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Red Internacional
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Crisis Política. En la OEA no se alcanza resolución sobre Venezuela, acelerándose el clima de negociación

Una vez más no se alcanza la mayoría en la OEA para una resolución sobre Venezuela, suspendiendo la reunión hasta nueva fecha sin definir, pero por abajo una salida negociada a la crisis sigue su curso.

Martes 20 de junio de 2017

Este lunes se llevó a cabo la reunión de cancilleres, celebrada antes de dar inicio a la 47 Asamblea General de la OEA, y que retoma la que se celebró el pasado 31 de mayo suspendida tras constatar que no había acuerdo posible entre las dos propuestas de declaración presentadas entonces.

Pero la reunión de la OEA, luego de un receso, no logró aprobar ninguna de las dos declaraciones que se volvieron a presentar sobre la crisis de Venezuela, ya que ninguna obtuvo los 23 votos necesarios. La propuesta negociada por un grupo amplio de países, donde se encuentra el grupo duro encabezado por EE.UU., México, Canadá, Panamá y Perú, que pedía “reconsiderar” la Asamblea Nacional Constituyente en Venezuela fracasó al obtener 20 votos a favor, 8 abstenciones, 5 en contra y una ausencia -la de Venezuela-, mientras que la otra iniciativa, de países del Caricom, menos crítica con el Gobierno de Maduro, solo tuvo 8 apoyos.

Aunque el canciller de México, Luis Videgaray, propuso una nueva reunión de cancilleres de la OEA para lograr una declaración conjunta sobre la crisis de Venezuela, luego de que no se aprobara ninguno de los dos textos presentados, al final se resolvió que se suspendía la reunión "en una fecha por determinar" a través de la vía diplomática. No obstante, aún está abierta la posibilidad de que, en el marco de la realización de la 47 Asamblea General de la OEA que se realiza hasta el día miércoles, se pueda hacer otra propuesta en la que no se necesitaría los dos tercios de los presentes, sino mayoría simple, es decir unos 18 votos. Como vemos, aún no está cerrado el capítulo de discusión sobre Venezuela en el marco de la OEA, habiendo una situación completamente fluida y de negociaciones en curso en Cancún, donde se realiza la Asamblea General.

Cuando no se alcanzaba una resolución de consenso en la reunión de consulta de cancilleres el pasado 31 de mayo, escribíamos que el hecho de que no surgiera una resolución de consenso o de condena a Venezuela apuntaba más bien a que, frente a una situación política donde no se avizora una salida en lo inmediato, donde uno de los sectores pueda imponerse al otro, donde existe una especie de empate “catastrófico”, se volvía a plantear la política de diálogo buscándose nuevamente una salida negociada. Más aún donde no se ve en el continente que las derechas que han llegado al poder en varios países terminen de asentarse, siendo que países como Brasil nuevamente se ve sacudido por una gran crisis poco tiempo de después del golpe institucional de Temer que destituyera a Dilma Rousseff.

Es que la crisis política del país se prolonga sin que se avizore una resolución del conflicto que centralmente encabezan el gobierno de Maduro y la oposición aglutinada en la llamada Mesa de Unidad Democrática (MUD), donde las continuas movilizaciones se siguen desarrollando casi diariamente, sin que ningún sector termine de imponerse al otro. Este lunes tanto chavismo como oposición convocaron a marchas en torno al tema de la OEA, pero el foco central fueron las movilizaciones de la oposición que terminaron con un nuevo muerto en Caracas producto de un impacto de bala por parte de la Guardia Nacional y con más de 40 heridos. El temor de que la ya crítica situación termine de desbordarse aún más, es lo que está llevando a que los movimientos de negociones políticas se estén acelerando, y una condena prematura a Venezuela en la OEA podría ir en un camino contrario en este sentido.

