Alejandro Rebossio, uno de los periodistas que investigó la participación del ministro de Hacienda Nicolás Dujovne en el blanqueo, conversó con La Izquierda Diario sobre el caso.
Esteban Mercatante @EMercatante
Viernes 13 de abril de 2018
El día viernes, la revista Noticias reveló otro "conflicto de intereses" en el gobierno de Mauricio Macri. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, habría participado del "sinceramiento fiscal" impulsado por el gobierno en 2016. En ese momento, Dujovne no era todavía funcionario, sino un ciudadano como cualquier otro. Como cualquier otro que de ese 1 % de mayores ingresos y riqueza de la sociedad, que son los que tienen plata escondida en el exterior, producto de alguna maniobra de evasión y ocultamiento. Porque una cosa es clara, si blanqueó, es porque antes había evadido.
La Izquierda Diario conversó con Alejandro Rebossio, editor de Economía en revista Noticias, y uno de los autores de la nota.
En la investigación que realizaste junto a Rodis Recalt detectaron que Dujovne blanqueó una sociedad y otros activos por una suma superior a $ 20 millones. ¿Cómo llegaron a esta conclusión? ¿Además de la información de AFIP, analizaron los cambios en las declaraciones juradas del Dujovne de un año a otro?
A nosotros nos llega una información de fuente muy fidedigna de dentro de AFIP, que indica que Dujovne había entrado al blanqueo, y que lo había hecho a través de esta sociedad Florentine Global. También nos dieron otros datos, que después se comprobó que no eran ciertos, pero estos dos datos los pudimos ratificar por otra fuente de AFIP y por dos fuentes dentro del gobierno. Y después en el propio comunicado oficial que nos mandó el propio Dujovne, hay un reconocimiento implícito de que entró. No lo afirma, pero no lo niega.
Después la otra información que nadie nos pudo desmentir hasta ahora, es que el ingreso al blanqueo se hizo a través de esta sociedad Florentine Global, que está a nombre de Dujovne en la declaración hecha en la Oficina Anticorrupción. Cuando alguien entra a la administración pública tiene que hacer una declaración jurada,. En este caso es al 3 de enero de 2017, cuando él fue designado en el Boletín Oficial como ministro. En esta declaración jurada aparecía efectivamente esta sociedad llamada Florentine Global. Aparecía como una sociedad en el exterior, y no estaban claras muchas cosas sobre la misma.
Incluso ya en julio del año pasado Emilia Delfino del diario Perfil había hecho una nota sobre esta misteriosa sociedad porque no se aclaraba si era una sociedad anónima, qué tipo de sociedad era.
Incluso hay una sociedad con ese nombre que aparece en los Panamá Papers y nunca se aclaró si no era la misma.
Sí, de hecho lo mencionamos, y le preguntamos al ministro Dujovne, y no tuvimos respuesta de si es la misma sociedad que aparecía en los Panamá Papers. Delfino cuando se hace pública la declaración jurada de Dujovne cuenta que había dos sociedades con el nombre Florentine Global en el mundo. Una que está en Delaware, que en ese momento en el ministerio de Hacienda negaron que fuera de Dujovne. Y otra con sede en las Islas Vírgenes británicas, que es la que aparece en los Panamá Papers. De esa nunca se negó la información.
Dujovne reconoce en su declaración en la Oficina Anticorrupción que la incorporó a su patrimonio en julio de 2016. Recordemos que para entrar al blanqueo, los bienes tenían que propiedad adquirida antes del 22 de julio de 2016, lo que es posterior ya no se puede blanquear. En ese momento no sabemos qué valor tenía, pero sí sabemos que el 3 de enero está valuada en $ 20,1 millones. Tampoco podemos afirmar que blanqueó $ 20,1 millones, porque eso era cinco meses después. Pero puede ser una cifra similar. Si cotizara en bolsa podría ser que el monto se hubiera multiplicado entre una fecha y la otra. No tenemos la seguridad. Pero sabemos que la última información al respeto es que valía eso.
Después hay otra sociedad que Dujovne incorporó a su patrimonio en julio de 2016. Le preguntamos al ministro si la había incorporado por el blanqueo, pero no respondió, amparándose en el secreto fiscal. Y también hay un auto, que se compró en abril de 2016, que fue el mes en el que el gobierno anunció que iba a haber un blanqueo. Por lo que hablé con contadores, ya apenas se anunció la decisión, muchos empezaron a comprar bienes con plata negra. Pero en este caso no lo podemos afirmar.
Por los montos que declaró, que antes estaban fuera del circuito legal, ¿podemos concluir que hubo una evasión impositiva millonaria por parte del ministro cuando todavía no estaba en su cargo?
Dado el monto del que hablamos, quizá podría encuadrar en lo que ahora es la evasión simple. Justo en diciembre del año pasado, en la reforma tributaria, se elevó el monto para categorizar el delito de evasión simple. Antes era de $ 400 000, y ahora es $ 1 500 000. Podría caer dentro de este rango, que se extiende hasta los $ 15 000 000. Este delito tiene una pena de entre 2 y 6 años de prisión. La evasión agravada, que por el monto quizá no correspondería, tiene una pena de entre 3 años y medio y 9 años.
