Para la primera vuelta de las elecciones regionales, que se celebran el domingo 20 de junio, Révolution Permanente llama al voto para las listas de Lutte Ouvrière. Explicamos a continuación nuestra posición.
Viernes 18 de junio de 2021 16:07
Una coyuntura reaccionaria, donde la crisis permanece como el factor clave de la situación
Las elecciones regionales de 2021 se producen en un contexto donde la derecha y la extrema derecha ocupan casi la totalidad del espacio político y mediático: amenazas de muerte a activistas de izquierda por parte del youtuber Papacito [influencer de extrema derecha conocido recientemente por amenazar a votantes de izquierda y de la Francia Insumisa. NdT], manifestaciones de policías, columnas periodísticas de militares [un grupo de exgenerales amenazaron con una “guerra civil” si el gobierno no actúaba de forma suficientemente reaccionaria, NdT], etc. Elementos que se inscriben dentro de una tendencia, marcada por la ofensiva securitaria, islamófoba y xenófoba llevada a cabo por la extrema derecha, la derecha, el gobierno, pero también por un sector de la izquierda institucional.
Si bien parece que esta tendencia puede parecer la dominante, ya que estas cuestiones son centrales en el debate público político y mediático, la situación política es más compleja, y permanece supeditada a la crisis sanitaria, económica y social que no se ha resuelto aún. A pesar del planteo del gobierno de que estamos ante un retorno a los “días felices”, la salida de la crisis es incierta. Por ejemplo, cuando finalicen los ERTES (suspensiones temporales) que afectan a 3 millones de personas, no está claro cuántos despidos se van a producir.
Por el momento, la importante pasividad social alimentada por la política de las direcciones sindicales sigue siendo un factor a tener en cuenta. Por otro lado, el fin paulatino de las restricciones sanitarias, al mismo tiempo que la reactivación de la economía podría llevar retomar las protestas sociales, que quedaron suspendidas después de la movilización contra la ley de Seguridad Global (una ley restrictiva de la libertad de expresión y manifestación). Es esto lo que temen algunos sectores de la burguesía, que alertan sobre un posible estallido social ahora que los planes de contrarreformas vuelven a ponerse sobre la mesa. Por todo eso, la situación continúa aun siendo de una gran inestabilidad social y política.
Una abstención histórica: importante deslegitimación de las instituciones, voto protesta contra la clase política
Las elecciones regionales y departamentales del 20 y 27 de junio se darán en 15 regiones (entre ellas Guadalupe y La Réunión, colonias francesas). En estos comicios a dos vueltas, los electores votarán para elegir a los consejeros regionales en el marco de la región, y a los consejeros departamentales en el marco del cantón, por la duración de seis años.
Las elecciones regionales de 2021 no escaparán a los habituales fiascos electorales en este tipo de votaciones: nos encaminamos hacia una fuerte abstención, que podrá ser incluso más elevada que en anteriores comicios. Según Frédéric Dabi, director general de Ifop (Empresa de encuestas y demoscopia), en una entrevista para France Tv, la abstención “será masiva” con previsiones que se acercan “al 60% de abstención (…) un récord absoluto para unas elecciones regionales”.
El aumento estructural de la abstención refleja el descrédito popular hacia los partidos tradicionales (de los cuales el macronismo ya forma parte) así como la pérdida de confianza en las instituciones, y aparece como un castigo político por parte de los electores.
La “izquierda” institucional: una de las principales responsables de la austeridad… y del crecimiento de la extrema derecha
Esta creciente abstención es el resultado de las políticas de austeridad llevadas a cabo de forma alternativa tanto por la derecha tradicional, como también por la izquierda institucional que, en cada vez que ha estado en el poder, ha sido culpable de múltiples traiciones. Desde los años 80, una oleada de reformas se ha encadenado para reducir los gastos públicos en nombre de procesos de descentralización. Este proceso se acentuó en los últimos diez años con recortes brutales hacia la financiación que el Estado destina a las regiones (Comunas, Departamentos y regiones, es decir local, provincial y regional, además de los territorios de ultramar, NdT)
Afectados por Nicolas Sarkozy con la excusa de la crisis económica de 2008, la bajada de los presupuestos de las regiones fue recrudeciéndose con el gobierno de François Hollande. En cinco años, el Partido Socialista hizo una verdadera sangría de las principales dotaciones a las regiones, reduciéndola prácticamente a la mitad. Además, la reforma que redujo el número de regiones de 22 a 13 en la Francia metropolitana se realizó también en el mandato de François Hollande. El objetivo era realizar aún más recortes presupuestarios.
Recortes que el macronismo ha completado con la puesta en marcha de la contractualización. Una estrategia destinada a imponer límites cada vez más estrictos a los gastos a las regiones. Esta puesta bajo “contrato” tenía por objetivo, según Macron, ahorrar al Estado 13 mil millones de aquí a 2022, en detrimento de los servicios públicos.
Esta política de austeridad presupuestaria no hace más que acentuarse (como se ha visto con la crisis del Covid-19), en vista del aumento histórico de la deuda pública que los grandes capitalistas cuentan con hacer pagar a la clase obrera y a la juventud.
