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Red Internacional
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CÓRDOBA. El ska desde la cueva del “Lobo”

El “rudeboy” porteño volvió a Córdoba el pasado sábado para presentar “Stay Rude!”, su nuevo disco solista, en 990 Arte Club.

Jueves 4 de agosto de 2016

Luego de haberse presentado en Río Tercero, Hugo Lobo volvió a la capital cordobesa para presentar su nuevo material junto con músicos locales. Teloneado por los chicos de Rut Nya, dieron el último de una serie de conciertos que durante este mes dieron el marco para el festejo de los 16 años del mítico 990 Arte Club.

¿Por qué elegís el Ska tradicional y el Rocksteady jamaiquinos, en lugar de la llamada “segunda ola” como el Ska Two Tone o el Skinhead Reggae?

En primer lugar, porque en el Two Tone y el Skinhead Reggae no predominan los vientos y soy trompetista, además de que ninguno de los dos es instrumental. Otra de las razones es que no había bandas de ska jamaiquino cuando a mí se me ocurrió hacer Dancing Mood. Había un montón de bandas de los ochenta y los noventa, pero todas reivindicando y haciendo un ska más inglés, que me encanta, de hecho tengo tatuado el Two Tone en la piel.

Pero desde el instrumento que elijo tocar decidí tomar ese hueco y hacer conocido el ska jamaiquino, que no se conocía hasta que armé Dancing Mood. Todas las bandas que se formaron, como Los Cadillacs, Los Intocables y toda la escena underground, que siempre fue two tone, fue la música que se conoció. De hecho la mayoría de los pibes de mi generación conocimos primero el ska inglés antes que el jamaiquino.

Y más allá de lo musical ¿hay algo que te interese particularmente del ska jamaiquino como movimiento?

Sí, el movimiento es una ideología y un estilo de vida, ¿no? El ska para mí es una de las músicas más influyentes, simbólicamente hablando. Logró unir la música negra con la música blanca, nada más ni nada menos, todo lo que se inventó después fue a causa de este movimiento. Cuando se independiza Jamaica de Inglaterra, emigran un montón de jamaiquinos a la isla inglesa, tanto que la clase obrera británica termino siendo en gran parte de origen jamaiquino. Eso logró que los jóvenes de las dos islas se junten y la música se mezcle, si no hubiese existido el ska no hubiesen nacido los Clash, no existiría David Bowie, ni un montón de música que fue influenciada por la clase obrera.

El ska de Jamaica, que era como la cumbia cuando llegó la clase obrera de Bolivia y Paraguay acá. Es lo mismo. Ideológicamente fue súper fuerte, eso es lo que me llamó la atención. Es una especie de militancia también. Conocimos a Pauline Black, cantante de los Selecter, que a los 19 años se vestía de hombre siendo negra y judía, en pleno surgimiento del National Front y su música le hacía frente a todo eso. Le cambió la cabeza a un montón de pibes. Fue muy influyente ideológicamente y tiene que ver con lo que terminó siendo Inglaterra socialmente.

Haciendo hincapié en tu carrera como solista, contanos un poco sobre las Backing Bands ¿Cómo surgió la idea y cómo la llevás adelante?

Mirá, con Dancing Mood ya llevo 17 años en los cuales logré un montón de cosas que sobrepasaron mis expectativas. Por ejemplo, que una cooperativa de trabajo de 24 personas en 17 años siga funcionando, con idas y vueltas de algunos integrantes, pero que la mecánica sea la misma. Haber logrado que los pibes que pasaron por Dancing Mood, o tocan todavía en la banda hayan podido dejar sus trabajos para dedicarse de lleno a la música. Ese era mi objetivo. Me siento realizado con eso y con haber podido mostrar lo que es el ska jamaiquino dentro del rock nacional.
Además, cuando salió Dancing Mood no era normal tener una banda instrumental, se te cagaban de risa, no le gustaba a nadie y te veían 10 personas nada más. Así fue que durante 4 años sólo tocábamos para 50 personas, después la gente lo empezó a entender. Esa utopía la pude lograr. Ahora mi utopía es esta carrera solista paralela a Dancing Mood que no es una carrera solista convencional.

