálgica de esa dictadura que censuraba el sexo en el arte mientras en los centros clandestinos violaban a las detenidas. Y sobre todo es una campaña peligrosa porque intenta censurar a la literatura y privar a la juventud del derecho a la educación sexual.

Cecilia Rodríguez
Militante del PTS-Frente de Izquierda. Escritora y parte del staff de La Izquierda Diario desde su fundación. Es autora de la novela "El triángulo" (El salmón, 2018) y de Los cuentos de la abuela loba (Hexágono, 2020)