Miércoles 11 de octubre de 2017
Comenzó en la capital estadounidense la cuarta ronda de negociaciones entre México, Canadá y Estados Unidos, la incertidumbre prima pues el presidente Trump declaró que lo mejor sería dar fin al Tratado de Libre Comercio.
“Creo que el TLC tendrá que ser terminado, si queremos llegar a un buen acuerdo. De lo contrario, no creo que se pueda negociar mucho”, mantuvo.
La declaración de Trump se da en la proximidad de una visita del primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, a la Casa Blanca para tratar el tema.
De acuerdo con el ministro de economía mexicano, Ildefonso Guajardo, jefe de los negociadores de su país, se busca una alternativa en caso del fin del tratado pues si termina el TLCAN "la certidumbre jurídica para la inversión en México podría perderse".
Sin embargo, el panorama parece apuntar a que el tratado trinacional termine y que las condiciones arancelarias del comercio se negocien entre cada país, bilateralmente.
Si cualquiera de los socios decidiera abandonar el TLCAN, el proceso dictado por el Artículo 2205 dice que tendrá que ser enviada una carta a los gobiernos anunciando su intención, en un periodo validado en seis meses.
Estados Unidos ha desplegado como una de sus políticas actualizar todos sus tratados de libre comercio con países de América Latina, una vez que concluya la modernización del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“(Todos) necesitan ser modernizados, más o menos”, dijo Robert Lighthizer, representante comercial de la Casa Blanca, en referencia a los TLC con Perú, Colombia, Panamá, Chile y Centroamérica (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y República Dominicana).
Lo cierto es que los exabruptos de Trump han generado la oposición de la Cámara de Comercio estadounidense, que vía sus representantes aseguró que defenderán “hasta la muerte” el TLC. Es decir, no están dispuestos a resignar las cuantiosas ganancias que obtienen gracias a la superexplotación laboral de los trabajadores en México, quienes perciben los sueldos más bajos de los países nucleados en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Mientras tanto, Manuel Gutiérrez, embajador de México en Washington declaró
“Estamos dispuestos a buscar maneras en que podamos aumentar el contenido de América del Norte, pero debemos ser cuidadosos en cómo los hacemos”.
Según el embajador, si se registra un alza en los costos para la industria automotriz, tal como las propias empresas han previsto, ante las exigencias de contenido nacional, la región podría empezar la importación de autos más económicos de países ajenos a América del Norte. El proyecto de la globalización, desplegado a partir de la década de 1980, cruje.
Lo cierto es que tanto el proteccionismo como la globalización implican una profundización de las condiciones de vida y de trabajo de las mayorías.
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