Desde el 29 de diciembre, el SETUAN anunció un emplazamiento a huelga por el incumplimiento de sus demandas y la transgresión de sus derechos laborales, lo que refleja una situación de conjunto en gran parte del país.
Miércoles 6 de enero de 2021
El pasado 29 de diciembre, el Sindicato de Empleados y Trabajadores Universitarios de la Universidad Autónoma de Nayarit (SETUAN) lanzó un comunicado donde se anuncia un emplazamiento a huelga por falta de pagos y por la violación de su Contrato Colectivo de Trabajo (CCT), pues se presentó la negativa del gobierno del estado para firmar un convenio extraordinario de apoyo económico no regularizable.
Así mismo, se denunció que los acuerdos pactados desde 2018 no han sido cumplidos por las autoridades tanto del estado como las universitarias, a pesar de que los sindicatos sí han cumplido con lo pactado. Otra razón del conflicto fue el incumplimiento del convenio del 10 de diciembre, realizado entre el sindicato y las autoridades.
Pero el conflicto no se queda ahí, sino que señalan que ya son seis años de incertidumbre y que, al ser una situación que se presenta de forma continua, exigen ya una solución permanente que recate a la institución del déficit constante.
La idea del sindicato es reducir el déficit al pago de capital e intereses, producto de un préstamo irregular de 500 millones de pesos otorgado en noviembre del 2015, que debe ser solventado para resarcir el daño causado por el desvío de recursos a cuentas de particulares.
Esta huelga no sería un caso aislado, sino que forma parte de los ataques de conjunto a las universidades orquestadas por los gobiernos neoliberales, que no ha parado incluso hoy con la 4T. Lo cual, también, es una afrenta contra la educación pública.
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¿En qué contexto se da esta situación?
Con más casos presentados desde inicios del año pasado pudimos constatar que no estamos frente a un hecho único, sino que es un terrible ataque a las universidades públicas; ya que, en enero y febrero se presentaron emplazamientos de huelga en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) por situaciones parecidas.
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Otro ejemplo fue la huelga de la Universidad Autónoma Chapingo (UACH), a mediados del año pasado, encabezada por el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma Chapingo (STAUACH), a quienes les fueron negadas sus demandas ante la cerrazón de las autoridades del gobierno federal que siguieron haciendo oídos sordos en plena pandemia.
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Finalmente, no podemos olvidar que varias universidades del país están quebradas, pues existe una negativa explícita del gobierno del MORENA, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de no rescatarlas y en donde nunca se ha planteado, realmente, un plan financiero, como puede ser la incautación de bienes de los corruptos para resarcir el daño causado a las instituciones de educación superior.
En los hechos, la 4T sigue dando continuidad al neoliberalismo y su política desde las cuestiones universitarias permitiendo que quiebren, lo que representa no sólo un ataque contra miles de trabajadores y también contra miles alumnos quienes podrían perder su oportunidad de seguir estudiando o tener acceso a este nivel educativo ante la desaparición de sus escuelas. A su vez, resulta en un atentado contra de la educación pública.
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Rescatemos la educación pública
Insistimos (y seguiremos insistiendo) en la necesidad del rescate de las universidades públicas, pues además de representar fuentes de trabajo, representan miles de lugares para que el pueblo trabajador acceda a la educación superior; además, mientras los recortes se aplican sin cesar al sector público, recordemos que al ejército sigue incrementándose su presupuesto y sin padecer recorte alguno, por citar un ejemplo sobre el mal manejo del erario para los fines educativos.
Para salir de la crisis económica, es necesario que se establezcan impuestos progresivos a las grandes fortunas, con el fin de obtener los recursos suficientes para invertir en la educación pública, la cual debe ser prioridad para un gobierno que se las da de progresista.
En ese sentido, exigimos la basificación de todos los trabajadores, tanto académicos como administrativos, pues no es posible brindar una educación de calidad si los responsables de otorgarla están precarizados y sin las condiciones necesarias para desempeñar bien su trabajo.
Junto con eso es indispensable la democratización de las universidades, pues los desfalcos –como el ocurrido en la Autónoma de Nayarit– son producto y responsabilidad de la burocracia académica donde se concentran todas las decisiones y que puede manipular los presupuestos de forma discrecional sin consultar al resto de la comunidad.
Exigimos que las demandas de los trabajadores del SETUAN sean resueltas satisfactoriamente al igual que otros sectores, como los de SUTNOTIMEX, quienes hoy se encuentran en una huelga desde hace meses poniendo en peligro su vida por la pandemia, todo por proteger sus derechos.
Para lograrlo es necesaria la más amplia unidad entre todos los sectores de trabajadores para defender nuestros derechos plenos y recuperar los que nos han arrebatado, pero también para alcanzar nuevas conquistas. Misma unidad que puede ser alcanzada en espacios como el Movimiento Nacional contra la Precarización y los Despidos (MONAPRED). Pues a nuestra clase obrera le urge que construyamos organizaciones propias con independencia del Estado y sus partidos, ya sean PRI, PAN, PRD y hasta MORENA.