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Red Internacional
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CONTRACORRIENTE MADRID. Elecciones en la UAM: “Las estudiantes contra las leyes de Castells”

El próximo miércoles 17 de noviembre los y las estudiantes de la UAM pueden elegir a sus representantes estudiantiles de Junta de Facultad y Claustro. Pero este año las elecciones están marcadas por la reforma universitaria de Castells, por eso nos presentamos con la candidatura “Contracorriente e Independientes: No a las Leyes de Castells” en Filosofía y Letras, Ciencias y Derecho y Ciencias Políticas para ser la voz del estudiantado en estos órganos. Te explicamos los motivos por los que deberías votarnos.

Lunes 8 de noviembre de 2021

Desde Contracorriente entendemos la participación en los órganos universitarios (en los que venimos participando desde hace cuatro años con la lista “Revoluciona tu universidad”, con la que hemos denunciado la falta de democracia de la universidad y su dependencia de las grandes empresas) como un medio para dar voz a los y las estudiantes. No pedimos tu voto para hacer carrera política o porque creamos que participando en estos órganos vamos a cambiarlo todo. Pedimos el voto y el apoyo que va más allá de las elecciones para poder seguir siendo un altavoz de las voces críticas que quieren una universidad pública, gratuita y al servicio de la clase trabajadora.

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empresas

Esta universidad es muy distinta a la que tenemos actualmente y a la que tendremos si se aprueban las nuevas leyes del Ministro de Universidades Manuel Castells. Por un lado, la democracia en la universidad brilla por su ausencia: aunque ahora nos toca elegir representantes estudiantiles, éstos no podrán tomar decisiones importantes sobre el funcionamiento de la universidad, ya que en realidad porque estas se toman desde el Rectorado y el Consejo Social. El voto en las elecciones a rector es ponderado; es decir, el de los estudiantes vale 34 veces menos que el de los catedráticos para asegurar que nada cambia y que la voz de los y las estudiantes no se escucha ni se tiene en cuenta.

El Consejo Social, máximo órgano de decisión de la universidad, por su parte, está compuesto mayoritariamente por representantes de empresas y entidades como el banco Santander, políticos y representantes de los principales sindicatos. Tan sólo un estudiante (de una comunidad estudiantil que en la UAM supera las 30.000 personas) tiene derecho a estar en ese Consejo y su presencia tampoco se vota democráticamente.

Por tanto, somos conscientes del poco poder que tenemos las estudiantes en la universidad. No somos ingenuas. No nos presentamos para gestionar la universidad neoliberal al servicio de los designios del Santander y El Corte Inglés sino para denunciar su verdadero funcionamiento y defender una universidad diferente. Pero estas elecciones no son como las demás. Porque estamos en medio de un enorme ataque a la universidad pública, perpetrado ni más ni menos que por el “gobierno más progresista de la historia”. El Ministro de Universidades Manuel Castells prepara dos leyes que son un ataque directo a nuestra universidad.

La LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario) convierte a las universidades en escaparates para las grandes empresas, a la par que pone aún más en entredicho la democracia dentro de la universidad, tal y como contamos en este artículo. Por su parte, la LCU (Ley de Convivencia Universitaria) persigue todas las actividades que interrumpan el “normal funcionamiento de la universidad” e intenta convertirla en un lugar al que sólo vayamos a clase, haciendo desaparecer el poco espacio de reflexión política y crítica que queda en ella. Hasta hacer una sangriada podría ser motivo de una expulsión de dos meses como mínimo si así lo estima la rectora (la misma que nos manda a la policía al campus).

Las leyes, que han encontrado algunas resistencias ya, tanto por derecha (ya que los catedráticos no quieren perder poder para dárselo a las empresas) como por izquierda (como vimos en las movilizaciones de Somosaguas) no pueden aprobarse sin lucha. Y desde Contracorriente pensamos que esta lucha no debe darse solamente, ni principalmente, en los órganos de representación estudiantil, sino en las calles.

Por eso, apostamos por construir un gran movimiento universitario como el que hizo frente a otras reformas universitarias como el Plan Bolonia o el 3+2. Sólo con un movimiento estudiantil autoorganizado tenemos posibilidades de frenar este ataque. Por eso, no sólo llamamos al voto en la UAM y a que todo el estudiantado se organice con nosotras, sino al resto de agrupaciones para que juntas podamos impulsar una enorme movilización que pueda hacer frente a las políticas de este gobierno y de todos los que quieren convertir la universidad en un lugar al servicio del interés privado.