Presentamos la entrevista que el programa Basta de Verso de La Izquierda Diario de Argentina, -integrante de la Red Internacional de Diarios-, realizó a Maía Machado, docente, dirigente del Movimiento Revolucionario de Trabajadores, quien fuera candidata a diputada (como parte de un polo clasista y socialista) por Sao Pablo en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil.
Viernes 7 de octubre de 2022 22:12
¿Cómo analizan los resultados de la primera vuelta en las elecciones?
Los resultados generales no estaban previstos en las encuestas, lo que estaba previsto correctamente eran los votos de Lula, pero los votos de Bolsonaro no fueron calculados por las encuestas. Lula gano en la primera vuelta con una ventaja de 6 millones de votos, pero Bolsonaro obtuvo más de 50 millones de votos y entra en este nuevo ballotage con nuevas fuerzas morales, ya que el PT había hablado mucho de la posibilidad de ganar en primera vuelta. Candidatos bolsonaristas para el gobierno de estados muy importantes salieron electos o en buenas condiciones para el ballotage, como por ejemplo Claudio Castro, que es un bolsonarista y fue elegido para el gobierno de Rio de Janeiro, o el partido de Tarcisio Gomes De Freitas (N.E.: del evangelista Partido Republicano Brasileño, ex ministro de Bolsonaro) que contra lo que mostraban las encuestas, quedó en primer lugar y tiene posibilidades concretas de ganar el gobierno de San Pablo.
Hoy en la escuela estábamos hablando que él va a ser nuestro patrón, por ejemplo, y pensamos que es absurdo que este tipo sea el gobernador de San Pablo.
En concreto, fueron muchos bolsonaristas que entraron al senado, y en la cámara. La primera conclusión es que el país está más a la derecha de lo que se esperaba, y ante un eventual gobierno Lula-Alkmin, eso significaría mucho conflicto, incluso potenciales crisis.
Con relación al 2018, Bolsonaro tuvo resultados proporcionalmente menores en estados económicamente importantes del país, en especial en las capitales donde la clase obrera y la juventud son más fuertes. Los buenos resultados de Bolsonaro vinieron de interior con mucha influencia del agronegocio, y de algunas grandes ciudades de las regiones del sur y centro este.
Lula es todavía el favorito de este ballotage y tiene el apoyo de Simone Tebet y de Ciro Gómez, que salieron tercera y cuarto respectivamente, aún la situación está indefinida.
Por otro lado, otra conclusión muy importante fue que la tesis del frente amplio con la derecha para derrotar a Bolsonaro se demostró completamente un fracaso, como veníamos diciendo antes del ballotage.
Lula y el PT van a aprovechar para justificar su política de conciliación con la derecha del PSDB que son neoliberales clásicos de Brasil y quienes han polarizado las elecciones con el PT durante la última década; y de unidad con grandes sectores del capital industrial y financiero urbano, incluyendo sectores de peso del autoritarismo judicial y del ala demócrata liberal yanqui con Biden. De hecho, con esta política sólo han fortalecido a la extrema derecha, por ejemplo, Alkmin, el vice de Lula, tuvo mucho peso mientras era gobernador de San Pablo por el PSDB, tenía votaciones inmensas en el interior, pero el interior de San Pablo ahora voto masivamente por la extrema derecha que ha absorbido la base social de la derecha tradicional.
Este es un debate que atraviesan sectores de la vanguardia que hacen una experiencia con esta política de Lula, que la alianza con la derecha no sirve ni siquiera en el terreno que el PT dice que funciona, que es el terreno electoral.
Como vos decías, según las encuestas, Lula debería haber sacado más de la mitad de los votos, no lo consiguió; la noticia justamente fue que hay ballotage pero queremos entender qué significa esta extrema derecha bolsonarista y qué implica la alianza del PT con Alkmin, ¿En Argentina sectores de derecha hablan de Lula como “comunista”. Pero qué es Lula políticamente y cómo se presenta él?
