Crónica desde el piquete en La Plata. No hay espacio para la tregua.
Jueves 28 de junio de 2018 16:48
Un resumen del día: "para que Télam funcione, sobra gente" dijo el funcionario. Las cartas documentos de despidos se hacen moneda corriente. Perros guardianes lustrando sus botas e intercambiando ideas entre los suyos a ver de tal o cual forma le hacen mas daño a los laburantes que protestan, sacudiendo sus mandíbulas con un blanco deseo de recibir la orden para levantar el bastón. Ahí están. "¡No son obreros, no son trabajadores, la policía cuidando a los patrones", se escucha en los alrededores bajo un manto de banderas color sangre; sangre que hierve entre la clase obrera con sed de conquista.
Un puño cerrado envuelto con un pañuelo verde sobresale en la primer línea de batalla. Son ellas, abran paso que si de recorrer distancias y enfrentar lo que haya adelante sin importar el tamaño, son las que saben.
No están atrás, ni adelante, avanzan al lado, con decisión y firmeza al grito de "su lucha es nuestra lucha".
Un comercio baja su cortina y un micrófono esta ahí para guiar una respuesta que el comerciante nunca se la dará. "Es obvio que cierra por miedo a que los violentos produzcan destrozos y saqueos a su comercio, ¿verdad señor?". No tarda en llegar la respuesta: "no amigo, cierro por que ellos son mis clientes de todos los días y hoy están en la calle, cierro por que pertenezco a esta clase en donde muchos de mis compañeros cerraron definitivamente ". Un silencio descoloca al periodista; apagó su cámara y solo se lo vio desaparecer entre el humo negro del caucho, moviendo su cabeza de un lado al otro con el micrófono apagado colgando de su mano derecha.
A paso intimidatorio avanzan, se acercan... pero sin dar un paso atrás los esperan ellos, con carteles, cantos, tomados de los brazos sin titubear poniendo el cuerpo a los despidos, al ajuste y a la injusticia social. "¡Y al que no le gusta se jode!" irrumpe en el tímpano del jefe del operativo.
Una abuela camina tomada del brazo de un estudiante. Minutos antes se debatía entre comer o comprar sus remedios. "Nene, ese es el camino, las calles son nuestras".