Cada una de sus cuidadas definiciones abre un abanico de interrogantes. Si algo no le falta es sentido de la oportunidad. La desmentida a Clarín y la suspicacia contra los mapuches, en un solo acto.
Daniel Satur @saturnetroc
Miércoles 25 de octubre de 2017
Si hay algo de lo que no adolesce el juez federal Gustavo Lleral es de sentido de la oportunidad. Al filo de la medianoche del viernes, en plena veda electoral, unas pocas palabras (“no hay lesiones”) se convertirían en un muy generoso espaldarazo al macrismo. Este martes, durante toda la mañana y la tarde, dio entrevistas a varios medios para aplicarle un “correctivo” nada menos que a Clarín, vocero privilegiado del Gobierno de Macri.
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Eso sí, tanto la semana pasada como ésta el juez dejó flotando en el aire algunas sentencias sobre la comunidad mapuche Pu Lof de Cushamen, en cuyo territorio (recuperado del saqueo de los Benetton) apareció el cuerpo de Santiago Maldonado a metros de donde se lo había llevado Gendarmería 79 días antes.
Al mando
El juez Gustavo Lleral acaba de reasumir la investigación del expediente por la desaparición forzada de Santiago Maldonado, donde se deberá establecer el nivel de responsabilidad de la Gendarmería Nacional en la muerte del joven de 28 años.
Lleral le quitó así a la fiscal Silvina Ávila las “llaves” del expediente que se tramita en el juzgado federal de Esquel desde el 24 de agosto. Hasta ese día, en que se abrió la causa por desaparición forzada, el caso estaba restringido al pedido de habeas corpus interpuesto por la familia Maldonado y por organismos de derechos humanos. Ese primer expediente, con la aparición del cuerpo sin vida de Santiago, ya fue resuelto.
El juez se hará cargo de la causa debido a que ésta ha dejado de ser de desaparición forzada de un “N.N.”. Así, por la información y las evidencias que pueblan el expediente, todo indicaría que pueden producirse algunas imputaciones. Desde ya eso no significa que se se avance hacia la verdad. No sería Lleral el primero ni el último juez enamorado de las zonas grises, esas que entremedio de todo avanzan hacia la nada.
¿La decisión del juez habrá sido motivada por el marcado descontrol de la causa que provocaron la fiscal Ávila y sus interlocutores de Clarín, con el broker de pescados podridos Claudio Andrade a la cabeza? Por lo pronto, el juez ayer mismo aclaró en varias entrevistas que “el caso caratulado como desaparición forzada no está cerrado”.
Clarín miente, dijo el juez
A la mañana fue en Página|12 y La Nación. A la tarde su voz se escucharía repitiendo conceptos en Radio Con Vos. Cubriendo un buen espectro de perfiles mediáticos, Lleral dejó que los periodistas le preguntaran lo que quisieran durante los minutos que consideraran.
Una definición que dejó en el aire y que en poco tiempo se haría trending topic en Twitter, fue que “el testigo E no existe en el expediente”. Y a eso le sumó otra frase: “Nunca existió un llamado ni de la comunidad mapuche, ni de la comunidad de Esquel, ni de la comunidad argentina que brindara un dato certero” sobre la existencia del cuerpo de Santiago flotando en el Río Chubut.
Desde Esquel, un desconcertado Claudio Andrade tragaba saliva y se preguntaba mirándose al espejo “¿qué onda?”. La afirmación de Lleral dejó literalmente fuera de juego una de las últimas operaciones pergeñadas entre Clarín y el Gobierno para avanzar en la impunidad de los culpables.
Claudio Andrade, operador mediático
Una compilación rápida de lo dicho por Andrade desde la portada de Clarín en los últimos días basta para comprobar el nivel de cinismo cuasicriminal echado a andar desde el grupo mediático de Héctor Magnetto.
“Este diario pudo averiguar que la Justicia Federal recibió ayer un dato preciso de la ubicación del cadáver”.
“Una llamada telefónica de parte de un referente indígena, realizada entre el 6 y 7 de octubre, habría alertado al magistrado y la fiscal indicándoles la aparición de un cuerpo río arriba”.
“La fiscal Ávila apuró un rastrillaje con el propósito de confirmar el dato que habían recibido junto al juez”.
“Un sector mapuche más moderado habría decidido dar a conocer al juez que habían visto el cuerpo y llamar en la madrugada del 17 de octubre al juez Lleral con un mensaje perentorio: ’Tiene que ser hoy’”.
