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Universidad. Encuesta de la UNCo revela que casi el 40 % cursa con un celular

La encuesta implicó a más de 6 mil estudiantes y muestra las consecuencias de la experiencia de cursado virtual a lo largo de 2020. Evidenciando las diferencias en el acceso a la educación en tiempos de pandemia.

Jueves 4 de marzo de 2021 11:52

A finales de 2020 la Secretaría de Planeamiento y Desarrollo Institucional de la UNCo publicó el informe con los resultados de la encuesta sobre la experiencia educativa de las y los estudiantes durante la pandemia. El relevamiento procesa las respuestas de 6.185 estudiantes de grado/ pregrado y posgrado de las diferentes facultades de la UNCo que completaron un formulario virtual lanzado por la universidad entre Septiembre y Octubre del pasado año (sobre un total de 34.433 estudiantes).

En el relevamiento hay importantes datos sobre los recursos y condiciones de cursado, así como valoraciones sobre la cursada virtual que hicieron las y los estudiantes. Al igual que los resultados de la encuesta realizada por el Centro de Estudiantes de Humanidades a principios del 2020, los números del relevamiento institucional expresan la precariedad de la experiencia educativa de la virtualidad y las profundas desigualdades que hay en la UNCo.

Precariedad, permanencia y deserción

Uno de los datos más llamativos del relevamiento institucional de la UNCo es sobre los dispositivos electrónicos utilizados para cursar. Durante 2020 un 37,4% de los y las estudiantes utilizó su celular para cursar y el 13% respondió que sus dispositivos no tienen cámara, micrófono o altavoces/parlantes, o que sí los tienen pero no funcionan correctamente.

Por otro lado, un 49% comparte su dispositivo con algún otro miembro del grupo familiar, por lo que el tiempo del cual dispone del dispositivo compartido no es suficiente para llevar la cursada virtual.

Y finalmente, si bien el 85% señaló que cuenta con internet del domicilio (banda ancha, cable, fibra óptica, wifi), más del 50% tiene problemas con su conexión.

En estas condiciones de conectividad, un 44% de las y los estudiantes de grado y pregrado que respondieron la encuesta indicaron que pudieron llevar sólo alguna o ninguna de las materia a las que se inscribió. Los principales motivos de ello, en orden de importancia, fueron: la dificultad para adaptarse a la virtualidad, la situación personal en la cuarentena, la falta de acompañamiento pedagógico, preferencia por la presencialidad y el no acceso a internet.

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En este último dato se vuelve patente el impacto negativo de la virtualidad para un gran porcentaje de estudiantes. Y probablemente, aquellos que dejaron la cursada estén subrepresentados en la encuesta. La propia Secretaria Académica de la Universidad, Lidia Lopez, declaró a principios del 2020 que ya había un 60% de deserción en ingresantes. Sin embargo, ni el relevamiento ni tampoco las autoridades universitarias publican datos claros sobre la tasa general de deserción del 2020.

Desigualdad

El relevamiento institucional también muestra datos sobre la realidad social de los y las estudiantes de la UNCo, en relación al trabajo, el acceso a la salud y las condiciones en el hogar.

Lo más distintivo es que el 42% de las y los estudiantes encuestados estudia y trabaja. De ellos un 54% lo hace en la informalidad, sin percibir aportes jubilatorios ni obra social. También, un 2,2% quedó sin empleo durante la pandemia. A pesar de las dificultades económicas que expresan los y las estudiantes encuestadas, sólo un 6% recibe alguna beca como ayuda para realizar sus estudios.

En el acceso a la salud también queda en evidencia que un 30,7% no tiene obra social y sobre los problemas de salud recurrentes, los y las estudiantes resaltan problemas de índole psicológica y de salud mental (estrés, cansancio, ansiedad y depresión, entre los más especificados).

Por la composición de los hogares, el 91,1% de los y las encuestadas respondió que vive con dos o más personas y el 51% vive con 4 personas o más. Por lo que es común el problema de no contar con un ambiente tranquilo o adecuado para su cursar desde sus hogares. De hecho el 25,3% de los encuestados considera que no lo tiene.

Virtualidad y presencialidad

La valoración de la experiencia de la virtualidad es mayoritariamente positiva, pero como contracara de que permitió sortear las dificultades económicas para mantener la cursada. Por eso, el 35% rescata que con la virtualidad pudo ahorrar los costos de transporte y las fotocopias. Pero hacia el final de este tramo de la encuesta, el 50,4% contestó estar en desacuerdo con seguir cursando en la virtualidad en un futuro.

La aparente paradoja responde a cuestiones más complejas que no son abordadas profundamente ni por la universidad ni por el gobierno. La virtualidad tuvo un impacto desigual, pero entre quienes la sostuvieron, se expresa la dificultad para hacerlo. Incluso lo que se “rescata” es que permitió sortear dificultades económicas de sueldos que no alcanzan, becas que no hay, dispositivos adecuados que no están garantizados para docentes y estudiantes.

Y es que la virtualidad expresa de otra forma las mismas contradicciones que la cursada en tiempos “normales”: una universidad que expulsa continuamente a una gran parte de jóvenes que hacen un enorme esfuerzo por mantener la cursada, laburando, sin becas, con largos viajes en bondi.

Garantizar el acceso, permanencia y egreso es un problema acuciante

Los números del relevamiento institucional revelan la urgente necesidad de políticas para que un gran sector de estudiantes no quede afuera de la universidad. Sin embargo, el gobierno nacional hace todo lo contrario. Elimina el IFE y recorta arriba de un 9%, en términos reales, el presupuesto universitario de todo el país. Como en otras áreas, hace un ajuste fiscal para tener más activos con los que pagar la deuda al FMI que contrajo el macrismo.

Los gobiernos provinciales de Omar Gutierrez en Neuquén y Arabela Carreras en Río Negro, defienden con los hechos el desfinanciamiento de la universidad y la educación pública de conjunto. Neuquén tuvo en enero un récord de producción de petróleo, con niveles que no se registraban hace 14 años. Pero con ello lo único que han realizado hacia la UNCo fue construir un laboratorio en la Facultad de Ingeniería en convenio con YPF. Además de poner al servicio de las multinacionales a decenas de profesionales con pasantías gratuitas. FMI y extractivismo, las prioridades del Estado.

Por su parte, el rector de la UNCO Crisafulli y las autoridades universitarias aceptan “sin hacer olas” los recortes y toman la decisión unilateral de continuar la virtualidad sin consultar a nadie. Incluso, pasando por encima de los órganos universitarios de co-gobierno, donde de los y las estudiantes somos una minoría.

Se hace inevitable la exigencia a la Federación Universitaria del Comahue (FUC) -que dirigen MILES y la CEPA- de salir de la total pasividad y convocar instancias de deliberación y organización estudiantil. Como ejemplo contrario, el centro de estudiantes de Humanidades, presidido por En Clave Roja, organizó asambleas durante todo el año, una encuesta para conocer la realidad estudiantil y voluntariados en fábricas que reorientaron la producción.

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Es necesario volver a poner en la agenda la lucha por becas integrales y dispositivos de conectividad para quienes lo necesiten. Obras edilicias para que haya un espacio apto cuando se retorne la presencialidad y las inversiones necesarias para un protocolo de seguridad que debe ser discutido por estudiantes, docentes y no docentes.


Ulices Candia

Estudiante de Sociología - Consejero Superior de la UNCo

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