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Elementos de la Dialéctica Materialista

George Novack

imagen: Moholy-Nagy, László. A19. 1927. Oleo sobre tela. 80 x 96 cm

Elementos de la Dialéctica Materialista

George Novack

Ideas de Izquierda

Notas del traductor

Compartimos a nuestras lectoras y lectores esta traducción desde el inglés original en exclusiva para La Izquierda Diario, Elementos de la Dialéctica Materialista de George Novack, publicada en agosto de 1940 en la revista teórica del Socialist Worker Party (EEUU), la Fourth International (1940-1956), de la cual el mismo Trotsky fue uno de sus principales colaboradores hasta el día de su muerte.

Sobre el autor: George Novack (1905-1992) dirigente y teórico marxista, parte de la generación de jóvenes profesionales e intelectuales que tras la crisis económica del ´29 se radicaliza y se une a partidos de trabajadores en EEUU. Novack se convertirá pronto en dirigente y uno de los principales teóricos del Socialist Worker Party de EEUU; dedico buena parte de su trabajo a defender las banderas y conquistas del marxismo, tanto contra las ideas al acecho desde la Academia como de la deformación del marxismo que significaba el estalinismo (marxismo-leninismo).

Hasta el día de hoy, uno de los textos imprescindibles para la formación marxista, viene de su propia mano: "Introducción a la Lógica: Lógica Formal y Lógica Dialéctica" que puedes ver acá

Texto original extraido desde marxist.org:

 [1]

***

El marxismo es la teoría científica del movimiento de trabajadores revolucionario que tiene como objetivo derrocar el caduco sistema capitalista y erigir un nuevo orden socialista en su lugar. El materialismo dialéctico es el fundamento filosófico del marxismo.

El alcance del materialismo dialéctico

Muchas veces en la historia del movimiento obrero los portavoces capitalistas han tratado de confinar las actividades de los trabajadores dentro de límites estrechos. Se aconseja a los trabajadores que restrinjan sus actividades a una planta o industria en particular o dentro de las fronteras de un país. Se advierte a las organizaciones obreras que no entren en la política y, una vez que se convierten en una fuerza independiente en la vida política, se les advierte que no tomen el poder del Estado por su cuenta. Estos carteles de "Prohibido el paso" se colocan con un propósito: evitar que los trabajadores invadan estos recintos privilegiados para que las fuerzas reaccionarias puedan disfrutar de su indiscutible posesión.

Encontramos un fenómeno análogo en la vida intelectual. En este caso, los enemigos abiertamente burgueses del marxismo se esfuerzan por restringir el pensamiento socialista revolucionario dentro de los límites más estrechos: el dominio de la mente humana. El marxismo, afirman, es falso; el materialismo dialéctico es un absurdo intelectual. Los revisores pequeñoburgueses [2] del marxismo, no tan audaces ni coherentes en su oposición, tratan de circunscribir su aplicación de otra manera. El marxismo, dicen, es una verdad a medias, o una verdad sólo para la mitad del mundo. Se aplica a los fenómenos sociales, pero no tiene relevancia para los fenómenos puramente físicos. La teoría del materialismo dialéctico es una reliquia de la religión o del idealismo hegeliano [3]. Ambas escuelas de crítica, la burguesa y la pequeñoburguesa, coinciden en excluir el materialismo dialéctico de la naturaleza.

El materialismo dialéctico no admite tales barreras en su campo de operaciones. Tiene un carácter universal. Toma toda la realidad como su provincia. La dialéctica materialista se aplica a todos los fenómenos, desde las nebulosas más lejanas y el tiempo más remoto hasta los sentimientos más íntimos y los pensamientos más elevados del hombre.

