Con su discurso en la moneda, el multimillonario presidente declaró el inicio de la segunda transición. Debilitado en el congreso, anunció la realización de cinco acuerdos nacionales.
Lunes 12 de marzo de 2018 13:23
A las 20:30 horas de este domingo, Sebastián Piñera salió por el balcón de la sede presidencial, el Palacio de la Moneda, para dar su primer discurso como nuevo presidente. Entre los ejes del mismo estuvieron la protección de la clase media y cinco acuerdos nacionales relacionados con las temáticas infancia, salud, seguridad, paz en la Araucanía y desarrollo económico.
El contenido de su discurso puso en el centro el fortalecimiento del modelo neoliberal, expresado en el peso dado a la "gestión empresarial"- y el rol del "sector privado"-, en contraposición a la "gestión" realizada por el Estado, con eje en la importancia del crecimiento económico en pos de la estabilidad del régimen.
Lo anterior se relaciona con otro de los objetivos fundamentales de la derecha y el gobierno de Piñera: la tarea estratégica de cambiar la relación de fuerzas impuesta por el ciclo de movilizaciones desde el 2011. Por eso en su discurso el nuevo presidente tuvo que responder a la "agenda social" y a las reivindicaciones que en las calles se han exigido, refiriéndose a temáticas como educación- planteando que se asegurará para los niños en todos sus niveles, pero obviamente sin mencionar a la demanda de gratuidad universal en todos sus niveles-, aumentar las pensiones- que sería manteniendo el sistema de AFP y su negocio en base a la lógica de capitalización individual-, o hablando de la violencia hacia las mujeres- aunque siempre de manera más bien abstracta y jamás tocando los pilares de esta sociedad capitalista y desigual.
Piñera fue claro, a la par que hace alusión a temáticas sociales y se muestra como una derecha "preocupada" de las necesidades de la población, su respuesta es poner al centro el modelo neoliberal, por eso habló de la protección a la clase media para entregar más bonos, de subir las jubilaciones y sueldos a costa de mayor flexibilidad laboral como anunció más temprano su ministro del Trabajo. Aseguro que busca aliviar las deudas de la juventud y las familias, pero manteniendo el negocio en la educación.
Se trata de un giro de agenda que tiene en el foco respuestas neoliberales a las demandas que vienen reclamando en las calles la juventud, los trabajadores, las mujeres, y que la derecha buscará responder desde una agenda de mayor flexibilidad laboral y ataques.
Sumado a esto, Piñera enfatiza en aspectos reaccionarios y represivos como la modernización de las policías y "el modelo de inteligencia"-el modelo que crea montajes contra el pueblo mapuche como la conocida "Operación Huracán"-, en la importancia de fortalecer la relación de Carabineros, Poder Judicial y Estado, y en la necesidad de "paz en la Araucanía".
Para avanzar en todo esto requiere de unidad nacional, a través de acuerdos, que cohesione a la burguesía para su propósito, más aún considerando la debilidad política del nuevo gobierno.
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Una temprana derrota para la derecha
Más temprano y antes del cambio de mando, la derecha sufría su primera derrota política antes de iniciar su mandato. Ambas Cámaras, de diputados y senadores, quedaron en manos de la oposición abriendo así el difícil camino que tendrá la derecha para gobernar.
Para poder lograr esto, el nuevo gobierno tendrá que recomponer y recrear una nueva base social. Es una situación que no será para nada fácil como muestran otras experiencias en la región como Macri en la Argentina, Kuczynki en Perú o el golpista Temer en Brasil que vienen a la baja y cada vez con más problemas; aunque en el caso de Piñera es importante mencionar que aún está por verse el curso de su mandato, por haber asumido recién, y porque existen expectativas en la población, expresadas, en alguna medida, en la ubicación relativamente bien en las encuestas del gobierno de la derecha.
A la captura de la clase media
El discurso de Piñera estuvo marcado por la protección a la clase media. En las expectativas del nuevo gobierno, se encuentran millones que lo votaron buscando mayor empleo y mejoras.
Es la línea de la derecha para conquistar a una nueva base votante y asegurar un sector que antiguamente escogió a la Concertación y la Nueva Mayoría.
Tiempos mejores (para los empresarios)
Al cierre de su clásico “se vienen tiempos mejores” la derecha delinea su estrategia para encarar este nuevo gobierno buscando una unidad perdida con la oposición, resaltando la política de los consensos de los noventa.
Lo cierto es que será un nuevo ciclo presidencial marcado por las dificultades de los empresarios para imponer una nueva hegemonía.
En este camino, será clave la unidad desde las bases de los trabajadores, estudiantes y los movimientos sociales independiente de la Nueva Mayoría para resistir a los ataques de la derecha y por la conquista de todas nuestras demandas.
Un camino distinto al que se encumbra el Frente Amplio que viene de realizar un acuerdo parlamentario para presidir la cámara de diputados y senadores y que reedita la política impulsada por el Partido Comunista de confianza en los partidos políticos de los empresarios de la otrora Concertación.
Boric señaló ya estar de acuerdo con un acuerdo nacional por el Sename mostrando el rol que planea cumplir el Frente Amplio en el parlamento.
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