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Red Internacional
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Lucha magisterial. En defensa de la educación y del futuro: madres, padres y maestros unidos

Lo que Televisa y TV Azteca no dicen es que la "reforma educativa" en realidad es el paso para la privatización y degradación de la educación pública en México; y que nuestros hijos, que son los hijos del pueblo trabajador, estarán destinados a vidas precarias y al servicio de las grandes empresas si llegan a imponer sus planes.

Lunes 11 de julio de 2016

No dicen que, a través de la llamada "autonomía de gestión" y de los "Consejos Escolares de Participación Social", quieren que seamos las madres, padres y tutores quienes nos hagamos cargo del mantenimiento y los servicios (luz, predio, etc.) en las escuelas, así como de los materiales necesarios para el proceso de enseñanza de las y los niños, si queremos que tengan educación.

Mientras tanto, en nuestras casas, cada día alcanza menos para mantener a nuestras familias y ni siquiera podemos cubrir la canasta básica.

¿Por qué temen que madres y padres apoyemos a los maestros?

La campaña que descalifica a los docentes y su lucha, tiene como fin evitar a toda costa que la sociedad y los padres los apoyemos, porque saben que somos nosotros los millones de trabajadores que sostenemos este país; los que en las fábricas, comercios y servicios, trabajamos por sueldos miserables, en jornadas extenuantes y bajo controles opresivos. Precisamente, somos quienes queremos que nuestros hijos tengan un futuro mejor y digno, por lo que queremos darles la mejor educación.

Si nos unimos a los maestros y maestras en lucha, podemos contagiar a más y más padres, madres y hermanos, que son nuestros compañeros en los trabajos, los obreros de las grandes fábricas y empresas de servicios, y lograr sumar a toda nuestra clase para frenar sus planes. Ya no sólo la reforma educativa, sino todas las reformas estructurales que saquean nuestro país y amenazan el futuro de nuestras familias.

Por ello, el gobierno y sus aliados se apuestan a derrotar al magisterio combativo, pues saben que así les será más fácil seguir implementando sus planes y reformas de miseria. No olvidemos que luego viene la reforma en el sector salud, con la cual el gobierno pretende entregar los hospitales, clínicas y laboratorios a los empresarios.

Sólo los que puedan pagar tendrán acceso a este elemental servicio, ya que con la "universalización de la salud" sólo nos atenderán por resfriados o enfermedades menores.
Temen que juntos nos demos cuenta que el país está siendo saqueado por una minoría de patrones millonarios (como lo hacen gracias a la reforma energética, llevándose el petróleo); o que cuestionemos por qué cada día trabajamos en peores condiciones, con salarios que alcanzan cada vez menos, sin acceso a la vivienda, la seguridad social o una posible jubilación en el futuro.

¡Saben que si luchamos juntos, no podrán vencernos!

Los poderosos, esa minoría que es dueña de las empresas, y para quienes el Estado gobierna, saben bien que somos la mayoría y que gracias a nuestro trabajo el mundo funciona y gira; que si nos unimos y organizamos somos capaces de arrancar un mejor futuro para nosotros y nuestros hijos, y que eso pondrá en peligro sus ganancias y la placentera vida de sus familias. Ellos tienen un verdadero instinto de clase (dominante).

Nosotros, los trabajadores y trabajadoras que conformamos “nuestra clase”, debemos seguir su ejemplo y desarrollar nuestro instinto de clase, que han adormecido con sus trampas y mentiras.

Saben que juntos podemos dar vuelta a la historia y construir un futuro distinto, sin ellos, sin los explotadores. Un futuro donde nuestros hijos puedan gozar de su vida plenamente. A eso le temen.

Unámonos pues a los maestros que son los únicos, junto a nosotros, que velan por el futuro de nuestros hijos. Luchemos codo a codo con ellos. Organicémonos en asambleas y seamos sujetos también de esta pelea, ayudando a los maestros a parar y movilizarse en sus escuelas y a convencer a los que faltan.

Ya son miles lo que se han sumado en diferentes colonias siguiendo el ejemplo de Chiapas y Oaxaca. No hay nada que perder, pero sí, un futuro digno por ganar, mostrando a nuestros hijos cuál es el camino.