Así como el proletariado revolucionario se propone conquistar la tierra para el socialismo, el materialismo dialéctico, que es la expresión filosófica de ese movimiento, busca extender su dominio sobre todos los departamentos del conocimiento, disputando el derecho de las ideologías rivales a gobernarlos. Se trata de una filosofía revolucionaria militante y crítica sin concesiones, que aspira a remodelar el viejo mundo del pensamiento con la misma radicalidad con que el proletariado revolucionario aspira a reconstruir el orden social existente.

La Unidad del Marxismo

El marxismo debe rechazar todo intento de limitar el ámbito de su aplicación porque es una visión monista [4] del universo. Las filosofías dualistas y pluralistas dividen la realidad en categorías de ser radicalmente diferentes, absolutamente opuestas entre sí. La mente se opone a la materia; el individuo a la sociedad, la sociedad a la naturaleza. Las teorías basadas en la disyunción y oposición absolutas de los diversos aspectos de la realidad sufren de contradicciones incurables. La desunión inherente a sus concepciones del mundo no puede ser superada.

El materialismo dialéctico, sin embargo, considera la realidad como un único proceso histórico de desarrollo material. Este proceso está unificado por su constitución material y sus conexiones. Al mismo tiempo, este universo material se ha diversificado cuantitativa y cualitativamente en el curso de su evolución, de modo que los segmentos y aspectos individuales pueden ser distinguidos y tratados como unidades separadas. Pero por muy aisladas que estén, estas subdivisiones de la existencia siguen manteniendo relaciones esenciales entre sí y con el proceso histórico en su conjunto.

En consecuencia, el materialismo dialéctico no puede reconocer ninguna escisión absoluta entre las partes componentes del universo. La naturaleza, la sociedad y la mente humana son tres creaciones cualitativamente diferentes, pero orgánicamente relacionadas y constituyentes del único proceso histórico. La naturaleza es el producto primario de la evolución material; la sociedad se desarrolló a partir de la naturaleza y la conciencia a partir de la sociedad.

La teoría del materialismo dialéctico muestra la misma unidad interna, las mismas interconexiones orgánicas y el mismo carácter sistemático que las diversas subdivisiones de la realidad material que representa en el pensamiento. Sus ideas se han derivado de un estudio exhaustivo de los procesos y relaciones naturales, sociales e intelectuales.

Las concepciones básicas del materialismo dialéctico han sido tomadas en primer lugar de la naturaleza, no impuestas arbitrariamente sobre ella, como insisten los críticos malintencionados. Han sido extraídas de la naturaleza según los mejores métodos del pensamiento científico y los modelos de la práctica científica. Estas ideas reflejan procesos, fuerzas y relaciones que realmente existen y operan en la realidad objetiva antes de que hayan sido formuladas por el pensamiento dialéctico, como el radio está presente y activo en el mineral de pechblenda antes de su extracción en forma pura por fundición. Estos principios se emplean posteriormente para la investigación ulterior de los fenómenos naturales y para el bienestar humano, como los rayos X se utilizan con fines experimentales en los laboratorios o para el tratamiento de ciertos tipos de enfermedades.

Aunque difiere del resto de la naturaleza en aspectos importantes, la sociedad humana es una parte intrínseca del mundo material, una extensión y un vástago de éste. El materialismo histórico resulta de la aplicación de las leyes del materialismo dialéctico a esta porción particular de la realidad material, la sociedad humana en sus múltiples procesos de desarrollo. Es una forma especial de la teoría más general, al igual que la sociedad es una forma especial de la existencia material.

Las mismas leyes generales que rigen los innumerables modos de movimiento y transformación de la naturaleza son válidas también para esa parte del mundo material compuesta por seres humanos asociados que llamamos sociedad. Pero la sociedad humana tiene, además de las leyes naturales que comparte con otras formaciones materiales, sus propias leyes especiales de desarrollo, que tuvieron que ser descubiertas antes de que la humanidad pudiera obtener un conocimiento científico de la sociedad. En la teoría y el método del materialismo histórico, Marx dio al mundo por primera vez la clave para la comprensión de las leyes que rigen la evolución de la sociedad.