Bueno, Lula siempre afirma que nunca fue comunista. Pero en esta elección hubo distintos proyectos que estaban presentes. Bolsonaro es la cara más reaccionaria del podrido régimen desde el golpe institucional del 2016. Él defiende un programa ultra neoliberal de ataque permanentes, de odio a las organizaciones obreras, a las mujeres, a los negros y a la diversidad sexual, defiende abiertamente a la dictadura patronal en las fábricas y el entreguismo nacional al imperialismo. Lo más rancio de la extrema derecha ligada a Trump y al Partido Republicano de Estados Unidos y tiene apoyo especialmente de las transnacionales agrarias y de algunos sectores empresariales.
Lula tiene un proyecto de conciliación del capital y el trabajo, de esto se habló mucho en los últimos meses en Brasil. Porque él se muestra con la fórmula presidencial con Alckmin, que representa a sectores de peso del capital urbano. Es un proyecto de administración del capitalismo con cierta participación estatal, una relación negociada con los sindicatos, con un discurso de derechos sociales para los más pobres, una ubicación más cercana a la fracción “democrática” del imperialismo norteamericano. O sea, no son lo mismo: son diferentes fracciones de la clase dominante.
O sea: Bolsonaro es un salvaje de la extrema derecha y Lula trata de normalizar el régimen, de acomodar las contradicciones enormes y la polarización social que hay, algo que no será posible porque la derecha estará más fuerte en el Congreso y el bolsonarismo en las calles.
Hay que ver los cambios de los últimos años también. En 2018 Lula fue proscripto arbitrariamente, encarcelado por el autoritarismo judicial y el gran capital y las fracciones dominantes estuvieron con Bolsonaro. Ahora Lula fue rescatado por el propio régimen bonapartista para legitimar el orden institucional contra las inestabilidades que produce el gobierno de Bolsonaro y ahora está con la derecha oligárquica de Brasil, en apoyo de los grandes empresarios de la industria, las finanzas, del Poder Judicial y del sector democrático del imperialismo estadounidense, como decía.
Esa política solo favorece a la derecha, por eso hay que enfrentarlo decididamente, con la lucha y organización en las calles, de manera independiente. No hay otra para combatir a esta extrema derecha nefasta. Esto es lo que las direcciones sindicales, ligadas al PT, han impedido hasta ahora.
Después de la primera vuelta, la campaña de Lula está más a la derecha. Por ejemplo, Bolsonaro está contra el aborto, por eso Lula ahora dice que está contra el aborto y cosas así.
Es algo similar a lo que pasa en Argentina que la derecha (que está en la oposición) impone una agenda y el gobierno se va adaptando. Lo que nos parece importante es conocer bien cuál fue la política del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) durante este proceso electoral y cuál va a ser hacia adelante.
Bueno, mira, Bolsonaro hizo un ataque muy duro a las universidades, hoy por ejemplo fue un día muy interesante porque hubo asambleas en algunas asambleas federales (N.E.: estatales), acá también se cuela la disputa entre la extrema derecha y Lula con un sector de la derecha.
Por eso nosotros en toda la campaña quisimos discutir la cuestión central: la necesidad de organizar una fuerte y decidida lucha contra Bolsonaro y la extrema derecha, de organizar la movilización desde las bases. Por eso nosotros desde el MRT siempre estuvimos en la primera línea del enfrentamiento contra el bolsonarismo. Ahora es más importante que nunca la organización desde las bases para derrotar los ataques, como por ejemplo a las universidades federales y la educación pública de conjunto y tirar abajo todas las reformas que la derecha ha pasado, como por ejemplo la reforma laboral. La política de conciliación de clases de Lula y el PT fortalece a esta derecha y conduce a la desmovilización.
Por eso es fundamental exigir a las direcciones de los sindicatos, de los movimientos sociales que rompan con su pasividad y convoquen a paros, manifestaciones masivas que asuman el rechazo al bolsonarismo, ligando esto a las reivindicaciones sociales y económicas, una lucha real con todos los sectores que quieren enfrentar a Bolsonaro.
Nosotros acompañamos a los que decidan rechazar a Bolsonaro en el ballotage, con sus múltiples variantes: sea votando críticamente a Lula, sea anulando el voto o con la abstención, pero siempre alertando que la fórmula Lula-Alckmin de conciliación con la burguesía y el imperialismo no es un alternativa para enfrentar al bolsonarismo. La clave es poner adelante nuestras fuerzas, para combatir seriamente a la derecha en el terreno del combate en la lucha de clases, con las huelgas y movilizaciones.