Hay que recordar que por entrar al blanqueo, pagó un 10 % de impuesto. Si no hubiera entrado al blanqueo y lo pescaban, corría el riesgo de que le cobraran, mucho más. Depende siempre del tipo de delito. La prescripción para la evasión simple son 6 años, y para la agravada 9. Hay que ver entonces desde qué momento tenía esa plata, y si está o no prescripto el delito. En el peor de los casos le podrían haber sacado el 21 % de IVA, más 35 % de impuesto a las Ganancias, más 35 % de la renta de cada año de esos fondos colocados en el exterior, porque hay que acordarse que se grava primero los fondos, y después la renta de cada año, para los fondos legales. Y se suma además un 1,25 % anual de bienes personales, que era la alícuota en ese momento hasta que se redujo con la ley de blanqueo, para el total de los fondos en este caso. Entonces estamos hablando de un montón de plata. De hecho, yo recuerdo que la AFIP había advertido que los que no entraran al blanqueo podían llegar a perder los bienes si no declaraban y los agarraban. Porque a esto se le agregan multas.
Vos contabas en una entrevista con Gustavo Silvestre, que además de no desmentir el hecho, la respuesta desde el ministerio apuntó a señalar Dujovne como víctima de una banda que filtraba datos de la AFIP que fue desmantelada hace unos meses, la misma a la que responsabilizan por los datos sobre el blanqueo que difundió Horacio Verbitsky.
Sí. Lo único que tengo para decir de eso yo, es que nunca compramos información. Para mí es una cuestión ética de que el periodista no puede estar comprando fuentes. Sí podes comprar el acceso a una agencia de noticias, pero por información.
Después hay una cuestión, en esta banda delictiva que investiga la Justicia, que es que hay gente de la AFIP que no respecto el secreto fiscal, y eso es preocupante también como ciudadanos. Pero bueno, también estas filtraciones ocurren. Hay muchas veces que se filtran datos privados, o confidenciales, como acá pasó con el blanqueo, o como ocurrió con Panamá Papers, Paradise Papers, y tantos “papers” que son confidenciales y saltan. Por otro lado, en los casos en los que involucran delitos, en estos casos las filtraciones permitieron a la sociedad global poder enterarse de muchos manejos turbios.
Después, hay que señalar sobre esta banda delictiva de la AFIP, que aunque está probado que traficaban información fiscal, pero muchos dicen que no hay ninguna prueba de que hayan filtrado la información del blanqueo a Verbitsky. Canicoba Corral opina distinto, por algo los metió presos. Hay pruebas de todos modos de que sí filtraban y comerciaban información.
Dujovne cuando hizo el blanqueo era un ciudadano, pero poco tiempo después el gobierno lo designó ministro. Esto podríamos decir que va en contra de la disposición del gobierno que establecía que los funcionarios no podían acogerse al mismo.
Sí, tal vez lo sabrían, o podrían haberse enterado. Pero eso yo no podría asegurarlo. Supuestamente nadie se enteraba de quién ingresaba al blanqueo. Y cuando cualquier empleado de la AFIP consulta en el sistema quienes se acogieron al mismo queda registrada la huella informática. Nadie quiere hacer esa averiguación, aunque algunos lo saben y lo comentan. Hay un temor a quedar expuesto en esto. De hecho hay muchos en la AFIP que están en un “freezer” por la filtración de datos del blanqueo.
Vos hace un tiempo hiciste una investigación sobre el nivel de evasión en la Argentina, sobre todo de grandes empresas en la Argentina, y arrojaba un valor de USD 24 mil millones para el impuesto a las ganancias en 2015. Parece que este gobierno, con toda una serie de antecedentes de funcionarios que vienen a la función pública más bien con la mirada del financista, y el inversor financiero acostumbrado a pensar sobre estrategias para pagar menos impuestos, o los vericuetos para la elusión. ¿No parece que esta administración vaya a ser la más inclinada a atacar estas brechas que se abren para evadir impuestos, no?
Sí, habrá que ver qué actitud toman, es cierto que hay muchos que vienen de una industria donde se justifica mucho la evasión y la elusión. Yo, para resumir esto, voy a otro ejemplo que es la política energética. Y dicho esto por un economista que no se puede considerar de izquierda para nada, como es Fernando Navajas, de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL). El think tank donde trabajó López Murphy, y en el que se apoyó en su breves semanas al frente del ministerio de Economía en 2001. Bueno, Navajas hacía en 2016 una crítica que creo que es extensiva a otras áreas de la administración.
En el caso del ministro de Energía Juan José Aranguren él criticaba que tenía una visión desde el petrolero a la hora de hacer políticas públicas. Y no tenía en cambio la visión que hay que tener para distinguir la postura de “voy a hacer algo a favor de las petroleras”, aunque sinceramente piense que es lo mejor, de mirarlo desde una posición más independiente y pensar en política pública. Creo que eso de “cambiarse el chip” es algo que puede faltar en muchos de estos funcionarios. Estuvieron siempre en el sector privado, pensando en la ganancia propia, y con ese “chip” siguen pensando ahora en la función pública en el bien de algunos sectores en particular, a los que conocen de antemano.