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Red Internacional
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El triunfo de Milei y la decadencia del capitalismo argentino

Javier Milei ha resultado ganador en el ballotage electoral, un personaje estridente de ultraderecha será el próximo presidente en el país sudamericano. ¿Qué representa Milei y cómo se explica su triunfo?

Domingo 3 de diciembre de 2023

“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos” Antonio Gramsci

El fenómeno de la ultraderecha contemporánea se puede rastrear a nivel internacional. En un mundo donde la economía se encuentra estancada y no se ha podido recuperar realmente desde la crisis del 2008, emergen figuras y candidatos que se presentan como algo disruptivo para “salir de la crisis”. Es en este contexto de crisis recurrente que vive el capitalismo, con guerras y estragos del cambio climático donde, en distintos países, los partidos políticos tradicionales se ven rebasados por opciones de cambio más “radicales”.

El progresismo se muestra incapaz de resolver el descontento que se acumula en medio de precarización y problemáticas sociales que se agudizan, Alberto Fernández, pero también Gustavo Petro o Gabriel Boric, son gobiernos que defienden el capitalismo dependiente en sus países y se desgastan intentando conciliar el interés por un lado de capitalistas y financieros que buscan explotar todos los recursos y a millones sin derechos, y, por otro el de millones de trabajadores y sectores populares que esperan cambios que mejoren su vida. La oleada “rosa” del progresismo latinoamericano tiene mucho menor márgen de acción que la oleada progresista de inicios de siglo, sin el boom de los commodities y en una economía global muy distinta.

El neoliberalismo, el modelo que el capitalismo inventó para salir de la crisis del estado benefactor en el boom de la posguerra, está mostrando cada vez más su agotamiento, mientras la hegemonía de Estados Unidos se disputa más abiertamente. En este contexto emergen los Milei, pero en este contexto también vemos los “estallidos sociales” en múltiples países en los que millones salen a las calles y es que, no hay que olvidar que, como decía Lenin, las épocas de crisis y guerras son también épocas de revoluciones.

Un economista “liberal-libertario” para una economía en crisis

La crisis económica argentina es muy severa y se ha agudizado aceleradamente en los últimos años. Con una inflación de 140 % anual y una devaluación de su moneda de más del 1500%; si en 2018 el tipo de cambio era de 20 pesos argentinos por 1 dólar, hoy, al tipo de cambio oficial la conversión es de 350 pesos por dólar.

¿Por qué es tan fuerte su crisis? Para la derecha y el empresariado, hay crisis porque se gasta mucho y los trabajadores tienen muchos derechos. Lo que hay que hacer por tanto, es acabar con el “déficit” y quitar derechos a los trabajadores, esto permitiría recomponer su rentabilidad y generar inversiones.

El problema sin embargo es mucho más profundo y tiene que ver con las condiciones del capitalismo dependiente en Argentina, que, como señala Esteban Mercatante se relacionan con aspectos como: 1) La extranjerización de la economía y el dominio que tiene el capital imperialista sobre resortes fundamentales de la economía, 2) El modelo extractivista que explota irracionalmente los enormes recursos que tiene el país, 3) El endeudamiento crónico que drena la riqueza que se produce a los centros imperialistas.

De esta manera, se favorece la exportación de materias primas mientras la riqueza que se produce, no se reinvierte en inversión productiva y mucho menos en las necesidades sociales de la clase trabajadora y los sectores populares; lejos de ello, la fuga de capitales es uno de sus principales problemas. Se habla por ejemplo de que hay 400 mil millones de dólares, solamente de argentinos multimillonarios, en paraísos fiscales.

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Estos problemas estructurales se han agudizado con el acuerdo que hizo Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional y fondos de inversión que le dieron 45 mil millones de dólares, que profundizaron el endeudamiento del país por décadas y lo sometieron aún más a la banca imperialista. Para pagarle, el FMI ha exigido y exige un ajuste brutal sobre el pueblo, es decir, que recae en la población trabajadora vía el aumento de tarifas de gas y luz, la reducción de presupuesto a jubilaciones, educación, salud, vivienda, cultura, etcétera.

