Domingo 16 de octubre de 2016
Llenar la infinidad de los espacios que me rodean. Haber caminado por el fuego sin levantar las cenizas. Las manos al viento esquivando las balas, perseguir al movimiento. Una bailarina de Degas sin fotografiar: meter las manos por los ojos de las cerraduras. Las posiciones de las manos alzándose sin rostro, mirándome en el espejo de la calle del cemento mirando a mis compañeras, pulverizando las rosas, masacrando los sacrificios que me imponen, naciendo por la espalda. Persiguiendo al movimiento, sosteniendo la mirada fugaz, acariciar con la punta de mis pies, no abandonarme jamás, ocupar la calle, ser prepotente, insistir en mis extremos, congelarme, herir, quemar las cruces, pintar el cemento con el baile de mi furor, abrazarme a mi cintura, rodearme, luchar, calcular la fuerza de mis dedos, verme en perfil, ser despiadada en mis cálculos, no ceder ni una pizca, nada, ni, nunca. Esquivar más balas, remolino inútil, me estoy mirando en mil ojos, me despego del suelo, no hay cielo que me alcance, penetro en cada cicatriz de mi pasado, lucho, busco los ojos, estiro las piernas. Ni recuerdo al olvido, me pierdo en el futuro, después de tanta y feroz muerte repito la firmeza : avanzo a paso punta ,pie, rodilla cadera, torso manos cabeza Rosa pulverizada estoy en todos sus miedos, primavera, sol, ya no se atreverá a desterrarme, me eternizo, esquivo los últimos perdigones y me deposito lentamente en lo manso del engranaje para bailarlo y que se destruya al compás.
Texto: Chiqui Nardone
Ilustración: Iara Rueda
Iara Rueda
Ilustradora