Al igual que cada fase de la evolución de la naturaleza hasta su producto más elevado, la humanidad asociada, tiene sus propias leyes específicas de desarrollo, cada etapa de la evolución de la sociedad en este planeta ha tenido su propio tipo de organización material y sus leyes especiales de desarrollo. El socialismo científico es el fruto de la aplicación del materialismo histórico al capitalismo y su transición a la siguiente etapa superior, la organización socialista de la sociedad. Cada una de estas tres divisiones del sistema marxista refleja una porción particular de la realidad en su proceso de realización histórica. El materialismo dialéctico abarca el universo en general, el materialismo histórico la sociedad humana y el socialismo científico la sociedad humana en su fase actual y prospectiva de existencia.

Estas tres partes de la teoría marxista se despliegan una a partir de la otra, lo específico de lo general, lo concreto de lo abstracto. Están tan orgánicamente entrelazadas que en realidad no pueden disociarse, aunque puedan considerarse por separado a efectos del pensamiento.

Además de la naturaleza y la sociedad, la realidad tiene una tercera dimensión, la conciencia humana. La conciencia surge en la especie humana en el umbral de su salida del estado animal como expresión y expansión de la vida social. Los hombres comenzaron a concebir ideas sobre sus actividades y su entorno junto con la producción de los medios materiales de su existencia social. Cada etapa posterior del desarrollo social ha tenido una organización intelectual, formas de conciencia y métodos de pensamiento correspondientes a sus poderes productivos y a su nivel material. Cuanto más alto es el nivel de desarrollo social, mayor ha sido la comprensión de la realidad, ya que cada paso sucesivo en el progreso del conocimiento humano se basa en las adquisiciones materiales e intelectuales de sus predecesores.

Como sistema científico del movimiento socialista, la tendencia más avanzada del desarrollo histórico, el marxismo ha alcanzado nuevas cotas en la comprensión de los procesos tanto intelectuales como naturales y sociales. Ha creado una teoría distintiva de la naturaleza y las actividades de la vida mental, su propio método de pensamiento, su lógica individual. El método de pensamiento marxista es la dialéctica materialista. El método dialéctico de razonamiento sobre la realidad material es la forma más elevada de pensamiento consciente.

La coherencia de la teoría marxista se basa en la unidad material del proceso histórico. Las leyes generales del desarrollo de este proceso constituyen el contenido de la dialéctica materialista. La dialéctica materialista no es sólo un instrumento para analizar el pensamiento, sino también para sondear hasta el fondo los fenómenos sociales y naturales. Hasta ahora, sus mayores logros se han producido en el ámbito de la sociología, pero, empleado adecuadamente, el método materialista dialéctico puede ser de inmensa ayuda para la investigación científica en todos los campos del conocimiento.

La Base Materialista del Marxismo

El pensamiento marxista es ante todo materialista. Concibe el universo, en todas sus manifestaciones, como materia en movimiento. La materia no debe ser imaginada como inerte, sin carácter y plomiza, como a menudo la tergiversan los opositores al materialismo. Por el contrario, se ha descubierto que la sustancia material es eléctricamente enérgica, infinitamente plástica y, en los seres orgánicos, puede incluso llegar a ser sensible, viva e inteligente.

La materia, en el curso de su desarrollo, ha asumido las formas más diversas. Un rayo de luz y un piojo, un sueño y un sistema solar son manifestaciones de la existencia material. Los modos de movimiento de la materia son tan infinitamente variados como sus formaciones reales y potenciales. La red de pulsaciones electrónicas en el mundo subatómico, la carrera de los planetas a través del espacio, las migraciones de los animales, las actividades de la sociedad y los intrincados circuitos del sistema nervioso y del cerebro humano son todas combinaciones de movimiento material en un grado inferior o superior de desarrollo.

