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Red Internacional
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COLOQUIO. Empresarios con la Idea fija: “ajustar las tuercas” a los trabajadores

Cristiano Rattazzi (Fiat) ataca el derecho a huelga, el CEO de Shell se queja de los “costos laborales”, y todos en el Coloquio de IDEA hablan de “productividad”, que se traduce en apretar las tuercas a los trabajadores.

Esteban Mercatante @EMercatante

Viernes 14 de octubre de 2016

El clima de euforia volvió a reinar en los pasillos del Hotel Sheraton de Mar del Plata, como ocurría en los años noventa que muchos de los presentes se acostumbraron a recordar con nostalgia durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. El Coloquio de Idea que se reúne anualmente en frente al mar y volvió a contar esta vez con la visita presidencial, algo que no ocurría desde la presidencia de De la Rúa, reflejó el entusiasmo que generan las medidas del gobierno entre los asistentes, la crema y nata de los CEO locales.

A contramano de una economía que no da signos de frenar su caída –aunque los incansables buscadores de “brotes verdes” se esmeran en encontrar indicios de reanimamiento– la encuesta “Expectativas de Ejecutivos”, que realizó la consultora D’Alessio IROL entre 196 directivos participantes del Coloquio, mostró los niveles de optimismo “más altos de los últimos 15 años”. Aunque sólo el 45 % de los encuestados manifestó que “espera incorporar mano de obra en los próximos 12 meses”, el 57 % afirmó que “ampliaría sus inversiones”. Sobre la gestión de Gobierno, la consultora concluye que los empresarios destacaron que hubo “mayor cantidad de aciertos que desaciertos”, y dentro de ellos, las acciones positivas “tienden a ser estructurales”, mientras que los errores “son instrumentales”. El 78 % de los consultados consideran que la situación económica para el próximo semestre será “moderadamente mejor (56 %) o mucho mejor (22 %).

Se comprende el optimismo. El gobierno de los CEO ha aplicado en 10 meses de una política económica que transfirió al empresario –y especialmente a las grandes corporaciones, ya sean bancos, exportadores del agro y la industria, prestadores de servicios públicos- y a los especuladores de bonos y otros activos más de 25 mil millones de dólares. Aunque en varios terrenos quedaron cuentas pendientes en relación con sus expectativas –en lo que hace al gasto público o al “costo salarial” los ajustes estuvieron por detrás de las ambiciones– el balance es claramente positivo.

Un año atrás, los asistentes al Coloquio habían escuchado de los principales candidatos a la presidencia (todos presentes con excepción del candidato del Frente de Izquierda Nicolás del Caño) programas económicos con fuertes coincidencias en prometer un fuerte ajuste, lo que se conoció como el “Consenso de Mar del Plata”.

Aunque entonces el “favorito” era Daniel Scioli (porque todos lo daban por ganador), fue una grata sorpresa para los “dueños” que se impusiera Macri, y lo que ha hecho desde entonces.

Una Idea, muchas voces: ajustar las tuercas de los trabajadores

Con la verborragia que lo caracteriza, el presidente de Fiat Chrysler en la Argentina Cristiano Rattazzi realizó declaraciones que le dan la tónica a una de las principales demandas de la clase empresaria argentina: poner en caja a los trabajadores. En una semana que estuvo cruzada por la posibilidad –finalmente postergada– de que el triunvirato de la CGT convocara a un paro, Rattazzi evaluó que “la única regla que hay que mantener siempre es que si hay huelga no hay que pagar los sueldos. Hecho eso, es un derecho total de los trabajadores hacer huelga”. Este industrial, de un sector que ha sido pionero en trabajar con las conducciones gremiales del SMATA y la UOM para ajustar las condiciones de trabajo a las necesidades de la ganancia capitalista, expresó así cómo las patronales se preparan para el Diálogo para la Producción y el Trabajo que el gobierno convocó por decreto. Rattazzi también se pronunció sobre los bonos empresariales: “Hay empresas -como nosotros- que no tienen margen para dar bonos. Tenemos mucha gente suspendida, que es un dolor muy grande”. En igual sentido hablaron en el Coloquio líderes corporativos de los más variados sectores.

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Otro que se refirió a ajustes en las condiciones de trabajo fue Teófilo Lacroze, el presidente de Shell. Después de declarar que “hacer pozos en Vaca Muerta cuesta 50% más que en EE. UU.”, planteó la necesidad “cambiar el tipo de trabajos que se hacen hoy, que sean multifuncionales”. Para Lacroze “todos tienen que hacer su aporte”, declaración que apuntó tanto a los gremios como la modificación de los regímenes impositivos –como si la legislación de hidrocarburos aprobada en 2014 no fuera ya de por sí suficientemente obsequiosa en este plano.

Por si caben dudas de que el gobierno y los participantes del Coloquio de Idea están en esto en la misma página, basta mirar los considerandos del decreto 1092 que convoca al “diálogo”. En este se apunta a mejorar la “competitividad de los sectores productivos”, “fortalecer las cadenas de valor”, favorecer “la creación de empleo privado de calidad”, fomentar la “innovación y productividad” y estimular “el emprendedurismo”. Si nos atenemos al borrador de Plan Productivo Nacional que el gobierno ha presentado antes la Unión Industrial Argentina (UIA), la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y otras entidades, estos objetivos incluyen una “necesidad de reconversión” de 400 mil empleos. Nada menos que un 20 % del empleo industrial. Antes de “crear empleo de calidad”, la hoja de ruta pasa por “reconvertir” en desocupados una porción considerable de la fuerza de trabajo, para apretar las clavijas de los que sigan ocupados.

No sorprende el optimismo, con revival noventista que se vive por estos días en Mar del Plata cuando circula este plan. A pesar del “giro táctico” de la política económica que encaró Macri para intentar reactivar la actividad de cara al año electoral, y que implica un ritmo más paulatino para avanzar en estos objetivos, la enunciación de los mismos parece haber bastado para una explosión de entusiasmo en el encuentro marplantense. Que esto se vaya a traducir en lo inmediato en inversiones contantes y sonantes de magnitud, es otro cantar.