Se produjeron disparos contra una manifestación de Hezbollah y sus aliados, que temen ser acusados de la explosión del puerto de Beirut, que causó al menos seis muertos y decenas de heridos. Este es el último acto de un régimen profundamente corrupto.
Jueves 14 de octubre de 2021 20:49
Este jueves, la formación político-militar chiíta Hezbollah y su aliado, también chiíta, Amal, organizaron una manifestación frente al Palacio de Justicia de Beirut, capital del Líbano. Exigían el relevo del juez Tarek Bitar, que dirige la investigación de la doble explosión en el puerto de Beirut en agosto de 2020. Como recordatorio, esta explosión mató a casi 220 personas e hirió a más de 7.500, destruyendo gran parte de la ciudad. Las organizaciones chiíes acusaron al juez de llevar a cabo una investigación "politizada" tras emitir una orden de detención contra Ali Hassan Khalil, líder del movimiento Amal.
La situación se tornó rápidamente dramática cuando se produjeron disparos contra los manifestantes. Según Hezbollah fueron francotiradores. A continuación se produjeron violentos enfrentamientos que duraron al menos tres horas, en pleno centro de Beirut. Se habla de al menos seis muertos y varias decenas de heridos. Las imágenes publicadas en las redes sociales son impresionantes: intercambios de disparos con armas automáticas e incluso con cohetes. El pánico se extendió naturalmente a la población de los barrios afectados por los enfrentamientos, que trató de huir, de protegerse, de proteger a los niños refugiados en las escuelas.
🇱🇧🚨| Plusieurs personnes sont décédées dans des affrontements à Beyrouth. L'armée a déclaré que les tirs visaient des manifestants qui demandaient la révocation du juge chargé d'enquêter sur l'explosion survenue l'année dernière dans le port de la ville. pic.twitter.com/zfUQDAF5qs
— C O U P S U R E (@COUPSURE) October 14, 2021
Varias personas murieron en enfrentamientos en Beirut. El ejército dijo que los disparos iban dirigidos a los manifestantes que exigían la destitución del juez que investigaba la explosión del año pasado en el puerto de la ciudad.
Hay muchas cuestiones políticas implicadas en esta investigación. Todos los gobiernos y sus miembros de los últimos años sabían del almacenamiento de una carga peligrosa en el corazón de esta ciudad densamente poblada. Sin embargo, en el contexto políticamente sensible del Líbano, una investigación de este tipo está destinada a ser politizada, con enormes consecuencias para los responsables. Y esto es tanto más cierto cuanto que existe un creciente descontento entre la población por la falta de respuesta a tal catástrofe.
En otras palabras, tanto la falta de respuesta como los violentos enfrentamientos del jueves son el resultado de un complejo sistema político totalmente encorsetado por los intereses económicos, políticos e incluso militares de las diferentes facciones en el poder desde el final de la guerra civil. En este sentido, si no consiguen llegar a un acuerdo de forma "pacífica", recurrir a distintas demostraciones de fuerza e incluso a los enfrentamientos armados se hace prácticamente inevitable. Algunos analistas hablan incluso del riesgo de guerra civil, aunque es demasiado pronto para decirlo.
Las potencias imperialistas, como Francia, pero también Estados Unidos, cuya subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, se encontraba en la capital libanesa en el momento de los enfrentamientos, llaman a la calma y al mismo tiempo abogan por la "independencia" de la justicia. No les importa la verdad y la justicia para las víctimas de este terrible desastre. En realidad, intentan debilitar a un aliado regional fundamental de Irán. Porque los aliados de Occidente son, por supuesto, tan corruptos y sanguinarios como Hezbollah. En otras palabras, es una actitud hipócrita de potencias como Francia, cuyo gobierno se hizo pasar por garante y protector de la población libanesa tras la explosión de agosto de 2020.
Esta situación es tanto más trágica cuanto que se produce en medio de una crisis económica histórica en el país. "La economía se ha hundido prácticamente, y la sociedad con ella. Según el Banco Mundial, la actual crisis económica del Líbano podría ser una de las tres peores crisis económicas que el banco ha visto en los últimos 150 años", afirma Nazih Osseiran, periodista libanés del Wall Street Journal. De hecho, la lira libanesa ha perdido el 90% de su valor desde 2019, casi el 80% de la población ha caído por debajo de la línea de pobreza, hay escasez de combustible y la electricidad se ha racionado cortándose durante varias horas al día. La inflación también se ha disparado.
Toda esta situación demuestra que la clase obrera y las clases populares libanesas no encontrarán ningún aliado entre la burguesía nacional, que está aliada con potencias regionales reaccionarias como Irán o con los imperialistas. El corrupto régimen libanés es incapaz de ofrecer siquiera un principio de respuesta sobre lo ocurrido en la explosión del puerto de Beirut. Las respuestas al desastre portuario, pero también a los problemas estructurales de las clases populares y trabajadoras libanesas, saldrán de las ruinas de este régimen corrupto.