“’Testigo E’ a quien el 2 de octubre el juez Gustavo Lleral, le habría tomado testimonio en su primera visita al Pu Lof en el interior de una camioneta”.
“En su primer testimonio el testigo describió que segundos después gendarmes rodeaban a Maldonado en medio de gritos y disparos. Ahora habría dicho que los integrantes del sector más virulento de Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) lo alentaron a acusar a Gendarmería. ’Me dijeron que diga que fueron los gendarmes’, sería una de sus frases”.
“Los referentes del RAM discutieron qué hacer con el cadáver hasta que su aparición fue comunicada a la Justicia Federal que llegó al Pu Lof el martes pasado”.
“El ’testigo E’ confesó hace pocos días a la Justicia”.
“En las oficinas de la Justicia Federal y de la fiscalía de Esquel no saben de su paradero y tampoco se ha reportado a pesar de que días atrás habría llamado para reclamar ’su plata’”.
“Al menos una vez durante la semana pasada, ’E’ se comunicó con la Justicia para reclamar su dinero”.
“’E’ se desdijo y reconoció que no vio a Santiago Maldonado en las manos de los efectivos de Gendarmería, de acuerdo a un informe clasificado al que accedió este diario”.
No sorprende, aunque no deja de provocar repulsión, que Clarín, el Gobierno y gran parte de sus lectores/electores se hayan entregado de pies y manos a la horrenda ficción que cada día crea Claudio Andrade. De todos modos hay que reconocer que, pese a su limitado lenguaje y su casi paroxístico uso del potencial (“habría”, “sería”, “estaría”, “podría”...), tiene una privilegiada imaginación.
Este cronista da por sentado que el seudoperiodista ya debe tener en su canasta muchas más hediondas “noticias”.
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A dos puntas
El off side en que quedó Clarín, excitado en su frenética corrida, ayer estuvo en boca de todo el mundo. Sin embargo el juez no habló solamente para gozo de los anticlarinistas. También siguió marcando la cancha con algunas definiciones que, leídas con atención, pueden pensarse como una labor “a dos puntas” de parte del juez.
El viernes, entre las pocas palabras que dijo además de la ausencia de lesiones visibles en el cuerpo de Santiago, Lleral afirmó que él investiga un “delito grave”, sin especificar de qué delito se trata y mucho menos de quiénes serían los imputados.
Sumado a ello, en su entrevista a La Nación de ayer dijo que “si la comunidad lo hubiese permitido” él hubiese hecho antes ese rastrillaje. Y agregó una idea que desde el principio difundieron el juez Guido Otranto y la fiscal Ávila: que la comunidad mapuche no colaboró en la investigación. “Hay un cruce de intereses que afectaron el principal interés en el habeas corpus, que era encontrar a Santiago Maldonado y dar una respuesta al derecho que tienen sus familiares a conocer la verdad”, dijo Lleral cuando le preguntaron por los habitantes de la Pu Lof.
Ante Página|12 reiteró que se está “ante un hecho grave. Tenemos que investigar hechos, la existencia de esos hechos, quiénes los cometieron y ver si esas acciones fueron un delito”. Otra vez, la sospecha sin sospechados. ¿No hablar de nadie para hablar de todos?
Al no hablar de lo evidente, es decir de la comprobada responsabilidad de la Gendarmería en los hechos represivos del 31 de julio y del 1° de agosto, así como de la de altos funcionarios del Poder Ejecutivo en las acciones y en el encubrimiento, Lleral traslada sus definiciones a un limbo en el que tranquilamente pueden ingresar los miembros de la comunidad mapuche que había sido reprimida junto a Santiago Maldonado.
Cuando los periodistas le piden sus impresiones sobre el irregular rastrillaje que comandó el martes 17 (y que el Gobierno nacional y las fuerzas represivas conocían con tres días de anticipación) Lleral se limita a responder formalidades. “Me lo sugirieron, lo ordené, fuimos, buscamos y encontramos a Santiago”, parecería ser la ecuación del magistrado.
En este marco, que el juez diga que el “el testigo E no existe” no significa que en un futuro no lo mande a buscar con la Policía. En última instancia, que Lleral no sea Otranto no significa que no vaya a intentar llegar a los mismos objetivos antimapuches y proterratenientes que supo defender a capa y espada su antecesor.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).