Orica tiene una ofensiva contra sus trabajadores, no solo aumentando los ritmos productivos sino que ahora se suma el despido de uno de los delegados. La agrupación Lelikelén llama a organizar una respuesta contra la ofensiva de la empresa.
Jueves 8 de febrero de 2018
Desde hace un par de semanas entre la empresa y el sindicato se inició un proceso para regularizar los cargos y elaborar un plan de carrera que permitiera mejorar las condiciones laborales y de seguridad para los trabajadores. Este proceso no estuvo excento de roces con la empresa, debiendo defender nuestros derechos movilizándonos como lo hicimos el pasado 18 de octubre del 2017.
Esta situación nos puso en alerta, sobre todo de cara a la modificación de los turnos. La modificación de los turnos es una demanda del sindicato para que podamos trabajar menos y estar mas tiempo con nuestras familias mediante la reducción de la jornada laboral, lo que la empresa ha traducido mediante la implementación de turnos de 5 días de trabajo por 2 de descanso.
Sin embargo la empresa pretende valerse de esta modificación para imponernos un aumento de la producción que no se justifica, tomando en cuenta que aún no se mejoran ninguna de las condiciones en las que trabajamos, ni siquiera las higiénicas o de seguridad dentro de las plantas, como podemos ver en el estado de salubridad de nuestros baños y camarines. Sin embargo, esto no es solo el intento de hacernos producir mas, sino que es además el intento por arrebatarnos todo lo que hemos conquistado con nuestra organización y movilización, este es el verdadero interés de la empresa.
En su ofensiva para incrementar la producción, la empresa nos viene controlando los horarios de trabajo, nos limitan los horarios de colación sin permitirnos una adecuada descontaminación (situación gravísima para quienes trabajamos con elementos tan polusivos como el Plomo), nos hostigan en las líneas de producción con cronómetro en mano, nos cuentan los minutos para salir al baño, etc. Con todas estas medidas la empresa quiere regimentar nuestra organización sindical.
No conformes con lo anterior, la empresa dio otro paso al despedir a un conocido delegado del sindicato que ha colaborado activamente en cada una de las iniciativas del sindicato, tanto como para el proceso de negociación colectiva del 2016, como delegado del turno, cargo que mantuvo hasta su despido, como así también colaborando en las actividades deportivas y sindicales, como fue el reciente Congreso de la CONSTRAMET (Confederación de Trabajadores Metalúrgicos y de la Industria) en donde asistió como delegado votado en asamblea.
Javier fue desvinculado por “necesidades de la empresa”, pero nadie comparte esta “necesidad”, todos y todas sabemos que la empresa pretende usar este despido para amedrentarnos, sembrando temor y confusión en las plantas. Al no existir una verdadera “necesidad” económica que justifique el despido podemos concluir que su despido no tiene justificación, como lo establece el artículo 289 del Código del Trabajo, en este sentido su despido es en represalia a su afiliación y a su participación en actividades sindicales, mediante su despido la empresa pretende influir en las decisiones que tomamos como organización.
Pero no podemos dejar pasar esto como un despido cualquiera, este despido es un ataque a la organización sindical, sabemos que la empresa mantiene una constante ofensiva con nuestra organización buscando generar desgaste y cansancio a la directiva y a los trabajadores. Por esto mismo necesitamos todo el apoyo posible, tanto dentro como fuera de la fábrica.
En este sentido, desde Lelikelén (agrupación industrial que levantamos en Orica) pensamos que si dejamos pasar este golpe la empresa sentirá mas valor para aplastarnos, pero además enviará un mensaje potente a las demás industrias. En este sentido golpear a los trabajadores de Orica es golpear a todos quienes han visto en nuestra organización un ejemplo de lucha. Es decir que si revertimos este ataque reafirmamos nuestros métodos como un ejemplo para todos los trabajadores que quieren enfrentarse a sus jefes, como ocurre con los trabajadores de la empresa FCAB o los profesores.
Porque si nos despiden a los delegados y trabajadores que colaboran con la organización sindical y nosotros no hacemos nada la empresa será más ofensiva en arrebatarnos nuestras conquistas.
No podemos quedarnos callados, tenemos que levantar la voz y responder a la empresa para poner fin a sus abusos y al hostigamiento que recibimos en las plantas. Podemos demostrar que no hace falta tragarse las injusticias, que estos ataques se pueden responder con organización y movilización.
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Agrupación Lelikelen
Agrupación de trabajadores Industriales de Antofagasta