Chile ad portas del plebiscito
Puede sonar una reiterativo a estas alturas, decir que nuestro país atraviesa por momentos históricos. La reciente aprobación en el congreso del proyecto de reforma previsional que habilitaba a los afiliados de las AFP a poder retirar hasta el 10% de sus ahorros ha sido quizás la expresión más clara en el último tiempo, marcado por la pandemia, de la relación de fuerzas que aún se percibe en Chile tras la revuelta de octubre.
Miles de personas hasta hoy se han agolpado en largas filas afuera de las sucursales de las AFP para ejercer el retiro que en parte ganaron por la presión que ellos ejercieron sobre un Congreso, que aprovechando la debilidad del ejecutivo, buscó convertirse en el núcleo mediador entre la República y las masas descontentas , ante un gobierno que carecía de iniciativa para salvar de la ira popular a todos los participantes del circo parlamentario. Y si bien las AFP han buscado todas las tácticas dilatorias para demorar o entorpecer el proceso, esto no ha evitado tener que finalmente ceder a entregar los recursos.
La crisis económica que actualmente atravesamos tiene su raíz en los efectos del coronavirus en la economía mundial, a los que se suma la catástrofe sanitaria que en nuestro país ya supera los 10.000 muertos en 4 meses, el triple de muertes que en la dictadura militar en sus 17 años. Pero los efectos más devastadores sobre los hogares del país no es responsabilidad del virus. Ha sido la decisión consciente de los capitalistas de descargar sobre los trabajadores con una sucesión de leyes, ley del teletrabajo o la ley de “protección al empleo” que en lo concreto desde su aplicación existen cerca de 600.000 con el contrato suspendido , y que según los cálculos ya estarían agotando sus fondos de pensiones, y cerca de 2.000.000 de cesantes.
Esta precarización de las vidas de los trabajadores, con leyes que pasaron como simples trámites por el mismo congreso que meses después se vistió con la bandera de la defensa de los trabajadores para aprobar el retiro del 10%, le ha sumado un nuevo elemento al ya explosivo escenario abierto tras la revuelta ¿en qué condiciones podría esperarse que un plebiscito y una incierta convención constituyente por sí misma pudiesen evitar que el descontento no se convirtiese en nuevas revueltas? Esto fue lo que llevó a un sector de los empresarios a dejar pasar el proyecto del retiro, lo que se expresó políticamente en la abrumadora mayoría que obtuvo la iniciativa , aunque el costo fuese ver desangrar en cadena nacional a la coalición oficialista y debilitar aún más al gobierno de Piñera.
Pero es muy poco probable que el alivio económico de una medida subsidiaria como el retiro de los fondos de pensiones pueda sustancialmente aliviar el panorama catastrófico de las familias trabajadoras en el mediano plazo. Con deudas aún corriendo y cobros de servicios básicos que no se detienen, así como la ineludible necesidad de alimentarse, llevarán a que en gran medida esos dineros sean consumidos rápidamente y probablemente volvamos a la misma situación.
Previendo un estallido social como algo inevitable, la UDI y Piñera, que salieron derrotados en la anterior coyuntura buscan cerrar filas con su base más reaccionaria, agitando la violencia hacia el pueblo mapuche y buscando hacer avanzar una agenda legislativa orientada a fortalecer los aparatos represivos , todo esto mientras más de 2000 mil presos políticos de la revuelta siguen en prisión. Este cierre de filas tiene por objetivo resistir los posibles embates que pudiesen venir de la lucha de clases y preparar terreno para salidas autoritarias aunque de momento tampoco esta política tiene el efecto esperado, dado que el consenso mayoritario ha impuesto que es el plebiscito el momento en el cual este conflicto debe resolverse… o al menos así lo espera un sector de los empresarios y los políticos tradicionales que reciben con optimismo las palabras de Gabriel Boric de que la futura Convención Constitucional debiera tratar aspectos mínimos de acuerdos comunes… para que toda reforma estructural quede para el debate político posterior: en palabras sencillas, que sigamos esperando a que el desempleo , la pobreza y el hambre siga destruyendo la vida de los trabajadores mientras ellos continúan jugando a ser estadistas.
