Por segunda semana consecutiva se activó la fase 1 de contingencia ambiental en Ciudad de México. Esta ha sido la temporada más larga, desde el año 2000 en la que se activaron los planes de contingencia ambiental, según La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME).

Axomalli Villanueva @1quiahuitl
Martes 23 de mayo de 2017
A principios del siglo XIX, Alexander Von Humboldt pronunció la frase, para referirse al valle del Anáhuac, como la región más transparente del aire. Más de un siglo después, en 1958 Carlos Fuentes inmortalizó esta frase en su novela, La región más transparente. Hoy en día, la Ciudad de México está clasificada como una de las diez urbes con peor calidad del aire dentro de América Latina, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El pronóstico de Calidad del Aire de la Ciudad de México para esta semana indica que las condiciones de calidad del aire continuarán desfavorables para la dispersión de contaminantes.
Desde el 15 al 21 de mayo, los altos niveles en los contaminantes se mantuvieron en la Zona del Valle de México. El domingo por la tarde la CAME informó que sería suspendida la contingencia, por lo que volvería la circulación normal de los vehículos; sin embargo, este lunes por la tarde, los altos niveles de ozono volvieron a activar la alarma.
Esto es debido a que según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN): “se ha fortalecido" la presencia de un sistema de alta presión que afecta el centro del país ocasionando viento débil en superficie y escasa dispersión de la contaminación, acompañado de altas temperaturas. Las autoridades reconocen que estaba previsto: es la llamada "temporada de ozono", un periodo entre febrero y mayo en el que las condiciones meteorológicas facilitan que el compuesto químico se asiente en las capas bajas de la atmósfera y que sea el responsable de la mala calidad en el aire.
¿Por qué los contaminantes que producimos en el Valle de México no se están dispersando?
Las condiciones persistentes en los últimos días han sido de altas presiones; un sistema de alta presión suele asociarse al buen clima, debido a que el aire desciende y se calienta, provocando que las nubes se evaporen e ilumine el sol. Sin embargo, en ciudades con alta emisión de contaminantes, estos sistemas pueden ser peligrosos, pues el cielo despejado permite que entre más radiación solar e interactúe con compuestos nocivos como los óxidos de nitrógeno que producen los vehículos y otros contaminantes de origen orgánico.
Al reaccionar estos compuestos con la luz solar producen Ozono, el cual favorece la inversión térmica, es decir, el encapsulamiento de todos estos gases contaminantes y aire caliente en las capas bajas atmosféricas, normalmente llamado "smog".
Cuando se forman inversiones térmicas, funcionan como tapadera, que impide la entrada de aire fresco y evita la salida del aire contaminado, y no hay lluvia que ayude a limpiar el aire. Además, hay un factor objetivo: por su disposición geográfica, rodeada de montañas, es más difícil la dispersión de contaminantes en la zona del Valle de México.
“Contención” que no contiene los problemas de la contaminación
Las medidas de contención ya no tienen la efectividad de antes. En este período es el síntoma de un problema mayor de sostenibilidad en la Ciudad de México, con un parque vehicular de 5,5 millones de unidades que crece a un ritmo mayor que la tasa de natalidad y el crecimiento desmesurado de la mancha urbana.
Entre las medidas de la declaratoria de contingencia Fase 1 se cuentan la restricción de actividades al aire libre (en especial de 13 a 19 hrs) y al uso de automóviles, la suspensión de obras públicas que afecten la circulación vehicular y la obligatoriedad a las industrias de reducir sus emisiones en procesos de combustión en 30 a 40%.
Esto ocasiona que al menos la circulación de 4,5 millones de vehículos en el área metropolitana se haya visto restringida.
La raíz del problema: ¿los automóviles?
En tiempos recientes se han invertido más de 20 mil millones en México, en lo que se considera un boom en la industria automotriz. Según Eduardo Molina, del TEC de Monterrey, en México se producen algunos de los mejores vehículos que son enviados a Estados Unidos y Europa, pero "paradójicamente usamos tecnología aquí que no es igual de buena que en otros países". Los autos que circulan por las arterias de la CDMX no podrían circular por una de las grandes capitales europeas.
En México el gobierno y la paraestatal Pemex han determinado que introducir combustibles y vehículos que respeten el estándar de emisiones de otros países no es bueno para la economía. Igualmente se han generado beneficios fiscales para la industria y enormes facilidades para que se adquieran vehículos. El resultado es un exceso de vehículos, en un país donde la gente no tiene dinero pero sí un auto, y una flota de vehículos pesados que no cumplen con las regulaciones.
La saturación permanente ha alcanzado tal punto que el clamor en las calles de la capital es que ni el tráfico ni la contaminación han bajado tanto, pese a las restricciones. Otros habitantes, como los usuarios asiduos del transporte público, sí han resentido la migración de los ciudadanos motorizados al metrobús y al metro durante sus traslados.
El deterioro de la calidad del aire en la Zona Metropolitana, de acuerdo con especialistas del Centro de Ciencias de la Atmosfera de la UNAM, se relaciona con factores como la densidad poblacional, el nivel de desarrollo económico, el consumo energético, la industrialización, el volumen de emisiones de contaminantes, la química de la atmósfera, los incendios forestales, quemas agrícolas y las condiciones meteorológicas, entre otros.
La crisis ambiental no se puede entender sin la crisis de movilidad. El diagnóstico de los expertos no ha cambiado. En el cálculo de las autoridades, el costo político de aplicar medidas de fondo contra una población motorizada y sin alternativas de calidad aún es demasiado alto, y el lastre regresa y se sigue arrastrando por décadas.
Como explicamos acá: Contingencia en la ciudad de México…:
“Hay que desarrollar un sistema de transporte público que no esté centrado en las ganancias capitalistas, sino en las necesidades de la mayoría de la población. Sólo así se puede disuadir de usar automóviles. Hay que expropiar sin pago los que sean privados, como el metrobús.
"Este plan de transporte público debe estar diseñado y llevado a cabo por las y los trabajadores del metro, el ferrocarril, el trolebús y el metrobús en consulta con comités de usuarios. Y se deben terminar los puestos jerárquicos con sueldos millonarios” . Esta serían algunas medidas para comenzar a atacar este fuerte problema de salud pública.