Incluso, la resolución que fuera presentada por un amplio grupo de países era menos dura que la presentada por este mismo grupo el pasado 31 de mayo, buscando alcanzar una mayoría holgada. Incluso Estados Unidos había declarado que espera que de la reunión de este lunes se alcanzara “un punto medio” entre las dos propuestas presentadas en esa fecha a finales de mayo. Además, en el mismo, por directiva del propio EEUU, en la declaración se buscaba impone un “grupo de contacto” de la OEAcuya función sería actuar como árbitro en un nuevo diálogo entre el gobierno de Maduro y la derecha. Incluso este país dejaba abierta la puerta de que, si no se llega a un consenso, proponían mantener activo el proceso de consulta entre los cancilleres, mediante la suspensión de la reunión con el objetivo de retomarla más adelante, lo que finalmente ocurrió.

La representación del gobierno de Maduro, como ya se esperaba, obviamente hizo su amague político, retirándose de la reunión luego de un breve discurso. Así, antes de que se pasara a la votación, la canciller Delcy Rodríguez, declaró que no "va a avalar" la resolución que surja sobre Venezuela. "Nosotros no reconocemos esta reunión, como tampoco reconocemos la resulta que de ella devenga. (...) Indistintamente de lo que de aquí salga, Venezuela no lo va a avalar", apuntó Delcy Rodríguez ante el resto de representantes de los países miembros de la OEA, denunciando que estaba plagada de "un camino de maniobras pseudojudiciales y antijurídicas".

La canciller arremetió contra el secretario general de la OEA, Luis Almagro, a quien acusó de "violaciones desmesuradas" contra Venezuela y violando valores fundamentales de la carta del organismo, denunciando a Estados Unidos de estar detrás de la maniobra. Reveló que le ofrecieron a Venezuela la cabeza de Luis Almagro, al declarar que "y están dispuestos a sacrificar al señor Luis Almagro, nos han propuesto negociaciones en la oscuridad que Venezuela jamás aceptará, así se trate de un verdugo cínico como el que hemos tenido posibilidad de presenciar". El gobierno de Maduro, que ha dicho que se ha retirado de la OEA, ha continuado asistiendo a las reuniones, y participará incluso de la 47 Asamblea General de Cancún.

Que Estados Unidos está por detrás de los movimientos políticos injerencistas no es ninguna novedad, y en la semana previa a la Asamblea General de la OEA realizó una seguillas de declaraciones que se pueden leer acá y acá. Recordemos incluso que el secretario de Estado de EEUU, Rex Tillerson, había declarado que continuaban presionando al gobierno de Maduro por la crisis política, "especialmente" en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Buscando adosar su injerencismo imperialista, el secretario de Estado, sostenía que la estrategia de Washington debe ser "productiva y constructiva" para evitar ser "utilizados por el régimen de Maduro como una herramienta para justificar sus acciones". De entrada es más que claro que hay que rechazar el intervencionismo a través de la OEA y todo tipo de injerencia imperialista que encabece Estados Unidos, lo que no implica para nada avalar al gobierno de Maduro.

Una salida negociada a la crisis está sobre el tapete, no sólo porque amenaza con una escalada política, sino incluso porque el llamado a Constituyente por parte de Maduro, está en fuerte crisis, al solo inscribirse el propio chavismo y tener un cuestionamiento de casi el 80% de acuerdo a las últimas encuestas. De continuar en esta línea el chavismo va a un completo fracaso si el llamado a las urnas es sumamente bajo, salvo que decida sostenerla con el apoyo de las Fuerzas Armadas, lo que no sería otra cosa que una especie de autogolpe. Este camino, en el marco de que comienzan a surgir importantes grietas en el chavismo, debilitando su frente interno, y los rumores de la pugna interna en las Fuerzas Armadas, no llevaría más que al descalabro del gobierno de Maduro.

Por eso es de alertar que desde la OEA, el Vaticano, el imperialismo, la MUD y el gobierno de Maduro, se acelera el clima de “negociación”. De surgir nuevos “diálogos” y “pactos” es más que claro, como siempre, que los grandes perjudicados serán los trabajadores y el pueblo pobre, ya que las negociaciones en curso buscarían la forma de encontrar una transición hacia un gobierno más estable que pueda avanzar libremente en la aplicación de los ajustes y ataques actuales. Ni Maduro ni la MUD representan los intereses de los de abajo, por eso se hace más necesario que nunca pelear por una salida política independiente de los trabajadores y el pueblo pobre.

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