A pesar de los límites que quieren imponerle las cúpulas, el 31M puede convertirse en una gran demostración de fuerzas de la clase trabajadora. El sindicalismo de izquierda impulsa y exige asambleas en los lugares de trabajo para que el paro sea activo y por todos los reclamos. Realizará acciones este martes, para levantar un programa independiente.

Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Domingo 29 de marzo de 2015
El último día de marzo está convocado el cuarto paro nacional contra este gobierno. No es poco. El 20 de noviembre de 2012 una clase trabajadora todavía en crecimiento enfrentaba el inicio del agotamiento “del modelo”. El 10 de abril del año pasado, el ajuste tras el golpe devaluatorio generaba un repudio masivo. El último 28 de agosto, la recesión traía el paro “de los colectivos vacíos”. En cada jornada, la izquierda y el sindicalismo combativo mostraron su protagonismo en muchos lugares de trabajo, pero también con los piquetes.
Entre medida y medida, las cúpulas sindicales volvieron a la tregua. El gobierno, a pesar de cada uno de estos pronunciamientos obreros, siguió haciendo oídos sordos a los reclamos. Siguió la inflación, el impuesto al salario, la precarización, los ataques a los luchadores. Siguieron sobrando los motivos para una nueva huelga.
A su manera, lo tiene que reconocer el secretario general de la CGT oficialista, Antonio Caló. En el marco de las paritarias metalúrgicas pero con el telón de fondo del paro, dió "libertad de acción" a sus afiliados para que implementen "las medidas que consideren convenientes para dar adecuada respuesta al legítimo reclamo".
Finalmente este 31 de marzo, después de muchas postergaciones, el país será sacudido por un paro general. Las cúpulas querrán imponerle sus características: mostrar el potencial de las organizaciones que dirigen, sin que se les vaya de las manos; para operar en la campaña electoral reclamando espacio a quienes pueden ser gobierno.
A pesar de esas especulaciones y su limitado programa, el 31 puede mostrar toda la fuerza de la clase trabajadora. Será una oportunidad para que la izquierda y el sindicalismo combativo intervengan de manera independiente en el proceso de experiencias de la clase obrera con el peronismo en el poder.
Los reclamos
En el último mes, cada vez que le preguntaron a los convocantes el motivo del paro, fueron al grano: “no queremos este impuesto al trabajo”. Como reflejó La Izquierda Diario, ese impuesto afecta a 1 millón y medio de trabajadores que tienen el “privilegio” de ganar por encima de una canasta de consumo familiar.
Pero el programa de Maturano, Moyano y compañía no tiene en cuenta a toda la clase trabajadora, a los 8 millones que no llegan a los $5.500. Como dice Claudio Dellecarbonara, “necesitamos un verdadero paro nacional para pelear por todos los reclamos. Por la eliminación del impuesto al salario, pero también contra la precarización, por paritarias sin techo y un salario igual a la canasta familiar, para que no haya despidos y en apoyo a los que luchan”.
El sindicalismo de izquierda quiere tomar la convocatoria del 31 con otros objetivos que las cúpulas. Contra la división entre oficialistas y opositores, plantea un verdadero paro nacional de todos los sindicatos. Contra un planteo limitado para una franja de los trabajadores, exige incorporar la demanda de millones que no llegan a fin de mes. Contra la propuesta de un paro dominguero y aislado, quiere convertirlo en un fuerte y masivo pronunciamiento del movimiento obrero.
Los preparativos
Tras el anuncio de los sindicalistas del transporte de que no correrán colectivos, aviones, barcos ni trenes, la CGT de Moyano se sumó, lo mismo que la CGT Barrionuevo y la CTA de Micheli. Todos miran a la UTA, que tiene fama de levantar las medidas ante la primera oferta, pero nadie prepara seriamente la medida del 31.
