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Red Internacional
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PANORAMA DE UN CAMPEONATO IRREGULAR. Elogio de River

Cuando ya se arriba a la mitad del torneo se impone hacer un balance y analizar las tendencias futbolísticas más claras del mismo.

Sábado 27 de septiembre de 2014 14:31

Imagen: Sitio oficial River Plate

Con la casi excepción de River -y tal vez de Newell’s, de Independiente, de Banfield ¿y de algún otro…?-, el certamen argentino viene ofreciendo espectáculos demasiado pobres, mediocres y anodinos. En un deporte súper profesional y cada vez más mercantilizado, en el que generalmente se impone el fútbol-negocio sobre el fútbol-juego, sobran los dedos de una mano para encontrar propuestas futboleras atractivas, audaces y ofensivas. La mayoría de las que abundan son de equipos temerosos, muy irregulares, y que protagonizan encuentros por demás discretos.

No es casualidad entonces que, disputadas ocho jornadas, River se desmarque del resto como puntero e invicto, siendo el equipo con más goles a favor y con menos tantos en contra. Y lejos de valorar o resaltar una concepción resultadista, el conjunto de Marcelo Gallardo practica un juego “a la vieja usanza”, es decir, con toque, pressing, dinámica permanente, gambetas, cambios de frente, diagonales, desdoblamientos, múltiples variantes de ataque y todo aquello que parece sacado del “baúl de los recuerdos”. Pero en realidad es sólo la añeja fórmula de ganar, gustar y golear. Y va configurado en una estructura sólida: desde el arco bien cubierto por Marcelo Barovero, pasando por una defensa en zona firme y asentada con Maidana, Vangioni. Mercado y Funes Mori, el ágil mediocampo de Sánchez, Rojas y Kranevitter (ahora lesionado, reemplazado por Ponzio), el gran momento de Pisculichi (rápidamente hizo olvidar a Lanzini) y el gol de Teo Gutiérrez y de Mora (en espera de Cavenaghi). River demuestra que es posible, que se puede jugar a otra cosa.

Lo siguen a cuatro puntos Newell’s y Lanús. El granate de Guillermo Barros Schelotto, sin contar con grandes figuras y con cierto pragmatismo, será su próximo rival. Los rosarinos, en cambio, con un por momentos interesante despliegue y con el emblema de Scocco y de Maxi Rodríguez, jugarán con los millonarios en un par de fechas. Luego se ubica Independiente (ya se enfrentó con River), que trata de encontrar un equilibrio entre su determinación atacante y su endeblez defensiva para superar la intrascendencia. El resto -tanto Boca y Racing, como San Lorenzo y Vélez-, vienen navegando en la nebulosa del tacticismo, en algún arrebato y pincelada de buen fútbol, y en jugar “a no perder”. Distinto es el apuntado caso de Banfield. Conducido por Matías Almeyda, intenta -y lo logra- desarrollar un juego atildado y estético, que lamentablemente no se plasma por ahora en la tabla de posiciones, ya que ocupa los últimos puestos.

Con este esquema, pretender armar el próximo campeonato con 30 equipos (este año hay 10 ascensos a Primera División desde la B Nacional) sin ir a la raíz del problema futbolístico, resulta poco menos que inconducente y únicamente mantendrá la inercia y una oscura perspectiva. Será más de lo mismo y se multiplicarán el aburrimiento y el bochorno (aunque resistan la pasión y el fanatismo), y no habrá “dinámica de lo impensado” (Panzeri) ni se jugará bonito, como quería Didí.