La crisis educativa que se avecina
En este escenario es que hace unas semanas se dio a conocer un dato no menor: para este año 2020 quedaron cerca de 64 mil cupos vacantes en el total contemplado para matricula universitaria (Que en su conjunto el sistema suma cerca de 1.200.000 estudiantes). En un análisis de La Tercera se revela que en 2020 se matricularon 320.348 estudiantes nuevos, 8,9% menos que el año pasado, cifra que empeora si se considera la fuga de alumnos desde las instituciones en los últimos meses, y que supera los nueve mil alumnos, según un sondeo de La Tercera en 17 universidades.
La tendencia a la baja en la matrícula universitaria no es un fenómeno nuevo. Hace algunos años la expansión que caracterizó a la educación superior ha venido retrocediendo, lo que ha implicado el cierre de numerosas universidades y una mayor concentración del mercado educativo. Si este año esa tendencia da un salto, no es descartable que nuevos cierres de universidades se avecinan, y que las que queden tengan condiciones más draconianas sobre los estudiantes que decidan continuar sus estudios. ¿Podría ser esto un punto que vuelva a agitar a una juventud que se ha caracterizado por ser el principal opositor al régimen se reactive?
La falta de recursos así como la pandemia ha llevado a aumentar el número de estudiantes que han desertado o derechamente no se han matriculado. Y pese a toda la parafernalia que los rectores del CRUCH desplegaron para anunciar “ayudas” a los estudiantes en contexto de pandemia y las clases online la realidad muestra que todo fue un espectáculo, avalado por las direcciones del CONFECH en manos del Frente Amplio, para disimular la indolencia: el mismo análisis revela que los aranceles han subido cerca de un 7,5% , es decir los rectores y empresarios de la educación decidieron descargar los costos de la crisis sobre los estudiantes de la misma manera que los empresarios sobre sus trabajadores, y al igual que en la arena nacional, con la complicidad pasiva de las juventudes del Frente Amplio que se dedicaron a celebrar la entrega de tablets mientras los rectores subían los aranceles y mantenían los sueldos millonarios de las plantas directivas de las universidades.
Una re-activación de las movilizaciones sin duda que puede preocupar al gobierno, pero lo educativo está completamente fuera de la agenda, pese a la crisis en ciernes que se aproxima en la materia con expectativas laborales que no se cumplirán, deudas estudiantiles más caras aún y cientos de jóvenes sin poder terminar sus estudios, y el que esté fuera de la agenda es expresivo de que la juventud universitaria está dirigida por un grupo de dirigentes que de última parece no plantear ninguna amenaza al gobierno.
Una nueva elección de la FECH
No es de esperar sorprenderse entonces que las elecciones FECH , las primeras en celebrarse de manera virtual, susciten poca o nula confianza o entusiasmo en el grueso del electorado estudiantil. Esa misma lógica de celebrar migajas, la conquista de alguna beca insuficiente, celebrar que los decanos inauguren mesas de trabajo que generalmente carecen de resultados o un presupuesto para estudios académicos progresistas que poco impacto tiene en la realidad nacional o universitaria , es la que repite el Frente Amplio incansablemente desde que han conducido la Federación desde finales del 2011.
Primero llamaron a incidir en la reforma educativa de Bachelet, gobierno del cual participaba el Partido Comunista y que ha mantenido por años la Vicepresidencia de la FECH, prometiendo que así lograríamos cambios estructurales, llamando a dosificar el número de asambleas y concentrar la actividad política en marchas estudiantiles que ocurrían una cada tantos meses y que cada vez fueron adquiriendo más el carácter de feriados universitarios que días de protesta. Y así cuando los estudiantes vieron que su rol era ser meros espectadores mientras sus dirigentes se sentaban en interminables mesas de negociación con los rectores, el ministerio de educación y el congreso, de la cual se obtenían exiguas migajas, decidieron dedicarse a estudiar y alejarse así de una política que veía en ellos una masa de maniobra moldeable por discursos emotivos.
Lo curioso de esto es que los dirigentes del FA constantemente apelan a que debiamos obtener ganadas concretas, uno podrá preguntarse por qué exigir “dignidad” es más concreto que exigir “financiamiento basal de parte del estado” para que las universidades públicas no tengan que depender del endeudamiento con la banca de las familias, para nosotros esto escapa de toda lógica y para el grueso de los estudiantes también, quienes dejaron de ver en la universidad el espacio de organización y dinamización de la protesta y de construcción colectiva para una sociedad mejor, como lo era anteriormente.
