Las elecciones del domingo ratificaron, y ampliaron respecto a las PASO, el triunfo de Cambiemos en la provincia sobre el MPN. ¿La “ola amarilla” desbancará al partido provincial por primera vez en 54 años de gobierno?
Martes 24 de octubre de 2017 13:14
Foto: Matías Subat
El domingo los resultados volvieron a ser adversos para el Movimiento Popular Neuquino y se potenció el estado deliberativo interno entre dirigentes y en “la base” del partido provincial. Su estancamiento de votos respecto a las PASO –creció apenas 2.293 votos- no sólo lo relegaron a un cómodo segundo lugar sino que Cambiemos creció 15.967 votos, ampliando la diferencia con el MPN de 2% a casi 7% respecto a las PASO. Y para peor, en el departamento Confluencia, que comprende el 65% del padrón provincial, el MPN quedó relegado al cuarto lugar, detrás de Cambiemos, Unidad Ciudadana y el Frente Neuquino.
La electa diputada nacional por el MPN Alma “Chani” Sapag aseguró a un medio regional que “nada cambia, tuvimos a Alfonsín, a Menem, 12 años al kirchnerismo, y ahora este tsunami amarillo, pero el MPN sigue gobernando hace 54 años. El que crea que es un trampolín para el 2019 está equivocado”. Ese argumento es el que se repite hasta el cansancio desde la noche del domingo dentro del partido provincial, con mayor o menor convicción según el caso.
En la vereda (no tan) de enfrente, desde Cambiemos el actual intendente de la capital y principal referente cambiemita en la provincia, Horacio “Pechi” Quiroga, ya se prueba nuevamente el traje de candidato a gobernador, y se ilusiona con ser el primero en la historia en desbancar en una elección a gobernador al partido fundado por la familia Sapag. Pero falta mucho para el 2019 y se necesita más que asfalto y metrobuses para desbancar a un partido que, aún en decadencia, “conoce” la provincia que en estos 54 siempre fue “atendida por su dueños”.
Quienes conocen las mañas e internas del MPN aseguran que tanto Jorge Sobisch como Guillermo Pereyra jugaron por fuera del partido a favor de Cambiemos, habiendo quedado desplazados de la lista armada por el gobernador Omar Gutiérrez y su mentor Jorge Sapag. El vicegobernador Rolando Figueroa fue otro de los desplazados, aunque menos “radicalizado” en sus decisiones, dicen, no sacó los pies del plato. Pero, aseguran, la sangre no llegaría al río en 2019. Teniendo asegurada una banca en el Congreso, y ante la imposibilidad de pelear una más, el vacío a la oficialista lista azul en esta elección es un daño “reparable”, siempre y cuando se abra una negociación.
El “moderno” senador y Secretario General del sindicato petrolero desde el año 1983, Guillermo Pereyra, tiró una pista. Aseguró que el partido debe “modernizarse” y reformar la carta orgánica, para incorporar a las listas perdedoras de las internas partidarias -a nivel provincial no hay PASO- de cara al 2019. Hoy en el MPN el que gana se lleva todo, y pareciera que el viejo lema de que “el que pierde acompaña” estaría perdiendo adeptos dentro “del movimiento”.
El MPN sufrió un duro revés electoral, pero parece por lo menos prematuro hablar hoy del fin del MPN en el poder. Aún en la declinación actual de su “hegemonía”, tampoco aparece una oposición que se ofrezca como alternativa “viable” (no olvidemos que Quiroga creyó que podía ganar la provincia como si fuera un municipio y “hablaron” las urnas). Y tampoco hay que desestimar la capacidad de mutación de un partido que supo recomponerse –no sin salir malherido- de grandes crisis como los levantamiento de Cutral Co en el 96 y 97, o el asesinato del maestro Carlos Fuentealba en 2007. Si bien esos acontecimientos no terminaron con el reinado ininterrumpido del MPN, son a la vez la muestra de que será la lucha de clases y no la siempre débil oposición patronal la que puede terminar con la hegemonía emepenista.
Alejo Lasa
Dirigente nacional del PTS. Coordinó, junto con Raúl Godoy y Grace López Eguía, el libro ZANON: Fábrica militante sin patrones.