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Red Internacional
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Panorama Político. México Elecciones 2015: algo huele a podrido

Los tiempos se acortan. Y en la medida que se acerca el día “D”, crece de forma exponencial la inestabilidad política, los escándalos de corrupción y las muestras de que la clase política y sus funcionarios públicos rezuman una podredumbre clasista y racista. Y crecen también los intentos por acallar todo descontento, como vimos ayer con la represión frente al Hemiciclo a Juárez. Mientras tanto, muchos analistas anuncian el probable triunfo del PRI.

Pablo Oprinari

Pablo Oprinari Ciudad de México / @POprinari

Miércoles 27 de mayo de 2015

Después del terremoto que significó Ayotzinapa, el gobierno de Peña Nieto puso en marcha su ingeniería política para remontar la crisis de legitimidad institucional. Las elecciones son un momento importante en este plan político, compartido por los principales partidos e instituciones. Pero el panorama se complica por razones impensadas hace algunos meses.

Focos rojos por donde se mire...

Recalculando... El gobierno de Peña Nieto se despidió la última semana modificando a la baja la previsión del crecimiento de un PIB cruzado por la caída del petróleo. Aunque no es tormenta aún, los nubarrones llegaron para quedarse; debilitan el discurso de un gobierno que se presentó como firme y eficiente respecto a un panismo que en el 2012 se fue en una crisis de la cual aún no se repone.

Escenario negro, Focos rojos. El 1 de mayo Guadalajara amaneció con la reaparición explosiva del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), que mostró que el descontrol provocado por la “guerra contra el narco” no cesaba y que estaba aquí para quedarse. Consecuencia de larga data de la llamada integración y subordinación a los Estados Unidos, así como de la colusión estatal con el narco. En las semanas siguientes todo escaló hacia lo impensado: candidatos secuestrados y asesinados (en algunos casos con la participación policial) y un escenario electoral horadado por focos rojos.

De Tlataya a Tanhuato. Para muchos, una ejecución sumaria, aunque la Policía Federal, como no podía ser de otra forma, lo niega. Habrá que ver si se trata del resultado de una lección propinada a un cartel que “se pasó de la raya” o -como tantas otras veces- les endilgaron el mote de narcos para justificar la limpieza. Sea como sea, la restauración priista viene blindada: militarización y puesta a punto de métodos cuyo objeto último es el terror social.

El consejero presidente al desnudo. Como anticipamos, la clase política cerró filas tras Lorenzo Córdova. Pero el mar de fondo se hizo notar: las redes sociales se encendieron y representantes de los pueblos indígenas -parte del México que Córdova desprecia- se oyeron. La especie de que se buscaría persuadirlo de quitarle el registro al Verde genera dudas. Comodice John Ackermanni el Instituto Nacional Electoral (INE) ni Córdova se distinguen por su independencia del gobierno. Por otra parte -decimos nosotros- estos dichos, lanzados por la oposición, se vinculan a la idea de que, frente al gobierno déspota y autoritario, es posible fortalecer instituciones democráticas e independientes. Como si estas no fueran cómplices del poder priista en los últimos años. Sea como sea, las grabaciones divulgadas fueron un balde de agua fría en la recta final electoral. Nada bueno para las instituciones democráticas.

Nuevamente el garrote priista-perredista. Los anuncios de boicot en Guerrero y otros estados son como sal en la herida para el gobierno. Los paros anunciados por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) resaltan por ser demasiado cercanos al llamado de las urnas. La represión a la movilización de ayer y la detención de al menos tres manifestantes, muestra que no permitirán “desestabilización social”. Y también que, una vez más, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) van juntos contra la protesta social, en este caso, nada menos que contra la movilización encabezada por los padres de familia.

De crisis y conveniencias. Aunque las elecciones siguen su curso y la protesta social está contenida -mas no agotada como decimos abajo-, al gobierno de Peña Nieto no le conviene la inestabilidad política y social que se huele en el ambiente a solo 10 días (!) del 7 de junio. No le conviene hacia fuera de México para seguir cosechando inversiones deseosas de aprovechar el “milagro mexicano” de los bajos salarios y los 3200 kilómetros de frontera con EE.UU. No le conviene hacia dentro, donde está sentado sobre la herida abierta por la desaparición de los 43. Los focos rojos, la intensificación de la narco guerra, y los escándalos como los de Córdova junior, no van a favor de consolidar la imagen fuerte de quien sabe que requerirá usar el garrote. Sin embargo...

... el PRI confía en salir avante

Los secretos del éxito priista. Aun así, el PRI se prepara para ganar. Un triunfo moderado (se habla de un 32%) que gracias a la alianza con el Verde puede llevarlos al 40% y la mayoría de las gubernaturas. Nada despreciable considerando que cientos de miles gritaban “Fuera Peña Nieto” en las calles del país. Y los sesudos politólogos se preguntan (cuando se lo preguntan...) que pasó.

La situación de los demás es fuente de fortaleza para el tricolor. La crisis institucional abierta golpeó duramente al PRD. A diferencia del PRI -partido de gobierno cuyo voto se cosecha en sectores conservadores beneficiados con el ciclo económico abierto por el TLC y en sectores populares atados por lazos clientelares-, el sol azteca depende de aparecer y preservarse como oposición. Eso empezó a hacer aguas con el Pacto por México y se fue a pique con Ayotzinapa. El Partido Acción Nacional (PAN), por su parte, arrastra una crisis de la que aún no encuentra la puerta de salida. Morena, fuerte en la Ciudad de México, está lejos aún de tener el alcance suficiente para disputar nacionalmente. El PRI, que en el 2012 volvió para dar estabilidad y orden, contuvo la oleada postAyotzinapa y es el probable triunfador de una elección que genera todo, menos entusiasmo popular.

Yendo a fondo. Sin embargo, hay que ir más allá. El movimiento abierto en octubre no logró su objetivo: la caída de Peña Nieto y la aparición de los 43. El entramado de fuerzas sociales no pudo incorporar a la clase trabajadora, cuya acción podía golpear al gobierno y paralizar el país. Y las dirigencias actuantes fueron incapaces de una estrategia política que llevase, mediante una Huelga General, a imponer un gobierno de las organizaciones en lucha. Sobre el desgaste, vino el reflujo: el gobierno aguantó y alistó el proceso electoral. La profunda crisis de legitimidad que analizamos aquí, no colapsó al sistema de partidos y el PRI se aprovechó de la debilidad de sus competidores.

El apotegma priísta. Lo que no me mata me fortalece podría decir el PRI restaurado. Sin embargo, esta frase tiene aquí y ahora sus límites. Cuestiona Jorge Zepeda en sinembargo.mx “La restauración de las viejas formas que hoy intentan los priistas parte de la premisa de que pueden instalarlas sin consecuencias.” Decimos que hay un antes y un después de Ayotzinapa, aunque hoy no se note tanto como en noviembre 2014. En pocos días, el hartazgo con las instituciones puede emerger en la abstención y la anulación del voto. En la conflictividad que expresa San Quintín y otros estados del país, en el repudio que genere represiones como las que sufrió ayer el movimiento por Ayotzinapa, puede anunciarse nuevas tormentas; nada más lejos de la calma que presume Peña Nieto.


Pablo Oprinari

Sociólogo y latinoamericanista (UNAM), coordinador de México en Llamas. Interpretaciones marxistas de la revolución y coautor de Juventud en las calles. Coordinador de Ideas de Izquierda México, columnista en La Izquierda Diario Mx e integrante del Movimiento de las y los Trabajadores Socialistas.

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