El sindicalismo de izquierda, en cambio, mientras le exige a las cúpulas que garanticen la medida de fuerza, ya empezó a preparar su participación independiente. Por ejemplo, en las grandes fábricas de la Alimentación de la Zona Norte. En PepsiCo las primeras asambleas ya votaron parar, contra la tibieza de Daer. El domingo se harán en Kraft. Pero además la combativa Lista Bordó está llegando a todas las fábricas del gremio con su planteo: “no queremos declaraciones de Daer para la tribuna, queremos que garanticen un paro contundente. Le exigimos asambleas en todas en todas las fábricas, porque los trabajadores queremos decidir qué hacer, cómo pelear en este paro y qué banderas levantar. La Bordó impulsará el paro del 31”.
En el Subte la conducción pianellista se opone al paro. Sin embargo, en el sector tráfico de la Línea B el 80% ya votó a favor. Claudio Dellecarbonara, principal referente de una creciente oposición, propone extender la consulta a todas las líneas y que el subte se convierta en un punto de referencia anti-burocrático, como el 10 de abril cuando todo el servicio se paralizó.
Los aeropuertos serán otro epicentro de la protesta. Los gremios opositores prometen que no saldrá un vuelo, los oficialistas van a carnerear. Los delegados combativos de LAN y Falcon harán asambleas para sumarse al paro. Eduardo Saab, delegado aeronáutico y militante del PTS, plantea que “el poder de los trabajadores de los transportes, que queda en evidencia en estas circunstancias, tiene que ponerse al servicio de la unidad con los trabajadores industriales”.
El sindicalismo de izquierda está dando, junto a miles de trabajadores de base que quieren parar, una pelea para que sus sindicatos adhieran. En fábricas metalúrgicas, gráficas, edificios telefónicos y gremios docentes. Los docentes de la Corriente 9 de Abril, parte de la oposición, exigen al SUTEBA y CTERA “asambleas para votar el paro del 31. Debemos parar y movilizar el 31 en todos los lugares donde se pueda”. La asamblea del SUTEBA La Plata ya votó parar en forma activa.
El fin de semana el SUTNA San Fernando realizó una reunión abierta y el lunes la seccional Haedo de la Unión Ferroviaria dirigida por Rubén Sobrero decidirá su posición en asamblea.
En el interior el paro promete sentirse fuerte.
Una propuesta
Estas que reflejamos – y seguiremos haciendo hacia el 31M – son las luchas políticas que tiene por delante el sindicalismo de izquierda. Antes, durante y después de la jornada del martes. Si levanta un programa de unidad que tome todos los reclamos obreros y los exprese en las calles, avanzará en la tarea de poner en pie una alternativa a la burocracia sindical. Si el sindicalismo peronista quiere llevar el malestar obrero detrás de los candidatos patronales, nosotros queremos darle una salida por izquierda.
Con ese norte, los trabajadores de MadyGraf, que cumplieron 7 meses de gestión obrera, también tienen una propuesta: “los dirigentes sindicales oficialistas se callan y aceptan la política del gobierno. Los opositores que hoy convocan al paro quieren que sea sólo un paro dominguero y aislado. Por eso convocamos a una reunión para definir las acciones que nos permitirán intervenir en el paro con nuestra propia voz y programa”. Por eso llaman a las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos combativos a reunirse este sábado 28 a las 15hs en la planta de Garín (Colectora Panamericana Km 36,700).
¿Qué proponen? “Que se impulsen en cada fábrica asambleas para discutir las acciones, exigiendo a la vez que cada sindicato convoque a asambleas por empresa o establecimiento, para que la base se pueda expresar”.
¿Con qué programa? “Para recuperar el salario y para defender el trabajo. Por paritarias libres y sin techo. Por el fin de los despidos y las suspensiones. Para apoyar todas las luchas en curso, como la de los despedidos de Lear o la reciente lucha de los trabajadores de Worldcolor contra el vaciamiento”. Y también la expropiación definitiva de Donnelley.
Una gran iniciativa, que puede ser imitada en otras regiones y zonas industriales. Para que en el paro nacional se expresen la fuerza y las banderas de la izquierda y los sectores combativos.

Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.