Durante la pandemia continúan las obras del nuevo aeropuerto Felipe Ángeles en Santa Lucía, Estado de México, aunque definitivamente no es una actividad esencial. Los trabajadores ya han hallado numerosos restos de fauna del pleistoceno. El patrimonio paleontológico, como el cultural, se edifican a base de la precarización laboral.
Viernes 22 de mayo de 2020 12:25
Como sucede en gran parte de las obras en construcción, el Instituto Nacional de Antropología e Historia envió a un equipo de salvamento arqueológico a inspeccionar el terreno donde se está edificando el aeropuerto de Santa Lucía, una de las obras estrella del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
Los bienes o restos que se hallan -sean arqueológicos o paleontológicos- son propiedad de la nación, inalienables e imprescriptibles según la Ley federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicas. Pero es evidente que cuando hay megaconstrucciones y contratos millonarios de por medio están en riesgo.
El hallazgo más significativo hasta ahora son restos de 60 mamuts de la era del pleistoceno, un período que se extendió desde hace 2,59 millones de años hasta el 10 mil a. C. aproximadamente, y se clasifica como parte de la era cuaternaria.
Desde 2019 se han encontrado estos vestigios, y el coordinador nacional del INAH Pedro Francisco Sánchez había indicado que el nuevo aeropuerto se localiza en lo que alguna vez fue el lago de Xaltocan, y que era muy probable hallar fósiles de animales prehistóricos.
El hallazgo de restos de mamuts indica que se trata de una zona pantanosa, un hecho que puede dificultar la construcción de una megaobra de estas características.
Por su parte, Salvador Pulido, director de Salvamento del INAH, había indicado que estos descubrimientos no frenarían las labores de construcción del nuevo aeropuerto. Con trabajos, los especialistas del INAH pudieron rescatar los restos de un mamut en el perímetro de donde estará la torre de control.
Al inicio de los trabajos de salvamento, en abril de 2019, preveían encontrar restos, pero no tantos como los que hallaron. Tan es así que comenzaron con la exploración y el salvamento tres arqueólogos con doce asistentes y ahora hay 31 cada uno con su equipo.
Los mamuts que se hallaron son de la variedad columbi, mamut colombiano. Otros tipos de fauna encontrados son bisontes, camellos y caballos.
Muchos de los trabajadores del INAH que hacen estos hallazgos trabajan en la precariedad. Los contratan por proyectos y no tienen seguridad social ni el Estado reconoce que son trabajadores del instituto. Incluso a veces hay retrasos en los salarios, como pasó a inicios de mayo, aunque luego les pagaron. Ante la pandemia que estamos viviendo, aún cuando su salud está en riesgo, trabajan porque de otra manera no tendrían ingresos.
A pesar del asombro y la curiosidad que despiertan estos hallazgos, es imposible no preguntarse porqué, en el marco de la pandemia, el gobierno insiste con megaproyectos como éste, declarado un asunto de "seguridad nacional". Los vuelos comerciales fueron muy afectados, y por un tiempo aún indefinido, no habrá saturación del aeropuerto internacional Benito Juárez de la Ciudad de México.
Mantener las obras en Santa Lucía, a las cuales se oponen los habitantes de la región, expone innecesariamente a las y los trabajadores de la construcción que laboran ahí, así como a las y los trabajadores del INAH. En el primer caso, las contratistas deberían pagar el 100% del salario y darles licencia, y en el otro debería hacer lo mismo el Estado.