El gobierno de Alberto Fernández ha buscado cumplir este acuerdo con el imperialismo, siendo este ajuste lo que explica el aumento reciente de la pobreza y el descontento social creciente que capitaliza en buena medida Milei el cual, por su parte, dice que su ajuste será mucho más “duro” de lo que le exige este organismo imperialista.

El fenómeno Milei

Javier Milei es la versión argentina de la “nueva derecha” que tiene a algunos personajes emblemáticos como Bolsonaro, Kast, Trump o Meloni.

Lo primero que hay que decir es que este fenómeno expresa elementos importantes de crisis orgánica en Argentina, donde los partidos tradicionales pierden representación y emerge una “alternativa”, que en este caso es la visión del “sálvese quien pueda” que bien conviene a los capitalistas.

Se reclama “libertario”, una corriente que ha tomado fuerza sobre todo, desde debates e influencers en internet. El libertarianismo, es una corriente ultra-liberal, que defiende “al individuo” como relato, pero que en los hechos defiende al capital financiero y la “libertad” de los capitalistas de hacer negocio.

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Dentro de esta corriente encontramos a pensadores “paleolibertarios” como Murray Rothbard (referente de Milei) quien apoyó la campaña del referente del Ku Klux Klan David Duke para gobernador en Luisiana en los 70s, entre otros, muchos que bien empalman con las posiciones más conservadoras y reaccionarias en el terreno cultural y social.

En Argentina, influencers como Dannan, Tipito Enojado, El Presto y otros, se han encargado de encabezar una reacción patriarcal antifeminista y anti “progresista”; con un discurso retrógrado pero “disruptivo” han sabido ganarse a un sector de la juventud que pasa buena parte de su tiempo en redes sociales. En un país en crisis.

Milei es parte de un espectro de ultra-derecha que hace mucho énfasis en dar una “batalla cultural” contra el progresismo, según ellos, dominante. En el terreno ideológico, Agustín Laje en Latinoamérica o Ben Shapiro en Estados Unidos, son parte de esta ofensiva reaccionaria, capitaneada por el racista Steve Bannon y los esfuerzos que realiza de unir y coordinar a la ultraderecha en el mundo.

El libertario ha ganado diciendo que el enorme ajuste que hay que hacer lo va a pagar “la política”, mientras anuncia sus primeras medidas como la privatización de los medios públicos y suspender la obra pública lo que implica dejar a miles de trabajadores en la calle.

El economista ultraliberal logra imponerse en medio de la fuerte crisis que siente la clase trabajadora en su poder de compra, siendo que el gobierno “kirchnerista” ha impuesto un duro ajuste inflacionario años previos.

Es muy importante entender que los 14 millones de argentinos que votan a Milei, no están de conjunto ideológicamente a ultraderecha. Si bien, sí hay sectores de la población se ha derechizado, buena parte de sus votantes buscan un cambio que les parece que les será favorable, es decir votan contra lo ya conocido. Particularmente los sectores populares, pero también parte de las clases medias y la juventud que lo acompañan está cansada de los políticos tradicionales y, lo apoyan, en el marco de la crisis, siendo que los medios han logrado instalar que la salida de Milei sería algo nuevo que acabaría con los privilegios de la “casta política” responsable de la crítica situación del país.

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El verdadero programa libertario

La vicepresidente electa Victoria Villarruel es una negacionista de la dictadura militar, expresión del vínculo que mantiene Milei con la casta militar argentina, la misma que ejecutó un golpe de Estado persiguiendo y asesinando a miles de jóvenes, desapareciendo a 30 mil trabajadores trabajadores y creando un clima de terror contra la población. Villarruel ha hecho su carrera política como defensora de los militares genocidas; visitaba incluso a Rafael Videla en la cárcel.

Es falso que el ajuste que propone Milei lo va a pagar la “casta política”, el ajuste significa millones de trabajadores sin empleo, privatización acelerada de recursos naturales y aumento de precios.

