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Red Internacional
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Festival de Mar del Plata. Elena Sabe: los oprobios de ser madre e hija

Anahí Berneri, directora de películas como Por mi Culpa, Aire libre y Alanis, presenta su última obra, Elena Sabe, en la sección de Competencia Internacional de la edición número 38 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. Esta película es una adaptación de la novela homónima de Claudia Piñeiro y abrió la Competencia Internacional. A partir del 24 de noviembre, estará disponible en Netflix

Edgardo Reynaldi @edgardoreynald

Sábado 4 de noviembre de 2023 12:33

Anahí Berneri ha construído una filmografía nutrida en exploraciones de cuestiones de género. Alanis abordó el trabajo sexual, mientras que Por tu culpa exploró temas de domesticidad y maltrato infantil. Con Elena Sabe , el foco principal se centra en la maternidad, y más específicamente, en la idiosincrasia de ser madre y de ser hija. El dúo madre-hija está compuesto por Elena (Mercedes Morán) y Rita (Érica Rivas). La adaptación de la novela de Claudia Piñeiro, realizada por Berneri y Gabriela Larralde, da como resultado un drama con elementos de misterio.

Elena y Rita comparten una vida atravesada por la enfermedad. Una forma particular de Parkinson ha dejado a Elena bajo el cuidado de su hija Rita. Aunque Elena lleva su enfermedad con entereza, su carácter refleja que sus límites de tolerancia pueden ser sobrepasados. Además de encargase de su madre, Rita trabaja en una escuela pastoral.
La trama se desencadena con la súbita muerte de Rita, aparentemente por suicidio. Incapaz de aceptar esta causa de muerte, Elena, sin recibir suficiente atención de las autoridades y lidiando con su propio cuerpo debilitado, emprende la búsqueda de la verdad, lo que la lleva a explorar el repertorio de relaciones de Rita, desentrañando capas desconocidas de su hija. Es entonces que la madre comienza a descubrir la verdad.

La película utiliza el flashback como su recurso principal, entrelazando pasados lejanos, la aparición del parkinson y el viaje de Elena. El pasado y el presente se entrelazan de manera creativa y fluída. Las Elenas y Ritas del pasado entran en plano, tejiendo la experiencia emocional de Elena. La historia de ambas ha sido difícil desde antes de la enfermedad de la madre, quien disfraza su mordacidad de honestidad. En el presente, la misantropía define su carácter. A pesar de que es una relación de dos, todo se percibe a través de los ojos de Elena.

La centralidad de ella condiciona incluso el estilo de la cámara. Presente en cada momento, Elena se muestra en una gama de dolores. Las tomas se contorsionan para capturar sus contornos corporales en su mayor sufrimiento. La fotografía de la película es nítida y clara, lo que suaviza el tono trágico de los eventos. Otro elemento que atenúa la morbilidad de los sucesos, es la acidez de las palabras de Elena. La repetición constante de este recurso, en ocasiones, da lugar a un efecto casi programático.

Resulta complicado entrar en detalles más profundos sobre la historia sin caer en spoilers. A pesar de ser un drama, el atractivo de la película radica en el misterio, similar al quién lo hizo típico de la narrativa policial. El enigma no reside en giros narrativos drásticos, sino en la gradual revelación de lo oculto en la vida de Rita y su profundo impacto emocional en Elena.

En un lapso de poco más de noventa minutos, la película explora diversos temas con diversos grados de éxito y desarrollo, incluyendo la religión, el aborto y, como la directora mencionó en conferencia de prensa, incluso la salud mental. Sin embargo, el núcleo de la película se encuentra en la singularidad de la relación entre Rita y Elena. Afortunadamente, la representación de las oscilaciones vinculares entre ambas resulta ser la parte más impactante: los cambios en sus roles, las tensiones y el pasado no resuelto se presentan de manera convincente.

Trailer: