Encabeza la cantidad de contagiados en la provincia de Buenos Aires. Mientras en el distrito crecen las colas para solicitar ayuda en el Anses y se reproducen los conflictos y denuncias laborales, Espinoza se reúne con la Gendarmería para reforzar el aislamiento.

José Muralla @murayeando
Jueves 21 de mayo de 2020 14:03
Espinoza reunido con gendarmes y policías (Ph: el1digital)
Según informes del ministerio de Salud de la nación, los casos positivos de Covid-19 pasaron de 149 el 12 de mayo a 333 el 20 del mismo mes. Con esta cifras, el pasado miércoles habría más del doble de contagiados. Estos números alarmantes se dan cuando recrudece una disputa sobre el nivel de relajamiento de la cuarentena entre el Gobierno de la Ciudad y el de la provincia y los intendentes del conurbano.
Es que no sólo se reactivaron en La Matanza sectores no esenciales de la Industria como la automotriz y juguetes. O como Klaukol, que lo vecinos del barrio Las Mercedes denuncian que desde que se instaló hace 20 años ya dejó más de 100 muertos y un barrio entero con problemas respiratorios o cáncer.
Este cronista pudo verlo con sus propios ojos cuando fue a cubrir la denuncia del cierre de La Farola de San justo que dejó en la calle a sus trabajadores: más de 5 cuadras de cola para hacer trámites en el anses y otras dependencias estatales.
La Matanza es un distrito donde la precarización laboral, el trabajo en negro y la tercerización son ley y cada quien se la arregla cómo puede: informalmente. Son estos sectores los que hacen largas colas y trámites para poder acceder a unos $10.000 por familia, muy necesarios pero que alcanzan para muy poco, y encima hay quienes aún no lo cobraron. Y que contrastan fuertemente con los millones que reciben grandes empresas multinacionales como Techint (que en 2019 facturó $190.000 millones, es decir el equivalente a dos meses y medio de las IFE que el gobierno da 7,8 millones de familias, pero a esta mutinacional le subsidian hasta el sueldo del gerente) y el grupo Clarín que mientras fugan dinero le dicen al gobierno que no tienen plata y reciben millonarios subsidios. Simplemente declarando que ganaron un poco menos que el año pasado para la misma fecha.
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Mientras tanto Fernando Espinoza se reunió con la Gendarmería Nacional para profundizar los controles sobre el aislamiento. Para el intendente matancero, la forma de lograr que la gente se quede en casa no es evitar que necesite salir a la calle para conseguir el sustento, sino redoblar las tareas represivas.
Donde no incrementó los controles Espinoza fue ante los ataques empresariales contra los trabajadores. Varios de ellos tuvieron que salir a la calle porque los empresarios hicieron lo que quisieron: despidieron, estafaron, no pagaron sueldos durante meses. Ese fue el caso de las trabajadoras de La Nirva, los textiles de Iberoamericana o la logística Cruz del Sur: todos tuvieron que recurrir a exponerse a salir a las calles porque sino se quedaban sin sustento. Y si consiguieron alguna respuesta fue porque se organizaron y pelearon, no por ser parte de de la agenda de lo que Espinoza considera un problema.
Otro sector importante que tampoco llega a fin de mes son las y los trabajadores de la educación. Como denuncian las docentes del Suteba La Matanza, la respuesta del Gobernador Kicillof frente a los reclamos de las y los miles de docentes precarizados, lanzó el Plan PIEDAS. Una especie de IFE docente de $10.250 que queda muy chica ante la inflación en alimentos del 3,2% registrada en Abril. Y muy menor al nuevo desembolso al FMI de U$S 320 millones. Prioridades que le llaman, cuando los despidos, suspensiones y ataque al salario aumenta a pasos agigantados.
Otro problema que existe en La Matanza y es común a todo el conurbano es la falta de testeos masivos. Deberían haber aprendido del desastre realizado por Rodríguez Larreta en las villas y barrios populares de la ciudad de Buenos Aires dónde crecieron exponencialmente los contagios y las muertes. Pero no. Hasta ahora en el conurbano se realizaron testeos solamente en cuatro de las casi mil villas y asentamientos que hay en el Gran Buenos Aires. Cuando sólo en la matanza hay 114 de estos barrios donde viven 220.000 personas.
Es por este motivo que las quejas que presentan sobre el accionar del Jefe de Gobierno porteño sólo remiten al relajamiento de la cuarentena, pero no al tratamiento que se le da a los sectores más vulnerables. Porque en ese aspecto están en el mismo lodo todos manoseados.
Otro de los problemas que aquejan el municipio más poblado de la provincia es el déficit en la salud pública. Los arreglos y mejoras de emergencia ante la pandemia de Covid-19 no han sido suficientes para remediar 30 años de gobiernos peronistas que, junto con la gestión de Vidal, vaciaron la salud pública en beneficio de las privadas. Teniendo en cuenta que, como dijo el propio Espinoza luego de la reunión con gendarmes, “los días más difíciles no llegaron”, la necesidad de revertir esta situación es apremiante.
Hoy la mayoría de las camas con respiradores qué hay en la matanza están en manos privadas. Manos privadas como las que manejan la clínica Los Cedros, que luego de tener 35 casos confirmados de coronavirus entre los cuales 24 pertenecían a trabajadores de la salud está a punto de ser reabierta sin que su situación haya cambiado demasiado.
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También hemos visto las protestas de profesionales y trabajadores de la salud que exigían la reapertura de paritarias y el equipamiento sanitario necesario para protegerse. Pero también y fundamentalmente poder participar del comité de crisis para enfrentar la pandemia. Pero no. Nuevamente para Espinoza la respuesta está en la gendarmería.
Las necesidades de la población precarizada de La Matanza necesitan una respuesta urgente. El recientemente asumido diputado provincial por el Frente de Izquierda - Unidad, Claudio Dellecarbonara, “metrodelegado del subte, presentó una serie de proyectos que apuntan en este sentido. Entre ellos la centralización del sistema de salud público y privado o un salario de emergencia para todos aquellos que tienen ingresos insuficientes o no tienen. Y contrario al fortalecimiento del aparato represivo que propone Espinoza, propuso la interpelación del ministro Berni por la represión policial a trabajadores como los de penta y el crecimiento de los abusos policiales bajo la excusa del cumplimiento de la cuarentena.
Para comenzar a dar soluciones de fondo es necesario afectar a las grandes fortunas en beneficio de las mayorías populares. Con el proyecto presentado en la cámara de diputados de la nación por Nicolás Del Caño y Romina Del Plá, se podría lograr un salario de cuarentena de $30000, la construcción de viviendas para quienes viven hacinados y la multiplicación del presupuesto de salud. Pero esas no son las prioridades ni del bloque oficialista ni de Juntos por el Cambio. Todos juntos, se negaron tan siquiera a tratarlo.

José Muralla
Nació en Arenales (BA) en 1984. Es licenciado y profesor en Ciencia Política (UBA). Trabaja como docente de nivel medio en CABA y La Matanza. Desde 2007 milita en el PTS. Vive en Lomas del mirador y es parte del staff de La Izquierda Diario de la Zona Oeste del GBA.