Es una incógnita hasta dónde y de qué forma puede llevar adelante las medidas que prometió en campaña, aunque de algunas ya comienza a desdecirse y otras han planteado que llevarían más tiempo. Sus medidas pueden empujar un escenario recesivo de quiebra de empresas nacionales y pequeños comercios, generando mayor pobreza, pero, aún en el caso de que le saliera bien y fuera acompañado por un ciclo de inversión apuntando a estabilizar la economía, nadie duda que va a enfrentar fuertes protestas en las calles, lo cual puede frustrar la gobernabilidad que busca alcanzar con su acuerdo con Mauricio Macri, sectores del radicalismo o peronistas de derecha, que podrían desestabilizar a su gobierno.

Es importante contemplar que en Argentina hay una reserva de fuerzas en la clase trabajadora organizada y en sectores populares. Ya Mauricio Macri intentó avanzar aceleradamente en 2017 y provocó enfrentamientos masivos entre miles de trabajadores y la policía, costándole en buena medida la reelección en 2019.

Un nuevo periodo con final abierto

Como bien ha señalado la referente del Partido Socialista de los Trabajadores (PTS, partido hermano del MTS mexicano) Myriam Bregman, ex candidata presidencial del Frente de Izquierda y los Trabajadores Unidad, las ideas de Milei no son nuevas, ya se han llevado adelante en Argentina en distintos momentos, y siempre generaron mayor pobreza y desigualdad.

La oposición al ajuste será dura y no le será fácil a Milei avanzar; ahora mismo ya se están convocando las primeras asambleas de trabajadores de prensa de los medios públicos y sectores de desocupados, y aún ni siquiera inicia su mandato. Sin embargo hay que contemplar el rol de la burocracia sindical o de algunos movimientos sociales que, lejos de abonar a unificar las luchas prefieren pactar y desmovilizar. Los sindicatos deben ser recuperados para los intereses de la clase trabajadora y, en esta coyuntura argentina, es clave pensar como conquistar sindicatos clasistas, democráticos y combativos.

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Milei tiene la intención de reprimir en las calles, pero las clases dominantes saben que cuando se generaliza el descontento y el pueblo trabajador sale masivamente a las calles, no existe policía que alcance.

Dado el ajuste que busca llevar adelante, millones de personas comenzarán a ver las consecuencias en su día a día de la implementación de un programa de defensa a ultranza de los intereses de los ricos. Y es que, una cosa es ganar la presidencia con un discursos “anticasta” y con promesas mesiánicas, y otra aplicar el brutal ajuste antiobrero con aceptación pasiva por la clase trabajadora. Sin embargo, hay que contemplar que por ahora cuenta con una amplia base de apoyo que efectivamente se ha derechizado producto en gran medida del desencanto con el gobierno “progresista” de Alberto Fernandez y Cristina Kichner, puede ser que pase un tiempo para que se desgaste y pierda legitimidad. Otro aspecto a considerar es que una situación de crisis hiperinflacionaria puede disciplinar socialmente, para aprovechar y aplicar un plan de “shock”.

Lo cierto es que se auguran tiempos de mucha lucha política y agitación en Argentina. Mientras más resistencia se construya ante el ajuste, más habrá posibilidad de combatir el sentido común reaccionario e individualista que intentan instalar Milei y su movimiento. No obstante, una cosa es resistir y otra ganar y derrotar su plan, para lo cual la coordinación y organización de las luchas tendría que ser mayor de la vista en los últimos años hasta ahora, pues ciertamente el “libertario” enarbola un verdadero plan de guerra contra la clase trabajadora.

Para esto se prepara la izquierda revolucionaria en Argentina, sabiendo que la consciencia de la clase obrera se disputa todos los días y que solo con la organización independiente de los partidos de los empresarios, es posible hacerle frente a la clase capitalista y a sus representantes. Ya es tiempo de terminar con la decadencia capitalista argentina, con una planificación que reorganice la economía en función del interés del conjunto de la población trabajadora, esa es la verdadera salida y para ello hace falta la construcción de un gran partido revolucionario, socialista, antiimperialista e internacionalista de la clase trabajadora.

Los fachos festejan hoy, pero mañana pueden estar nerviosos al ver la respuesta que los ataques del nuevo gobierno pueda generar, la clase trabajadora es la que mueve las fábricas, el transporte y los servicios, si se dispone a luchar unida es muy poderosa y puede derrotar cualquier plan de guerra en su contra que se busque imponer.

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