No hay que llamarse a engaños, Maduro no piensa en el pueblo con su llamado a refinanciar y reestructurar la deuda externa, busca oxígeno económico, a base de entreguismo, para mantenerse en el gobierno.
Martes 7 de noviembre de 2017
Maduro ha pedido que se reestructuren todas las deudas externas del país, pero acotando que esto no significa que el país dejará de “cumplir sus compromisos”. Estamos hablando de una deuda de alrededor de 120 mil millones de dólares. Es más que claro que esta acción del gobierno de Maduro es porque llegó a niveles de arcas vacías, y no por alguna acción “soberana” para atender las necesidades del pueblo como lo quiere presentar.
Mientras hacía esta declaración, Maduro ordenaba el pago de 1.121 millones de dólares a los tenedores de uno de los bonos PDVSA, tal como habíamos anunciado desde La Izquierda Diario que lo haría. Pero “ordenando” reestructurar y refinanciar “todos los pagos externos“. Esa fue la tarea que ordenó al vicepresidente Tareck El Aissami, a quien puso al mando de una comisión especial presidencial orientada a iniciar el proceso de lo que llama “la lucha contra el bloqueo y la persecución extranjera”.
Grandes pagadores mientras se ahondan los padecimientos del pueblo
Pomposamente, como “un hecho histórico” calificó el Vicepresidente de Planificación, Ricardo Menéndez, la reestructuración y refinanciamiento decretado por Maduro, indicando que en 2016 y 2017 han “sido los dos años de mayor complicación económica donde se reportó un decrecimiento del ingreso y se contrajo el ingreso en un 87% a consecuencia de la baja de los precios internacionales del petróleo”, enfatizando que “se produjeron altos pagos de los compromisos internacionales”.
No es para menos, el propio Maduro declaró que se han “pagado 71.700 millones de dólares en deuda externa durante los cuatro años”. Una sangría sin precedentes, mientras las condiciones dramáticas de las mayorías trabajadoras y populares aumentaron a niveles que no se habían visto en el país, con un gran deterioro de la infraestructura, llegando incluso hasta la escasez de billetes para las transacciones cotidianas. Fue una opción clara del gobierno, satisfacer la rapiña imperialista y a los acreedores internacionales a costa de las penurias del pueblo.
El vicepresidente ejecutivo, El Aissami ha asegurado a los tenedores de bonos de Venezuela, que el Gobierno nacional será fiel a sus compromisos, por lo que los invitó a una reunión para el próximo lunes, 13 de noviembre, para renegociar la deuda externa donde explicarían los detalles de la renegociación, remarcando que la comisión que preside “sentará las bases para el diálogo y los tenedores nacionales e internacionales”. El Aissami explicó que la decisión está basada en la resolución de la ONU sobre renegociación de deuda, enfatizando lo buen pagador que es Venezuela a la banca imperialista: “el Gobierno nacional será fiel a sus compromisos”.
De acuerdo a la fraseología de Maduro esta sería una "lucha contra el bloqueo y la persecución extranjera" contra el país, ya que, asevera, hay un supuesto “trato discriminatorio hacia Venezuela por parte de bancos y otras instituciones financieras internacionales”. No aprovechó la ocasión para aludir a las sanciones dictadas por Estados Unidos -que prohíben negociaciones en deuda nueva y capital emitidas por el gobierno y PDVSA- de las dificultades de acceso al crédito que experimenta el país.
En su llamado a la reestructuración declaró que esto permitirá equilibrar y "cubrir" las necesidades y las inversiones del país y, además, "romper los esquemas internacionales". Algo cínico para un gobierno que ha preferido pagar fielmente la deuda externa mientras el pueblo ha sufrido uno de los mayores padecimientos en esta agobiante crisis.
El salvavidas ruso y las sanciones norteamericanas
Maduro no ha hecho mención a un riesgo de default. Pero aún no es muy claro el plan de reestructuración que tiene pensado el gobierno, que abre a múltiples interpretaciones, pues cualquier proceso de “refinanciación” o “reestructuración” abre a procesos mayores de crisis. Un mega canje unilateral, a primera vista no es posible, salvo que se declare en default y frente al gran temor de los acreedores los presione a negociar.
Seguramente Maduro no se mueve en el aire. Puede negociar aumentando la deuda externa, es decir, empujando la crisis para adelante, al mismo tiempo que buscaría estrechar aún más su relación con China y Rusia. Putin constituye uno de los principales aliados del gobierno chavista y Maduro ha buscado asegurarse el apoyo político y económico, entre los que se destacan mecanismos para la reestructuración de la deuda. Y por su parte, la portavoz de Asuntos Exteriores de China, afirmó que su país “confía en que el gobierno conduzca apropiadamente la cuestión y mantenga sus obligaciones de pago de deuda“.
En sus encuentros con Rusia, Maduro buscaba ya alguna manera de alivio con la pesada deuda, dentro de ello una reestructuración con sus compromisos con Rusia. Como sostuviera en esos días "la deuda, como cualquier compromiso financiero, es propensa de ser reestructurada", complementando que "cualquier reestructuración o refinanciamiento seguramente será objeto de acuerdos entre los dos gobiernos".