La misma indolencia la observamos cuando el gobierno anunció que su ayuda a la clase media consistiría en ampliar la cobertura del CAE que tiene a miles de trabajadores y profesionales al borde de la quiebra y el embargo de sus bienes por las condiciones draconianas que impone la banca para pagar los créditos la FECH solo sacó tibias declaraciones, mientras se desarrollaba un paro online a nivel nacional en varias universidades y centros de formación técnica, ni siquiera pusieron el tema en punto en tabla para que las asambleas discutieron qué hacer.
Así la indolencia de la FECH llegó al punto de dejar pasar también todas las medidas represivas que el gobierno descargó sobre los secundarios, quienes trataban de mantener la movilización precisamente en el sector más precarizado de la educación chilena, y que pocos beneficios obtuvieron de las reformas educativas del gobierno de Bachelet. La brecha entre quienes querían movilizarse y las organizaciones estudiantiles se fue haciendo más grande hasta que finalmente durante el estallido, mientras la juventud se volcaba a enfrentar la represión y copar las calles y las plazas, la FECH cayó en la más completa irrelevancia para los estudiantes, con los espacios educativos que podrían haber sido un importante punto de organización territorial y social completamente vacíos. Probablemente la “revelancia” que sigue teniendo la FECH, como invitada a todos los eventos formales del rector se deba a que esta “irrelevancia” termina siendo beneficiosa para que las autoridades mantengan sus privilegios en la Universidad.
Por su puesto que les agradecemos que hayan tenido la decencia mínima de abrir la sede de la federación para que funcionaran los colectivos de salud, que prácticamente surgieron de la propia autoorganización de los estudiantes de esa área , así como de los trabajadores de los hospitales, que más tarde volverían a cumplir un rol heroico enfrentando la pandemia.
En este escenario electoral donde la Lista A “Despierta la FECH” introduce una campaña completamente rutinaria donde los acontecimientos nacionales son solo un comentario en los pálidos discursos de sus candidatos , centrando un programa en un conjunto de iniciativas asistenciales que podrán ser necesarias, pero que al igual que el proyecto del 10% no resolverán de fondo el hecho de que el grueso de los estudiantes más precarios deberán abandonar la universidad ante un alza inminente de los aranceles, o porque simplemente no tendrán el tiempo de estudio que ahora deberán invertir en trabajar para aportar a sus familias. Probablemente estos estudiantes serán los mismos que fueron beneficiados con la beca Bachelet, la que tampoco les garantiza un empleo en lo que estudiaron o que efectivamente puedan terminar sus estudios.
De última, este discurso light termina reflejando la apuesta de “nicho” del Frente Amplio: apelar a sus votantes tradicionales de las facultades más numerosas y con estudiantes con mayor nivel socioeconómico que no sufren los problemas reales de la crisis educativa y cuyo voto ha sido decidor para mantenerlos en la conducción. No se necesita ser un gran politólogo o estadístico para suponer que el 70% de estudiantes que no votan probablemente son los mismos que se ven más alejados de la política: Los sectores provenientes de familias de clase media o trabajadora.
La fórmula electoral se vuelve tan poco novedoso que el “atractivo” de la lista vuelve a ser el mismo de los años anteriores: La disputa interna entre las fuerzas que la componen (Comunes, RD y Convergencia Social) por ver quien queda con la presidencia. Incluso su tradicional adversario, las Juventudes Comunistas, parecen estar resignados a que la gran batalla electoral se vivirá dentro de la lista del FA, y ellos (las JJCC) se presentan resignados a una campaña en la que podrán aspirar a un segundo o tercer puesto dentro de la mesa.
La novedad de este año parece estar en una lista outsider que se ha presentado muy crítica respecto a la gestión financiera de la FECH con un discurso que ha apelado a la ineptitud política del Frente Amplio y con eso ha canalizado una parte del descontento pasivo con la FECH que se ha expresado hasta ahora con las bajas tasas de participación política del estudiantado. Esta lista supuestamente independiente no tardó en ser develada como la expresión política de la derecha en la universidad que ha tomado nota de los fenómenos similares en la arena política nacional e internacional, y que se ha puesto como opositora también a la lista de la derecha tradicional de la universidad , la Centro Derecha Universitaria (CDU) que también ha presentado una campaña poco atractiva esperando integrar el último puesto de la mesa.