Las propiedades de la materia son ilimitadas, y constantemente surgen otras nuevas. El electromagnetismo, considerado hoy como la forma fundamental de la energía material y que se está convirtiendo rápidamente en la principal fuerza motriz de la tecnología moderna, no ha sido descubierto, investigado y puesto en práctica hasta el siglo pasado. Muchos modos de su actividad siguen siendo oscuros o desconocidos. No podemos ni siquiera adivinar qué otros poderes y propiedades tiene la realidad material en sí misma, ocultos a nuestra percepción.

El mundo físico existía antes de la aparición de la humanidad o de cualquier ser vivo en esta tierra. Se mantiene a sí mismo independientemente de la existencia, la percepción o el pensamiento del hombre. Ni Dios ni la humanidad crearon el mundo; el mundo dio a luz al hombre y el hombre creó la idea de Dios.

La Teoría Materialista del Conocimiento

Si, como sostiene el materialismo, todo en el universo consiste en materia en movimiento, entonces la mente humana debe ser igualmente un fenómeno material. El materialismo dialéctico no rehúye esta conclusión, sino que la adopta sin reservas. De acuerdo con la práctica de la ciencia moderna, considera la mente como una consecuencia natural y el producto más elevado de la evolución universal.

Las ciencias individuales, desde la astronomía hasta la psicología social, estudian los principales eslabones de la cadena de desarrollo material que ha culminado con la aparición de la inteligencia humana. Aparte de las abundantes pruebas de la investigación científica, los orígenes materiales de nuestros poderes psíquicos pueden observarse en el crecimiento de cada ser humano desde un espermatozoide completamente absorbido dentro del vientre materno hasta la existencia independiente y el control inteligente de sus actividades corporales. El ciclo vital del individuo reproduce en versión condensada la evolución histórica de la especie.

Si la inteligencia colectiva de la humanidad se ha desarrollado a partir de la naturaleza y la sociedad, la mente del individuo no existe ni puede existir más que en función de su cerebro y su cuerpo. El crecimiento gradual de la inteligencia, los efectos de la falta de alimentos, de los narcóticos o de un fuerte golpe en la cabeza sobre la propia conciencia, la desaparición de la inteligencia en el momento de la muerte, atestiguan la dependencia de la mente de sus bases materiales.

El funcionamiento mental es un proceso orgánico completamente natural. Las operaciones de la mente humana, recordar, soñar, aprender, razonar, hablar, etc., tienen el mismo carácter material que funciones del aparato digestivo como tragar, masticar, digerir y excretar. Muchas escuelas de pensamiento hacen un misterio de la mente, tratándola como un poder sobrenatural. Aunque las actividades del proceso de pensamiento tienen sus características especiales y leyes peculiares que sólo pueden ser descubiertas mediante un análisis directo, no son en sí mismas más enigmáticas que otros tipos de comportamiento orgánico. Los seres humanos piensan tan espontáneamente como trabajan, comen y se reproducen. A través del cerebro y el sistema nervioso, la mente está conectada con el cuerpo, a través del cuerpo con la sociedad y a través de la sociedad con el resto de la naturaleza. Estas esferas de la existencia proporcionan a la mente los materiales y los motivos para sus actividades, del mismo modo que proporcionan al estómago el alimento para su asimilación. Toda mente humana permanece permanentemente anclada a estos fundamentos materiales. Las especulaciones más extravagantes del pensamiento, los sueños más salvajes, las ideas más refinadas no pueden traspasar los límites de la sugestión material ni encontrar ninguna fuente de material para sus producciones fuera de las que le proporcionan las formas y fuerzas materiales que rodean al hombre por todos lados. La naturaleza es la madre de todas las cosas y de todas las ideas, y a ella acaban volviendo.