No es una cuestión de comodidad tocar por todo el país con Backing Bands, lo que quiero hacer es generar trabajo para los músicos de los lugares que visito. Córdoba es un lugar que ya tiene una escena fuerte pero en lugares como Pergamino, San Nicolás, Pinamar, Tandil o Necochea no hay espacios para tocar, están llenos de músicos que tienen que laburar de otra cosa y si quieren tocar tienen que pagar para hacerlo. Entonces yo quiero generar trabajo para los músicos independientes y tratar de sacarle a los pibes la idea de irse a Buenos Aires, dejar familia e invertir plata para irse a estamparse contra la pared. Porque incluso a los músicos independientes que somos de allá tampoco nos dan cabida.

Mi utopía es esa, generar trabajo para los músicos, respetarlos y hacer que los bolicheros les paguen por la música que tocan; también federalizar la música, que se deje de mirar sólo para Capital Federal. En Chaco y en Venado Tuerto hay músicos excelentes y nadie les da bola. Están todos expectantes a ver quién llega de Buenos Aires y estamos hablando de ska. En Inglaterra, toda la movida era de Coventry, que viene a ser como Catamarca, no está en Londres. Y si querías ir a ver a Selecter o Bad Manners tenías que ir ahí o esperar hasta que vayan a tocar a la capital. En México pasa lo mismo. Lo que quiero es federalizar la música, lograr que sean valorizados los músicos de las distintas partes del país.

¿Cuál rol tomás en lo social desde tu perspectiva de músico?

Tengo, hace tres años y medio, una orquesta para pibes en situación de riesgo y vulnerabilidad que funciona como merendero independiente también. Tenemos 41 pibes a los que les damos de comer y les enseñamos música. Socialmente hago eso, en Atlanta. Laburo con pibes de 6 a 14 años que están en la calle, que roban, que no tienen padres o hijos de barrabravas. Vamos a los colegios a hablar y nos mandan pibes que tienen problemas de conducta o atención y les damos la contención necesaria. Todo ad honorem, independiente, sin pertenecer a ningún partido político ni a ninguna entidad. ¿Por qué? Porque todo lo que está pasando con las orquestas juveniles que está cerrando este gobierno ya sabía que iba a suceder.

Aunque haya venido este gobierno o el gobierno de quien sea, si no estás con el de turno, te la sacan y quedan un montón de pibes colgados. Entonces, sabiendo que la situación es así, quise hacer una orquesta independiente.

La tengo en Buenos Aires, en Rosario y en Mendoza, y a los lugares donde voy trato de generarlo con los músicos con los que precisamente voy a tocar, para que laburen como profesores.

Las palabras del Hugo Lobo nos trae el recuerdo de la Alpha Boys, aquella escuela de Kingston que servía para alojar alumnos con vulnerabilidad social. Aquella donde la hermana Ignatius estuvo en la dirección de la banda escolar de la que luego saldrían músicos como Don Drummond o Rico Rodríguez.

El recital comenzó y nos encontramos con que no estábamos tan equivocados con nuestra evocación, ya avanzada la lista de temas, Hugo dicta el conteo a la baterista para que dar comienzo a Melody for Rico, canción que integra el disco “Stay Rude!” y que fue compuesta por Lobo en honor al difunto trombonista Rico Rodriguez. En pleno climax, la banda se despidió de la mejor manera con Monkey Man, un clásico de Toots & The Manytals que hizo bailar a todo el lugar.

Sin dudas el trompetista es uno de los mayores referentes del ska en Argentina, se lo ha ganado en la calle y en la escena y pasó a formar parte del inconsciente colectivo musical de toda una nueva generación, mostrando un modelo de artista que difiere a lo que la industria nos tiene acostumbrados. No es tipo de músico que nos habla de la realidad de las calles desde arriba de un escenario, él está en la calle y sus acciones hablan por sí solas.