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Red Internacional
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DOSSIER ECONOMÍA HACIA OCTUBRE. En el Presupuesto 2018 se verá si primó la línea de Caputo y Dujovne o una política más gradualista

El economista de la UBA Martín Kalos realiza un análisis de las principales variables económicas después de las elecciones primarias y los puntos clave de la perspectiva hacia octubre.

Domingo 20 de agosto de 2017

Ya conocido el resultado de las PASO, queda en claro que para las empresas grandes de los sectores beneficiados por este modelo económico se disipa la duda de si podría haber habido alguna opción que le ganara a la de Cambiemos y, por tanto, perder o tambalear los beneficios que han conseguido con este modelo.

¿Qué se puede esperar entonces de acá a los próximos meses, para la economía? Por lo pronto un dólar estable, con ingreso de dólares por la deuda como hasta ahora: aunque estos meses que quedan tienen una menor emisión de deuda prevista por parte del Estado Nacional, sí quizás por Estados subnacionales o por incluso las empresas privadas que son las que no se han endeudado todavía en el último año y medio y tienen una necesidad y una capacidad de endeudamiento más grande.

Por otra parte, se pueden esperar tasas de interés de las Lebac similares a las actuales, con tendencia a bajar - pero sólo van a bajar significativamente en la medida en que se logre moderar la inflación, de acuerdo a las premisas de Sturzenegger. Y la inflación empieza a tocar un piso: hasta aquí la política monetaria contractiva del Banco Central permitió recuperar y bajar un poco más los niveles de inflación que se tenían antes de la devaluación de diciembre de 2015 y los tarifazos de 2016.

Ahora viene la pelea dura para el Banco Central: cómo seguir bajando la inflación más allá de este piso del 21%, o un poco menos quizás que se puede alcanzar en 2017, y que implica usar más herramientas que sólo la política monetaria. Implica también entender cuál es el impacto en precios de devaluaciones y tarifas, implica también intentar modificar mecanismos inerciales (como las paritarias, para este gobierno) sin tocar las ganancias de las empresas. Es decir, ver cómo modificar salarios, a la baja, para que eso ayude a bajar la inflación - pero sin discutir nunca las tasas de ganancia de las empresas, que siguen siendo un misterio y una variable que no se toma en cuenta en estas discusiones -.

Por otra parte, con estas tasas de interés y sin perspectivas todavía de un crecimiento a mediano y largo plazo sostenido, es difícil que las inversiones se orienten masivamente hacia actividades productivas. Es probable que continúen llegando colocaciones financieras en Lebac u otros activos (como acciones) que tienen rendimientos esperados muy atractivos. Con lo cual el problema es que la mejora que puede llegar a haber en algunos sectores privilegiados del modelo económico va a tener un impacto relativo en empleo y salarios. Quizás el mayor impacto en el empleo va a ser la obra pública que continúe habiendo después de las elecciones y algunos sectores chicos que empiecen a despertar de la industria, pero que no van a recuperar todavía los niveles de 2015 y los años previos. Por tanto estamos en una situación de deterioro social, mayor a la de los últimos años -que ya era alta-, donde habrá que ver cuál es la perspectiva que se le dará a la industria y el empleo en el mediano y largo plazo. En el corto plazo vamos a seguir teniendo problemas en las condiciones de vida de buena parte de los trabajadores argentinos.

Sí es cierto que empieza a repuntar la oferta de crédito, tanto vía créditos hipotecarios (que es una buena noticia para un sector de trabajadores de ingresos altos y medios) como a partir del endeudamiento que lleva adelante el Estado y también de la oferta de crédito estatal. La tarjeta Argenta del ANSES, líneas de crédito productivo y prendario que puedan dar (a partir de los créditos con UVA) los bancos comerciales: ahí se juega un poco una mejora en el consumo y en la inversión.

Para terminar, se vienen peleas importantes por el Fondo del Conurbano bonaerense (e indirectamente por la Coparticipación), que hacen al federalismo fiscal y por tanto a la capacidad de las provincias de responder a las necesidades de su población. También la cuestión de la jubilación mínima (cuyo ajuste automático de 13% el gobierno va a querer vender como un logro propio) y la aplicación de la ley de Emergencia Social (aprobada pero todavía no reglamentada y no implementada por el gobierno nacional).

Y el punto a mirar es el 15 de septiembre, la presentación del Presupuesto para el año 2018 por parte del Poder Ejecutivo Nacional. Ahí se va a ver qué primó: si la política que Dujovne y Caputo anunciaron a los inversores extranjeros en sus “road shows” por el exterior, que era una política de ajuste, dicho con todas las letras; o una política más gradualista, como viene habiendo hasta ahora, donde la cuestión fiscal se dirime de manera más paulatina intentando no generar más problemas sociales.

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