Estas traiciones sistemáticas de la “izquierda” institucional en el poder constituyen el terreno sobre el que se ha desarrollado el Frente Nacional en tanto que partido “antisistema”, después reconvertido en la Agrupación Nacional de Marine Le Pen sobre la idea de la “desdiabolización” [el abandono de los viejos símbolos del partido más cercanos a la extrema derecha clásica, ndT]. Agrupamiento Nacional, en vista de la coyuntura actual y de los mecanismos de abstención diferenciados, podría hacer un avance sin precedentes en múltiples regiones. Esto sería una victoria para el partido de Marine Le Pen en este tipo de comicios, que normalmente no le son favorables.
La Francia Insumisa: una estrategia institucional y la conciliación de clases como programa
La política a nivel regional no puede separarse de las lógicas de austeridad a nivel estatal. Es más obvio que nunca que las políticas neoliberales, llevadas a cabo por la derecha o la centroizquierda, han abierto la vía a un destrozo sin precedentes de los servicios públicos, a la destrucción masiva de puestos de trabajo y a la degradación de la función pública.
Desde este punto de vista, la estrategia de la Francia Insumisa (LFI), tiene el mérito de ser transparente: el partido de Jean-Luc Mélenchon pone todas sus fuerzas únicamente en el terreno institucional, pero además se niega a poner en cuestión las lógicas austeritarias a nivel estatal.
Así lo expresa Clémence Guetté, cabeza de lista de la LFI en Nouvelle Aquitaine, quien afirmaba que “el rol del Estado no es una cuestión regional”. Así, la LFI asume llevar a cabo una política que reajuste algún presupuesto, es decir, administre un poco mejor la austeridad, sin poner en cuestión la reducción de dichos presupuestos destinados a las Regiones por el Estado.
El otro aspecto problemático es el del empleo, donde asume un programa de conciliación con la gran patronal. La alianza electoral entre la LFI y el Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) – que ya denunciamos en su momento como una capitulación del NPA-, llamada “Occitaine Populaire”, reivindica “cero euros de subvención de la región a las grandes empresas que despiden”. Pero esto significa que la LFI y el NPA están dispuestos a dar millones de euros de dinero público para financiar los beneficios de grandes capitalistas como Bolloré, Mulliez, o Airbus, a cambio de que “no despidan”.
Detrás de este programa, la LFI busca distinguir entre los “buenos” grandes empresarios que aceptan las condiciones del Estado y los “malos” empresarios que se niegan. Se trata pues una lógica de aliarse con aquellos que nos explotan, nuestros enemigos de clase.
Lutte Ouvrière, la única lista que defiende la independencia de clase
En una situación de crisis histórica, donde el Estado francés despliega políticas sin precedentes destinadas a mantener su posición a escala internacional, son miles de millones de euros los destinados al beneficio de los grandes capitalistas. Centenares de miles de millones que servirán para aumentar sus beneficios, “reestructurar” su masa salarial a través de despedir para… ¡contratar después más barato y precario!
En este contexto, tan solo las listas de Lutte Ouvrière reivindican claramente un programa de independencia de clase. Nathalie Arthaud de Lutte Ouvrière, en el caso de las elecciones de consejeros regionales, defiende: “todas las medidas a favor de los trabajadores y los más pobres” y denuncia “las ayudas regaladas a los grandes capitales”. Además, ha señalado: “tenemos que ser los ojos y oídos de los trabajadores. Por ejemplo, cuando una gran empresa recibe una subvención regional, que los trabajadores lo sepan. Algo que nunca ocurre. Ya que los capitalistas evitan decir cuántos millones se llevan.”
Para la cabeza de lista de Lutte Ouvrière en Ile de France [región parisina, NdT], el objetivo para estas elecciones regionales es: “apoyar a los trabajadores en sus luchas. Solo el programa que vela por los trabajadores es un programa de lucha. Nos encontramos en una situación de grave crisis económica donde las condiciones de vida de los trabajadores se ven considerablemente degradadas y van a sufrir aún más ataques. Hace falta que los trabajadores se defiendan de los despidos, del cierre de fábricas, que defiendan su poder adquisitivo ya que los precios aumentan. Harán falta luchas, explosiones sociales”.
Révolution Permanente apoyará, en el marco de la primera vuelta de las elecciones regionales de 2021, las listas de Lutte Ouvrière. Lo hacemos a pesar de nuestros desacuerdos políticos –acerca de cómo combatir a la burocracia sindical, cómo articular los intereses de la clase obrera y el conjunto de oprimidas y sus movimientos como los Chalecos Amarillos, el movimiento de mujeres, o el movimiento antirracista, etc.—. Aun así, llamamos a votarlos porque sus listas defienden la independencia de clase respecto a la izquierda institucional y reformista, por un programa hacia la clase obrera, los explotados y oprimidos.
Contra la lógica populista que la LFI alimenta con su “programa para el pueblo”, coincidimos con lo señalado en este caso por las listas de Lutte Ouvrière. Se trata de todo lo contrario, más aún en la situación actual: hacer que “se escuche a la clase obrera”.
*Artículo original publicado en francés en Révolution Permanente
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