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Red Internacional
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Antofagasta. En la región minera miles son suspendidos y arrojados al contagio

Son más de 15 mil trabajadores y trabajadoras las que se han tenido que acoger a la "Ley de Protección del Empleo" en la región de Antofagasta. Teniendo que utilizar su Seguro de Cesantía, que en muchos casos ya llegó a su fin. A lo que se suma la crisis sanitaria, con una alta tasa de contagios.

Viernes 5 de febrero de 2021

La mal llamada "Ley de protección del empleo"-conocida como "ley de suspensiones"-, en realidad protege las ganancias de los empresarios y destruye el salario de los trabajadores. Fue promulgada el año pasado por el Gobierno, con el apoyo de los empresarios y el conjunto de los partidos en el Congreso, desde Revolución Democrática, el Partido Comunista, hasta la UDI, y permite que los empresarios puedan “suspender” el contrato laboral, sin pagar el sueldo de los trabajadores.

¿Cómo financia el trabajador su sueldo? Utilizando el Seguro de Cesantía, es decir, su propio dinero

A nivel nacional son 779.341 las y los trabajadores que se han acogido a esta ley maldita. En la región de Antofagasta han sido 15.539, empujando a que sean las y los trabajadores quienes se financien el salario con su propio seguro de cesantía, el cual en muchos casos ya se agotó, o teniendo que sacar el 10% de sus pensiones, quedando incluso sin fondos. Las "soluciones" del Gobierno solo se remiten a bonos, que realmente no cubren las necesidades básicas de las familias trabajadoras y mal llamadas de clase media, que hoy se encuentran profundamente precarizadas.

Frente a esto, el seremi del Trabajo Álvaro Le Blanc, indicó como un gran logro que Antofagasta no está dentro de las regiones con mayores solicitudes, ya que tenemos actividades productivas importantes, como la minería, que no se han acogido a esta ley y que han mantenido siempre su funcionamiento.

Le Blanc no solo minimiza la situación de miles de familias que ven con incertidumbre su futuro, sino que también se jacta del funcionamiento ininterrumpido de la minería, cuya alta circulación al transportar a miles de trabajadores, tanto de dentro como de fuera de la región, desde las mineras a las ciudades, permiten las condiciones necesarias para la expansión del virus. Lo que en parte ha mantenido a la región en una crisis sanitaria de gran magnitud.

Esto de conjunto, es decir, las suspensiones, los despidos y la sobreexplotación, expresa la cara más brutal de cómo los empresarios, y su amigo Piñera, descargan sin dudar la crisis sobre las familias trabajadoras.

¿Y la CUT?

La CUT, dirigida por el Partido Comunista- que votó la Ley de Protección al Empleo-, entró en cuarentena antes de la pandemia. Y es que post la histórica huelga del 12 de noviembre del año pasado, no solo renunciaron al Fuera Piñera, sino que han dejado pasar todos los ataques del Gobierno y los empresarios, partiendo por los despidos y la suspensiones; así como también su nulo actuar ante los miles de trabajadores y trabajadoras contagiadas durante la pandemia.

Esta tregua con el Gobierno, pudimos nuevamente observarla en la reciente junta de Bárbara Figueroa, presidenta de la CUT y del Partido Comunista, con el Ministro de Hacienda, para "abrir el diálogo" y "trabajar en materias de empleo"; una burla.

Ante esto debemos exigir tanto a la CUT, como a los Sindicatos de las grandes mineras, que salgan de la cuarentena en la que se han encontrado durante los meses de pandemia, y que dejen de ser en los hechos cómplices de la política criminal de los grandes capitales nacionales y transnacionales, así como también del mismo Piñera. Organizando a las y los trabajadores, para luchar por la derogación de la "Ley de protección del empleo” y la prohibición de los despidos.

Además de garantizar a todas y todos los trabajadores informales, independientes y desempleados que se quedaron sin ingresos por la pandemia o que perciben ingresos inferiores a la canasta familiar, un salario de emergencia igual a 500 mil pesos.

Este plan puede perfectamente ser costeado por impuestos a las grandes fortunas y también a grandes riquezas, como la minería. Es hora de cambiar las reglas del juego, y que los grandes empresarios paguen la crisis y no el pueblo trabajador.

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