En un principio el FA trato de restarle importancia a la lista “jugo” de la misma manera que la centro izquierda ridiculiza las campañas outsiders…. hasta que es demasiado tarde (Brasil es lamentablemente el trágico ejemplo de esto). El cómo la campaña ha agarrado vuelo y ha golpeado en un aspecto muy sensible , ahora los dirigentes de Comunes, RD y Convergencia han salido a gritar a los cuatro vientos que no podemos entregarle la FECH a la derecha…. Algo quizás demasiado exagerado para una elección que carece de encuestas y faltando más de una semana para la votación… pero en un padrón donde cerca del 70% podrían ser nuevos votantes ¿qué duda cabe que una sorpresa electoral podría amenazar la hegemonía del FA?
Por supuesto la respuesta de la Lista A: Despierta la FECH será apelar vagamente a los discursos excesivamente críticos con el FA y a los estudiantes despolitizados. Si la lista Unidad Popular triunfa de todas maneras, será el lamentable corolario de años de descomposición de la organización estudiantil, pero también estarán obligados a dirigir la FECH en un probable contexto de Congreso FECH si es que se cumple el escenario más probable que de todas maneras no se cumpla el Quórum de 40% de participación y que el FA y la JJCC ya arreglaron una reforma estatutaria que les permitirá la hegemonía en dicho espacio, por más que la Presidencia la tenga una lista excéntrica.
¿Qué alternativa existe desde la izquierda a la actual conducción de la FECH?
Pero en esta elección también existe una alternativa de la izquierda radical, la lista C: de la agrupación Vencer que busca precisamente, en un contexto de crisis de la extrema izquierda en la universidad (lo que se expresó en la ausencia de listas que tradicionalmente compiten por este espacio como el Vamos Construyendo) así como de la FECH, buscar ser un punto de reagrupamiento de toda esa juventud que peleó en las calles contra el gobierno de Piñera y que confían en la fuerza de la movilización para echar abajo la herencia de la dictadura en el país y en la educación.
Año tras año la FECH ha sido vaciada y sus dirigentes apuntan a una unidad abstracta y por arriba con otras organizaciones sociales, muchas de las cuales son aún más burocráticas y vacías que la FECH como lo es la CUT, en vez de apostar a la organización por la base, como por ejemplo la que Vencer viene impulsando en el comité de emergencia y resguardo del Hospital Barros Luco ( donde en unidad a trabajadores de la salud, vecinos del territorio y estudiantes se ha impulsado movilizaciones para enfrentar las precarias condiciones de los hospitales en el contexto del covid) o el comité de emergencia de la ciudad de Antofagasta que une a trabajadores de la industria, mineria, profesionales , estudiantes y pobladores, surgido para enfrentar la represión y organizar la movilización durante la revuelta y que durante la pandemia ha servido como un importante polo para mantener la movilización contra los despidos y la precarización laboral ( como el comité de despedidos de LATAM o las movilizaciones en el hospital regional de Antofagasta) y como principal impulsor de iniciativas de solidaridad popular para enfrentar la crisis económica y la pandemia.
Estos ejemplo importantes, aún son insuficientes en un punto. Y si la FECH los impulsarse poniendo a disposición la infraestructura territorial de la Universidad podrían expandirse a los trabajadores de la universidad, a los territorios y organizaciones sociales que rodean a la Universidad. Podría ser un importante avance para enfrentar de mejor manera el proceso constituyente y a un gobierno que hará todo lo que esté a su alcance para boicotear y una oposición que se conformará con ganar puntos mínimos , como el Acuerdo por la paz, transando nuestras demandas por unos cuantos puestos más en el régimen político.
VENCER apuesta por que este futuro que aguarda a los estudiantes, donde se profundice la irrelevancia de la FECH, donde las movilizaciones y debates nacionales seguirán pasando por el lado de la Universidad de Chile, no está escrito y podemos cambiarlo. Contrarios a toda demagogia que plantea la lista de derecha encubierta (unidad Popular) creemos que la deficiencias de la FECh no se combatirán con una mejor gestión. Sino que con un CONGRESO FECH levantado con delegades de base en todas las universidades que discuta el programa de la FECH y cómo enfrentar el proceso constituyente para pelear por una verdadera Asamblea Constituyente Libre y Soberana y que seamos capaces de echar abajo al régimen político actual que hará todo lo posible para evitar esta perspectiva. El escenario por tanto aún está abierto.
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