Jueves 12 de septiembre de 2024 14:45
Tal vez nunca lleguen a tener una Pato en su vida con quien compartir parte de la vida, las calles, aventuras, vacaciones, y sobre todo afrontar y dar pelea a los problemas de la vida cotidiana. Una Pato que les cuente los secretos detrás de las paredes de Nordelta en primera persona y luche junto a sus compañeras trabajadoras de limpieza. Por eso estas líneas buscan ser una memoria pero también un escrito de quien fue Patricia de Los Troncos.
Desde muy joven se encontró con lo más duro de la vida, y con una familia que dependía plenamente de ella.
Logró un techo para sus hijos e hijas a base de conquistar y arrancarle tierras deshabitadas a Tigre, un Municipio que no provee lo esencial a sus habitantes pero si sirve en bandeja todo a los countries y barrios cerrados que allí se encuentran.
En ese mundo dual, ciertamente muy marcado en el Municipio de Massa, donde se hace sentir constantemente a quienes son pobres y quienes son dueños del "mundo", supo abrirse paso Pato; aunque siempre trató de no hacerlo sola.
El alimento que debía llegar a sus hijos y poder darle susbsitencia a su vida lo encontró en gran parte limpiando los pisos y suciedades de ricos, clase medieros y millonarios. Los secretos de Nordelta los tenía en sus propios oídos y eso le generaba odio y rabia día a día.
"No sabes lo que me enteré hoy" te decía con enojo en sus ojos, y continuaba "¡Se cuelgan de la luz! Les vi la boleta. ¡Y yo no puedo pagar la factura con la miseria que me pagan y ellos se cuelgan!".
Pero no eran solo los servicios lo que llegaba a su conocimiento: "Mañana allanan el 4B" decia con una cancha como quien maneja muy bien el tema. Desconcertado preguntabas al instante "¿Cómo sabes, Patito?" y no dudaba en responder "Ja, es la clásica: vaciaron el departamento. Siempre que ves eso, al otro día cae la AFIP o la policía. Se enteran un dias antes estos turros".
¿Cómo no acumular odio momento a momento, barrida a barrida? Pero no era solo la factura de luz la que le mostraba todo el tiempo que era una trabajadora, desposeída de toda propiedad. Para llegar a Nordelta, a quienes no saben, se accede en colectivo. Solía haber una empresa privada exclusiva hasta que habilitaron, luego de mucho reclamo, una línea pública.
"De vuelta la cheta me miró de arriba abajo, hasta siento que me quería oler, cuando subí y osé sentarme al lado. Le limpio las casas pero cuando te encuentran en un colectivo te rebajan con la mirada y hasta te huelen." y le hervía la garganta con cada palabra que usaba para contar esas historias.
Un dia dijo ¡Basta! y frente al destrato, maltrato, que el colectivo no parara, que la miraran mal, y mucho más, dijo ¡Basta!. Con la personalidad que la caracterizaba gritó a la larga fila que la acompañaba "No chicas, no nos tratan más asi. Cortemos las calles. No se dejen pisotear; ¡Juntas podemos cambiarlo!". Sin más les demostró a los dueños del "mundo" que incluso en su propio hogar la lucha llegaba por toda la explotación y opresión que sufre la clase trabajadora dia a día. El corte fue tan grande que los medios nacionales de televisión se acercaron a transmitirlo.
Sin que ningún patrón/a lo supiera había grupos de WhatsApp donde ellas se organizaban y discutían. Cada una en una casa diferente a paredes de distancia conectadas. No solo para compartir vivencias, y pensar que hacer, sino también para advertirse. "¿Podés creer que el sorete no le pagó?" te compartía en una charla. "La llamó a trabajar, le hizo hacer de todo y ahora la bicicletea con el pago. Se creen impunes entonces tenés que ir a tocar todos los días el timbre por 200 miseros pesos." y así como lo contaba se advertían entre ellas para no sufrir más estafas de las que ya vivían.
La vida en general y sus ansias de cambiarlo todo ya, le generaban una impotencia constante a Pato. Parte de sus idas y venidas en las filas trotskistas entre otras cosas. Pero hasta el último día lucho y trató de cambiar las cosas para ella, su familia, sus compañeras de Nordelta y los trabajadores del mundo.
Sin dormir, con 7 hijos a cuesta, estaba a las 6 de la mañana cortando Panamericana por los trabajadores despedidos y en lucha. No existía para ella el descanso, es un lujo que no se iba a dar.
La recordaremos asi: con un puño en alto, pero también en su preciado tesoro de 15 días que eran sus vacaciones. Desvivida por ver un arroyo, o el mar, correr otra vez.
Tus queridos y amigos te vamos a extrañar. Pero siempre en la memoria estará tu fuerza para la lucha y salir siempre adelante.
¡Hasta el socialismo siempre, querida Pato!
Emiliano Martínez
Profesor | Pasante Instituto Antártico Argentino | Est. Lic. en Ciencias Biológicas, Exactas - UBA