Desde este punto de vista materialista, no es difícil resolver el problema que ha irritado a tantos pensadores y ha conducido a muchas nociones erróneas y fantasiosas: "¿Cómo podemos conocer el mundo que nos rodea?" El materialista responde inmediatamente al filósofo escéptico que duda de nuestra capacidad de conocer el mundo exterior: "¿Por qué no vamos a poder conocerlo?" Hemos salido del vientre de este mundo; estamos hechos de la misma materia; seguimos siendo parte de él durante toda la vida; y nos disolvemos en él al morir. ¿Es más extraordinario que la mente humana refleje el mundo circundante que el mar refleje el cielo? Si un cuerpo puede moverse por el espacio, ¿por qué la mente no puede penetrar activamente en la realidad? Si la mano humana puede agarrar objetos y las herramientas creadas por el hombre pueden remodelarlos, ¿por qué la mente humana no puede también agarrar y remodelar objetos?

De hecho, la actividad mental transforma las sensaciones físicas en ideas y sistemas de pensamiento particulares, al igual que el trabajo físico convierte la caña de azúcar en azúcar puro. La mente, un tipo de energía orgánica, absorbe y altera sus materiales como cualquier otra agencia natural en algo que lleva su propio sello y es característico de su propio modo de producción.

Por supuesto, la reflexión humana, la penetración intelectual y la concepción filosófica son modos de funcionamiento orgánico mucho más complejos y altamente desarrollados que los procesos naturales y sociales más simples citados anteriormente. Pero para el materialista, para el pensador científico, no hay barreras infranqueables entre estas diversas categorías de fenómenos. Todos ilustran la capacidad de una parte y de un proceso de la naturaleza para reaccionar y actuar sobre otro, para representarlo y transformarlo, para separar, recombinar y expresar sus cualidades esenciales.

El segundo enigma planteado por los escépticos: "¿Cómo puede la mente conocer la verdad sobre el mundo exterior?" puede resolverse en la misma línea. Los hombres no empezaron a razonar, ni siguen haciéndolo, por el puro placer de pensar. Los hombres piensan con fines prácticos, para actuar correctamente y alcanzar sus fines. Las capacidades intelectuales, las ideas y las filosofías del hombre se han desarrollado junto con la lucha social del hombre contra la naturaleza y su creciente dominio sobre ella. Si su pensamiento no representara más o menos correctamente la realidad objetiva, si no les ayudara a funcionar más eficazmente, si no forzara a la naturaleza a servir a los fines del hombre y a satisfacer así sus necesidades vitales, los hombres habrían dejado hace tiempo de cultivar sus facultades mentales. Estas se habrían marchitado o habrían disminuido en importancia como el apéndice caudal o el sentido del olfato.

La prueba de la capacidad del hombre para conocer verdaderamente el mundo exterior se encuentra en la práctica. A pesar de los retrocesos y el estancamiento, la comprensión intelectual del mundo por parte del hombre ha aumentado constantemente junto con su dominio práctico de la naturaleza. Cada mejora en las circunstancias materiales y en los poderes de producción del hombre ha ido acompañada de un avance en sus capacidades mentales. Puesto que no podemos ver ningún límite insuperable a los poderes productivos materiales de la sociedad, no podemos establecer ninguna limitación al progreso de los poderes intelectuales de la humanidad.

Hay una interesante ilustración de este hecho en el Anti-Dühring. Allí Engels expresa su duda de que el mundo subatómico pueda ser explorado y conocido directamente debido a la interferencia de los rayos de luz. Sin embargo, recientemente los científicos han ideado el microscopio electrónico, que evita la interferencia de los rayos de luz y permite a los físicos penetrar mucho más profundamente en la constitución de la materia de lo que se creía posible hace sólo unos años.

Materialismo Versus Idealismo

La cuestión de las relaciones entre la mente y la materia ha dividido a los filósofos en dos grandes escuelas de pensamiento. Los materialistas consideran que la materia es la realidad primaria y que la sensación, la conciencia y el razonamiento son cualidades secundarias y derivadas. Los idealistas tienen una concepción totalmente diferente de sus relaciones mutuas. Si se admite su existencia, la materia se considera una forma inferior y degradada de existencia que deriva y depende de la mente, o de Dios, el autor de la mente.

