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Red Internacional
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ELECCIONES 2018. En marcha fraude electoral del INE: expertos de la Universidad de Texas

Experto de la Universidad de Texas en El Paso (UTEP) explica el mecanismo del fraude que asegura está por venir. Mientras, López Obrador ratifica su visión contraria a defender el voto popular.

Arturo Méndez Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase

Martes 20 de marzo de 2018

Jorge Alberto López Gallardo, profesor de Física Nuclear de la (UTEP) señaló, en entrevista con Sin Embargo, que desde el Instituto Nacional Electoral (INE) ya se prepara la consumación del fraude electoral del 1 de julio.

El investigador fue observador no oficial de las elecciones presidenciales de 2006 y 2012, cuyos números analizó junto a un grupo de expertos, concluyendo que en ambos casos hubo fraude, pues se observaron cambios imposibles de acuerdo a una serie de reglas estadísticas.

En el caso de la elección del 2006, López Gallardo escribió el libro 2006 ¿Fraude Electoral? el cual sintetizaba el trabajo de los investigadores -nacionales y extranjeros- llamados anomaleros; los cuales estudiaron las anomalías, principalmente estadísticas, mostradas por los resultados de las elecciones presidenciales mexicanas en 2006.

Explicó que el fraude ya inició, con flujos de dinero ilícito para propaganda, compra de votos y manipulación de encuestas, muy probablemente a favor de José Antonio Meade. Luego seguirá una campaña encabezada por "expertos" para denostar a López Obrador, puntero en las encuestas de preferencia.

El INE ya anunció el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) y el Conteo Rápido de nueva generación, que cuenta con un sistema de modificación de datos a voluntad, creado en 2006 por una empresa de Diego Hildebrando Zavala, cuñado de Felipe Calderón, que ayudo a llevar primero a éste a la presidencia y luego a Peña Nieto en 2012. Según López Gallardo, este software se instalará en algún servidor secreto semanas antes del 1 de julio, mientras se forman grupos para la compra de votos.

Según López Gallardo, el 1 de julio, la operación consistirá en la sustitución de representantes de casilla, acarreos, intimidación a votantes, compra de fotos de boletas electorales, “embarazo” e incluso robo y quema de urnas.

Finalmente, a las 23 horas con tan sólo 12% de las casillas computadas, el INE anunciará la derrota de López Obrador y durante la madrugada, bajo resguardo del ejército, se abrirán paquetes y se reemplazarán boletas para consumar el fraude.

Ya no voy a estar yo deteniendo a la gente: AMLO

Las anomalías enunciadas por el investigador prevén la posibilidad de un fraude electoral y ante esta posibilidad, López Obrador declaró a principios de marzo que él se iría a Palenque, "y a ver quién va a amarrar al tigre, el que suelte el tigre que lo amarre, ya no voy a estar yo deteniendo a la gente”. Amagando con un importante cambio en la política de desvío y contención de las luchas antifraude de los últimos años.

En varias elecciones presidenciales recientes hemos podido atestiguar como ocurre esa “detención del tigre”, es decir, el pueblo indignado movilizándose en defensa del voto popular. El movimiento de masas contra el fraude de 1988, que llevó a la presidencia a Salinas de Gortari, fue contenido por el mismo Cuauhtémoc Cárdenas, quien llamaba a confiar en las instituciones y la legalidad mientras el presidente impuesto desataba feroces ataques contra el sindicato petrolero y cientos de activistas democráticos. La situación fue controlada finalmente mediante la creación del PRD 1989 que ofrecía a las masas la posible victoria seis años después.

En 2006, las multitudinarias movilizaciones que coreaban "voto por voto, casilla por casilla" ante el fraude que dio por ganador a Felipe Calderón, fueron contenidas por López Obrador con la política pasiva del plantón en Reforma. Esta política era la que “detenía a la gente” para que dejara de protestar en las calles y frente a las instituciones de gobierno y le hacía “mantener la esperanza” para los comicios presidenciales.

La ausencia de una política decidida por parte de AMLO para defender el voto se repitió tras el fraude del 2012, a pesar de que la juventud se manifestaba en las calles con el movimiento YoSoy132 contra la elección de Peña Nieto. En esta ocasión López Obrador tuvo que hacer la promesa explícita y ante el público televidente de que no encabezaría movilizaciones de protesta, promesa que hasta la fecha ha cumplido.

Sólo que, en esta ocasión no se trataría sólo de una política de "detener a la gente", sino directamente de una negativa a defender la voluntad popular, pues Andrés Manuel, en su afán de ser aceptado por quienes detentan el poder en este país como una alternativa viable de gobierno, además de ofrecer candidaturas a diestra y siniestra a figuras provenientes de los partidos de la “mafia del poder” y rodearse de empresarios, no está dispuesto a encabezar a las masas en su lucha por el derecho democrático elemental a que se respete su voto. Por eso su desafortunada declaración de que “no detendrá al tigre” que soltarían el INE y Peña Nieto si se deciden por consumar el fraude a toda costa.

Lo anterior, en un escenario marcado por el recrudecimiento de la represión a la protesta social y la violación de derechos humanos en el marco de la Ley de Seguridad Interior, con la que se busca blindar el proceso electoral, es decir, en un escenario de amedrentamiento de las masas ante las urnas. Pero, ¿y si el “tigre” se soltara? ¿No querría Andrés Manuel salir al ruedo quizás por última vez para garantizar una salida lo menos cruenta posible y darle estabilidad y tranquilidad al régimen? Caras vemos...

La impaciencia de las masas ante tanta crisis y precarización de la vida puede hacer que se den en México escenarios como en Centroamérica. Como ya con justa razón se alertó en redes sociales sobre el espejo de Honduras, en momentos en que el ejército reprimía brutalmente las protestas contra el fraude electoral luego de los comicios de noviembre de 2017, mientras en México se anunciaba la Ley de Seguridad Interior.

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Ante un nuevo fraude electoral, sólo la más amplia movilización en las calles podrá hacer prevalecer la voluntad popular; y sólo la auto-organización desde los centros de trabajo y estudio, desde los barrios y colonias, podrá garantizar la autodefensa frente a la represión.