Rebeca estudiante del CBC de Filosofía cuenta a La Izquierda Diario su experiencia.
Viernes 14 de octubre de 2016 17:47
El XXXI Encuentro Nacional de Mujeres fue para mí el primero y superó todas mis expectativas. En el acto de apertura ver la gran cantidad de mujeres fue muy emotivo, todas estaban allí organizadas para luchar. Los días siguientes participé en varios talleres y de cada uno aprendí mucho, escuché a mujeres contando sus experiencias y me enorgullecí por todas ellas. Le dan pelea a este repugnante sistema que nos quiere hacer creer que no valemos, generando una enorme desigualdad de género.
Principalmente con los talleres conocí nuevas perspectivas, tomé conciencia de la importancia que tiene la legalización del aborto; mediante el ganaremos el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos. Esto me llevó a la contundente reflexión de que mi cuerpo me pertenece y en efecto no es propiedad de este sistema al que le conviene tenernos sumisas. Hartas de tales injusticias nos sublevamos y de esto cuenta el Encuentro. El domingo fue la gran marcha multitudinaria, donde nuevamente fue emocionante ver la descomunal cantidad de mujeres, gritando para que no se quede ni un solo rosarino ni nadie, sin escuchar nuestros reclamos.
En el cierre fui consciente de la experiencia vivida y me dieron ganas de participar de los encuentros venideros.
Lo lamentable fue la votación, si es que se le puede llamar así, que constó de aplausos. Una metodología que no es nada representativa porque no tiene verdaderamente en cuenta la elección de cada una de las mujeres que participaron desde el primer día. Finalmente se "decidió" (una minoría absoluta) que la sede del próximo Encuentro sea en el Chaco, en vez de ser en Buenos Aires, el centro político de mayor población.
El Encuentro de ser en Capital, sería masivo y los medios de comunicación obligados, visibilizarían la lucha.