La teoría materialista del conocimiento y de la naturaleza de la mente entra en conflicto con la perspectiva idealista en todos los puntos importantes. Donde el materialista afirma que la mente es un producto de la evolución natural, el idealista afirma o implica que posee algún tipo de poder sobrenatural. Este poder, según el idealista Platón, emana del acceso de la mente a un reino de ideas eternas preexistentes; según la filosofía cristiana proviene de fuentes divinas.

El materialista considera las operaciones mentales como funciones y formas de comportamiento orgánico. El idealismo segrega la razón del resto de la actividad humana y la dota de un estatus único y de poderes categóricamente diferentes. Gracias a los misteriosos poderes trascendentales de la intuición o la revelación, el idealismo declara que la mente tiene conocimiento de reinos especiales del ser, aparte del mundo material bruto e inaccesibles para la gente común. Esto toma su forma más burda en la creencia en la comunicación con las almas de los mortales fallecidos o con los fantasmas. Asume la forma religiosa en la creencia de que los individuos superiores o los miembros favorecidos de las sectas religiosas, los profetas, los místicos, los santos, los sacerdotes y los papas, pueden comunicarse con Dios.

Donde el idealismo duda o niega la capacidad del hombre de conocer el mundo exterior o de conocer sus características más íntimas, el materialismo se aferra a la convicción inquebrantable, confirmada por el progreso intelectual de la humanidad, por los conocimientos científicos y por la experiencia cotidiana, de que el mundo que nos rodea es susceptible de penetración y comprensión intelectual en una medida cada vez mayor. Allí donde el idealismo circunscribe el conocimiento del hombre, el materialismo ve el camino despejado para su avance. Por muy imperfectas, parciales y aproximadas que deban ser necesariamente nuestras ideas de la realidad en un momento dado, el materialismo, a diferencia de las teorías religiosas o idealistas del conocimiento, se niega a idolatrar y postrarse ante la ignorancia actual del hombre. Nuestro conocimiento de la naturaleza, de la sociedad y de nosotros mismos ha aumentado absolutamente bajo nuestros ojos. Lejos de estar cerca del final de sus adquisiciones y poderes intelectuales, la humanidad se encuentra hoy sólo al principio.

A menudo se ha objetado que, puesto que la mente concibe muchas cosas que no se encuentran en la realidad, la mente debe ser esencialmente diferente del resto de la realidad. Aquí se ha sacado una conclusión falsa de un hecho correcto. El hecho de que una parte de la realidad material, la mente, posea propiedades y productos que no se encuentran en ningún otro lugar, no es peculiar de la mente. Es una característica universal de la realidad. Así como hay mucho en la mente que no puede estar ni estará nunca presente en otras partes de la naturaleza, hay mucho en el resto de la naturaleza que todavía no ha sido ni será nunca poseído por la mente. La imaginación de la humanidad sigue siendo superada por su ignorancia.


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NOTAS AL PIE

[1Escrito: Agosto, 1940
Publicado por primera vez: Fourth International, Volumen I, nº 4, agosto de 1940, 8/40, pp. 108-111.
Transcripción del Inglés/Edición: 2005 por Daniel Gaido
Marcado HTML: 2005 por David Walters
Dominio público: George Novack Internet Archive 2005; Esta obra es totalmente gratuita. En cualquier reproducción, le pedimos que cite esta dirección de Internet y la información de publicación anterior.

[2NdT. La llamada clase media, en general comerciantes, profesionales, cuentapropistas e intelectuales, atrapados entre la burguesía y la clase trabajadora; por sus características elásticas y en conflicto algunas de sus capas se entremezclan tanto con la clase trabajadora como con la burguesía

[3NdT. más abajo en subtítulo Materialismo versus Idealismo

[4NdT. unitaria
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