A pesar del suspenso que la lluvia de amparos le otorgó a la película de los aumentos de tarifas, la gente salió a la calle a expresar su descontento con la desidia del gobierno y las empresas prestadoras.
Viernes 5 de agosto de 2016 12:04
El segundo “Ruidazo" no se hizo esperar. En menos de un mes, las plazas, esquinas y lugares típicos de cada localidad al rededor de todo el país fueron, nuevamente, el escenario de una masiva protesta en contra del tarifazo que el Gobierno de Cambiemos quiere imponerle al pueblo. Las concentraciones, visiblemente más eufóricas aunque sensiblemente menos concurridas que en la convocatoria anterior se dieron en el anochecer de un día en el cual se conoció que el destino del tarifazo del gas quedará en manos de la Corte Suprema, por un lado, y en la semana en la cual se dio a conocer el freno por parte de una jueza del partido de San Martín del tarifazo de luz, por el otro.
Aún con los aumentos en suspenso, aún cuando el arreglo de las paritarias empieza a reflejarse en los sueldos, el Ruidazo volvió a demostrar el descontento de la sociedad con el ataque que la Ceocracia, apañada por un blindaje mediático y por una oposición cada vez menos visible, viene descargando sobre los trabajadores.
Si bien, los aumentos siderales en las facturas de luz, gas y agua fueron el objeto del llamado a esta manifestación, la misma indica la necesidad de los trabajadores en su conjunto de expresar el rechazo al ajuste del gobierno de los Ceos. La protesta de ayer se puede leer como un acto urgente y transversal a toda la clase trabajadora. Jóvenes, adultos, adultos mayores, niños; encolumnados detrás de alguna bandera o independientes; en Villa Lu- gano o en Mendoza; representaron una versión libre de la célebre obra teatral de Lope de Vega. Salvo que en lugar de responder que fue Fuenteovejunta quien participó del Ruidazo, tendríamos que alegar que fue “el pueblo, señor”.
Mientras el presidente y su gabinete, cada vez que tienen oportunidad, nos instan a mantener la estufa apagada y a ahorrar energía, dos trabajadores de una subsidiaria de Metrogas dejaron la vida a causa de las condiciones precarias con las cuales tuvieron que lidiar en sus tareas. Por su parte, Edesur extorsiona al pueblo con cortes de servicio y comunicados de prensa amenazando con despidos y una pauperización del servicio.
Esto se da en un momento en el cual la lluvia de dólares que prometía el gobierno se transformó en una lluvia de amparos contra el tarifazo; en el marco de la tregua que las cúpulas de los sindicatos mayoritarios mantienen con el gobierno a fuerza de reparaciones históricas; se da ante la imposibilidad del gobierno de frenar la inflación galopante que no le da tregua al bolsillo de los trabajadores a la vez que los despedidos, según el Observatorio del Derecho Social de la CTA, llegan a los 130.000 sólo en el sector privado.
Cuando en una entrevista el Ministro de trabajo dice que el salario en el país es muy alto como para ser competitivo, cuando la Corte falla en contra del derecho a huelga como le ocurrió recientemente a los trabajadores del Sarmiento, cuando desde el gobierno de la Provincia de Buenos Aires le descuentan parte de su sueldo a quienes ejercieron ese derecho tan elemental, cuando desde los grandes medios se trata de instalar la idea de que la culpa de la falta de inversiones la tienen los trabajadores y sus exigencias, cuando el gobierno defiende a toda costa el tarifazo y hace oídos sordos a las protestas, nos están brindando un mensaje muy claro.
La única respuesta aceptable es una medida de fuerza que unifique todas las protestas, manifestaciones y luchas que vienen dando los sindicatos combativos y agrupaciones obreras. Se hace indispensable la convocatoria a un paro general con movilización que siente un precedente para la lucha futura.
Desde la izquierda y los sectores obreros combativos se llama a una movilización desde el Obelisco a Plazo de Mayo para este 9 de Agosto en rechazo al tarifazo y para que se investigue el destino de los subsidios que las empresas privatizadas recibieron todo este tiempo, contra los despidos y suspensiones; contra la inflación y por un salario acorde a la canasta familiar con indexación automática; por la abolición del impuesto al salario y por un aumento de emergencia de $ 6.000 y el 82% móvil para los jubilados Tenemos que alzar la voz y ser una multitud.