Es de recordar que durante el encuentro con su homólogo, Vladimir Putin, se acordó “incrementar la inversión de las empresas petroleras y gasíferas de la Federación Rusa en Venezuela” y, según afirmó Maduro, Rusia y China ayudarían a Venezuela a pagar las deudas. En un artículo publicado este lunes en el Financial Times se sostiene que, frente a las incógnitas de la movida de Maduro, la respuesta puede estar en un rescate del otro lado del mundo, no de la deuda soberana, sino de los bonos de PDVSA, donde Rusia “podría extender el efectivo que Caracas necesita para pagar la deuda de PDVSA a cambio de una participación de precio reducido en las empresas petroleras locales”, agregando que: “Los funcionarios venezolanos que han viajado entre Caracas y Moscú seguramente han planteado la posibilidad. Es un comercio geopolítico provocativo que deben esperar que Vladimir Putin no pueda resistir”.
Si se abren hipótesis, por el marcado hermetismo del gobierno, digamos que el refinanciamiento tiene que resultar de una negociación entre las partes, aquí se abriría alguna variante de mega canje, pues Maduro ha dicho que su plan es sobre la deuda global, ofreciendo alternativas para canjear la deuda actual por deuda nueva en diferentes condiciones, con el objetivo de evitar un incumplimiento por incapacidad de pago. Pero se supone que esto debe ser acuerdo entre las partes, y mientras se negocia, no se deja de pagar, pues si no se entra en cesación de pagos, que significa hacer default, y aquí ya se abre otro escenario.
No se puede descartar, pues es de tomar en cuenta que por las sanciones financieras aplicadas por los Estados Unidos implica que la posibilidad de refinanciamiento es muy baja. Y es claro que las sanciones impiden al sistema financiero y a las empresas estadounidenses adquirir nueva deuda venezolana. El refinanciamiento de deuda vieja exige canjearla por una nueva, y la sanción “impediría” ese canje.
Pero aquí se abre la hipótesis que plantea el analista Luis Vicente León, un economista sesgado al lado opositor, quien señala que “quizás haya un objetivo que no se puede soslayar desde la estrategia del gobierno: buscar aliados en Washington DC para intentar flexibilizar las sanciones con el fin de avanzar en un refinanciamiento (no reestructuración)”. En este sentido es que considera que “el gobierno venezolano podría estar intentando atar la flexibilización de las sanciones americanas a la necesidad de refinanciamiento de deuda, en la que no sólo tiene interés la República de Venezuela sino también el mercado financiero internacional y grandes inversionistas norteamericanos”. Esta hipótesis tiene sentido si tomamos en cuenta que El Aissami ha llamado a los acreedores a discutir "fórmulas que permitan de manera estructural y conjunta superar las ilegales sanciones imperialistas".
Por otra parte, ¿podría Maduro estar buscando un vergonzoso acuerdo de rematar bonos ahora? Recordemos que el banco de inversión Goldman Sachs Group Inc. compró aproximadamente 2.800 millones de dólares en bonos de la petrolera estatal PDVSA en mayo de este año, que estaban en poder del Banco Central de Venezuela (BCV), a tan solo el 31% de su valor real, en una acción desesperada del gobierno por conseguir dinero para “cumplir” sus compromisos con los acreedores internacionales. Todo es posible.
No se debería subestimar a la camarilla bonapartista sobre la que se asienta Maduro, donde las Fuerzas Armadas ocupan un papel central, en el movimiento de estas maniobras, y no dejar todo a la libre ecuación económica, más allá de sus incógnitas, de los movimientos políticos. El chavismo está acostumbrado al “ganar tiempo” y sobre esa base “improvisa”, al menos en el plano interno, donde tiene mayor control, centralmente por el sustento de las Fuerzas Armadas. Pero otro es el escenario en el plano internacional, donde está completamente debilitado.
No al pago de la fraudulenta deuda externa
El gobierno habla de "la persecución financiera y el bloqueo" por parte Donald Trump, en referencia a las sanciones dictadas en agosto por EE.UU. que prohíben a quienes operen en sus sistemas negociar nuevas emisiones de deuda y capital del gobierno y PDVSA y algunos de los bonos ya emitidos. Es claro que existe un acoso por parte del gobierno de Estados Unidos. Lo cínico de Maduro es que atribuye a Trump su imposibilidad de no poder seguir pagando a los usureros internacionales.
Peor caradurez no se había visto en estos tiempos. No se trata de una medida o acción contra el acoso imperialista, sino que se queja de que, aún siendo gran cumplidor, aún lo acosan. No faltó entreguismo de Maduro al decir que "Venezuela va a seguir siendo un pagador confiable" para "inversores, tenedores y la banca que quiera respetar". Pero para alardear sostiene que su gobierno se declara "en fase de denuncia de la persecución financiera" de EE.UU. y "la banca occidental" contra el país.
Vergüenza deberían dar las afirmaciones que realiza Maduro del tipo, “¿Cómo es que no nos reciben los bonos en el exterior si Venezuela es un país sólido, confiable?”, “¿Cómo es que nos ponen un riesgo país peor que los países que están en guerra, y estamos pagando?". Palabras que no expresan más que un entreguismo sin igual. Decir que "la banca occidental, estadounidense, europea" y a "los sistemas de dominación que ellos tienen", no le permiten seguir cumpliendo sus obligaciones financieras, es una desvergüenza completa.
En la actual situación abierta se hace más claro que nunca la necesidad de dejar de pagar esta oprobiosa deuda externa. Ni un centavo más a la banca usurera internacional. No hay que “refinanciar” ni “reestructurar” la deuda como habla Maduro. Lisa y llanamente hay que decir que la opción primero son las mayorías obreras y populares, no pagando esta deuda externa. Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) llamamos al NO PAGO inmediato de la deuda externa y a impulsar una gran campaña nacional por esta medida urgente. En este sentido llamamos a las organizaciones que se reivindican de izquierda, a sindicatos, centros de estudiantes a poner en pie ya un Movimiento por el No Pago de la Deuda Externa.