Domingo 1ro de mayo de 2016
Lo que recuerdo fundamentalmente es el testimonio de la memoria de un anciano, muy anciano, de más de noventa años, que era el tío de una amiga mía en Gualeguaychú, Entre Ríos.
Esta persona, hace muchos años, me contó su vivencia de un Primero de Mayo, cuando era niño. Él me relató su recuerdo de lo que fue un Primero de Mayo en Gualeguaychú, a comienzos de la década de 1920, cuando gobernaba Hipólito Yrigoyen.
Él recordaba muy bien esa fecha, por la brutal represión desplegada por la policía y por la Liga Patriótica, “una represión muy importante”, me decía. En ese momento el recordaba que murieron muchas personas, murieron muchos obreros y peones rurales. Me relataba que en esos años ya había habido muchos enfrentamientos que venían de la Semana Trágica y que habían tenido repercusión en numerosas protestas de obreros en Entre Ríos.
Además, memoraba, que en esa represión estaban ligados los empresarios y los partidos políticos con la complicidad de los curas. Es más, él recordaba cómo desde la torre del campanario de una iglesia, enfrente a una plaza, la policía disparaba balas hacia los obreros que estaban manifestando ese día. Recordaba mucho eso, y a la vez, lo contrastaba con lo que él vio a lo largo de su vida, lo que fueron pasando con los distintos 1 de Mayo, ese Primero fue único.
Para él, durante muchos años, su actividad política no pasó por creer en los partidos, porque él venía de una familia anarquista y él se crió dentro del anarquismo, pero su corazón, siempre “estuvo con la izquierda”.
Si me preguntas, ¿qué pienso del 1 de mayo?, pienso que recordar lo que me relató ese anciano, es una forma de pensar que no siempre esa fecha fue una jornada tranquila y pacífica como lo que estamos acostumbrado a vivir y que el peronismo, sobre todo, instaló como un instrumento de conciliación con el capital.
Hace muchas décadas, ese día, era realmente una jornada de lucha y como tal, los patrones y sus secuaces (gobierno, policía e iglesia) hacían todo lo que estaba a su alcance para impedir que los trabajadores reclamen por sus derechos. La memoria de ese anciano, dice mucho más que unas simples palabras que recuerdan esa masacre, es toda una enseñanza para el presente y el futuro.